16 de abril 2024 - 18:22

Funcionario clave de Lula revela su mega plan industrial: ¿Cómo impactará en Argentina?

El presidente del poderoso Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil, Aloizio Mercadante, detalló a Ámbito el ambicioso programa productivo que inquieta a los empresarios argentinos. Sin dogmas, destacó la simplificación tributaria que Lula consensuó con todo el arco político y empresarial. Afirmó que en todo el mundo está de vuelta la política industrial.

Aloizio Mercadante en diálogo con Lula da Silva, cuando asumió la titularidad del BNDES.

Aloizio Mercadante en diálogo con Lula da Silva, cuando asumió la titularidad del BNDES.

Argentina y Brasil tomaron rumbos de política económica diametralmente opuestos. Mientras Javier Milei lleva adelante una política de ajuste del gasto y de reducción de la presencia del Estado en distintos rubros, Lula da Silva impulsa un sector público robusto que define prioridades y apuesta a direccionar recursos desde el Estado a sectores estratégicos para impulsar el crecimiento económico.

En ese esquema jugará un papel fundamental el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES), que es el más importante de su segmento en toda América. Su presidente, Aloizio Mercadante, dialogó con Ámbito y dio detalles exclusivos del ambicioso plan para promover la industria: el gobierno brasileño otorgará créditos subsidiados por 271 mil millones de reales, aportes no reembolsables por 21 mil millones y además realizará inversiones de capital por otros 8 mil millones.

Mientras tanto, Milei desmantela los programas de política industrial. Apuesta a la “desburocratización” y la apertura comercial. Los industriales locales observan con preocupación el fuerte fenómeno de atracción de inversiones de Brasil que en los últimos meses acumula más de u$s 13.000 millones solo en el sector automotriz. Mercadante asegura que las principales economías del mundo están adoptando políticas industrialistas y que “el Consenso de Washington ya no genera consenso ni siquiera en Washington”. Sin dogmas, también destaca la reforma tributaria que simplificó el sistema y que obtuvo un amplio consenso político y empresarial.

Periodista: ¿Qué rol ocupa la banca de desarrollo en Brasil en este momento?

Aloizio Mercadante: El BNDES es el banco de desarrollo más grande de América. En 2023 sus activos totalizaron el 7% del PBI y sus emisiones el 1,1% del PBI. Hoy es un banco más pequeño de lo que era después de la gran crisis internacional de 2008, cuando los activos y liberaciones del BNDES alcanzaron el 15% y el 4% del PBI, respectivamente. Nuestro objetivo es volver al nivel histórico de los últimos 30 años, con emisiones equivalentes al 2% del PBI. Esto se hará con proyectos capaces de transformar la economía brasileña y que promuevan una nueva industria, la transición energética, la transformación digital y ecológica.

P.: ¿Qué importancia tiene la política industrial en este momento?

A.M.: Las principales economías del mundo han adoptado políticas industriales relevantes. El Consenso de Washington ya no es un consenso ni siquiera en Washington; Estados Unidos ha intensificado el uso de protección y subsidios industriales. La Unión Europea, China, Corea del Sur y Japón, desde 2018, han anunciado políticas industriales por valor de 12 billones de dólares, utilizando inversiones públicas, subsidios, crédito público, créditos fiscales y recursos no reembolsables.

P.: ¿Cuáles son los planes de Lula para la política industrial?

A.M.: En febrero lanzamos el programa Nova Indústria Brasil, que tiene como objetivo recuperar y modernizar nuestro parque productivo. Para ello, BNDES y FINEP, la agencia brasileña de financiación de la innovación, pondrán a disposición hasta 2026 271 mil millones de reales en forma de crédito, 21 mil millones de reales en forma de recursos no reembolsables y 8 mil millones de reales en inversiones de capital.

P.: ¿Cree que estos incentivos están promoviendo inversiones en Brasil?

A.M.: Sin dudas. Nuestro mayor desafío ahora es poder promover una reversión de la tendencia decreciente de nuestra tasa de inversión, que fue resultado de la mala conducción de la política económica por parte de gobiernos anteriores. Pero Brasil tiene hoy una enorme credibilidad ante los inversores internacionales. No es casualidad que nuestro riesgo país se haya reducido en más de 80 puntos básicos desde el inicio del gobierno Lula. Esta es la señal más concreta de que existe una percepción de control y sostenibilidad en los indicadores fiscales por parte de los inversores. Esta credibilidad permite atraer capitales para el desarrollo de nuestro país. Solo a modo de ejemplo: el Tesoro Nacional de Brasil logró recaudar alrededor de 2 mil millones de dólares a fines de 2023 a través de bonos soberanos sostenibles, que son bonos con tasas de interés favorables para Brasil y cuyos recursos se destinan a inversiones en programas sociales y en la agenda verde.

P.: ¿Cree que este año la economía de Brasil volverá a crecer?

A.M.: Cuando comenzó el Gobierno de Lula en 2023, el mercado no creía en el potencial de crecimiento de nuestra economía y apuntaba a una suba del 0,8%. Cerramos 2023 con un crecimiento del 2,9% gracias a la reanudación de varias políticas públicas. El Gobierno volvió a priorizar las transferencias sociales, especialmente con la reanudación y valorización de Bolsa Familia. El salario mínimo, después de años de estar congelado, volvió a registrar ganancias reales, los bancos públicos recuperaron participación en el mercado crediticio después de ocho años y se han reanudado las inversiones públicas en infraestructuras y proyectos industriales. En 2024, esperamos que con la reducción de las tasas de interés y la promoción de programas de inversión por parte del Gobierno Lula, en particular con el Nuevo PAC y la Nueva Política Industrial, la economía tenga un crecimiento mayor.

P.: ¿Cuál es el objetivo de las reformas fiscales que está llevando adelante el gobierno de Lula?

A.M.: La aprobación de la reforma tributaria es un logro histórico en Brasil, el país esperó 30 años por esta medida que ahora implementa el Gobierno de Lula y que se logró con un amplio diálogo en el Congreso y el apoyo del empresariado. Sin aumentar la carga tributaria, la reforma crea un impuesto al valor agregado, unifica impuestos, reduce tasas, reduce la guerra fiscal entre estados y municipios y brinda exenciones para productos esenciales en la canasta básica de alimentos. La reforma fiscal simplifica, reduce la burocracia, elimina los impuestos acumulativos, crea un entorno más favorable para la inversión y hace que la economía sea más productiva, más competitiva y más justa. En paralelo, el Ministerio de Finanzas ha estado proponiendo una agenda innovadora y progresiva para gravar a los súper ricos. Como dice Lula, el objetivo de su gobierno es poner a los pobres en el presupuesto y a los ricos en los impuestos sobre la renta.

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