Decirlo todo sin freno, la verdad cruda que llega a ser verbalizada porque hay otra profunda que no se puede si quiera nombrar. Pero si no se encuentran las palabras adecuadas, la verdad como salga, a borbotones, atropellada para sentirse bien con uno mismo pero perdiendo de vista al otro. De eso va la obra que protagonizan los geniales Mercedes Morán e Imanol Arias en el Paseo La Plaza, con funciones agotadas y ovación de pie al cierre de cada función. Es el éxito de la temporada y seguirá de gira por España. Y se llama “Mejor no decirlo”, pese a que ella predica decirlo todo pero él tiene sus reservas.
¿Cómo es el éxito teatral del año y por qué agota localidades?
"Mejor no decirlo" es una comedia francesa de Salomé Lelouch, dirigida por Claudio Tolcachir y protagonizada por Mercedes Morán e Imanol Arias. Se destaca la escenografía de Mariana Tirante, el diseño de luces de Matías Sendón, el diseño sonoro de Guido Berenblum y el vestuario de Mariana Seropian.
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Mercedes Moran e Imanol Arias protagonizan "Mejor no decirlo" en el Paseo La Plaza.
Un matrimonio maduro que ya hizo su recorrido familiar por separado y se elige para acompañarse. Honestidad brutal. El personaje de Morán, al que él llama “cielo”, es una suerte de Tana Ferro en el film de Adrián Suar. Lo dice todo y más, pero Valeria Bertucelli en aquella película era más insegura, estaba más confundida, en definitiva, era más joven. Mercedes Morán encarna a una mujer empoderada, con opinión sobre casi todos los temas, por momentos fálica aunque hay por donde entrarle. Y el pobre Imanol hace lo que puede, no le es sencillo estar con una mujer así aunque sigue eligiéndola.
La estructura está confeccionada a partir de diferentes escenas de esta vida conyugal, aunque hay un recorrido dramático por cuanto esas verdades que no se dicen al final serán dichas. Mientras tanto el público se se ríe fuerte cuando espía estos momentos íntimos de la pareja, en los que se preguntan ya no si miran porno sino qué es exactamente aquello que eligen mirar. Discurren sobre las redes sociales, las ideas sobre el aborto, todo en tono de comedia hilarante que deja algo de reflexión sobre la idea de género hoy, la ecología y el choque generacional con los hijos.
Son una pareja de 70 años despabilada, activa, seductora, practican juntos tai chi, van a fiestas, trabajan. La pareja que cualquiera querría tener. Todo eso construido desde una puesta en escena atractiva y en apariencia sencilla pero grandilocuente. Creada por la gran Mariana Tirante, la estructura escenográfica es una pared color madera con bloques móviles y set de luces led que construye el espacio. De modo que estarán frente a una puerta, ventana, cama o placard del que sacan la vestimenta y zapatos que se ponen y sacan en escena. Y asistirán a una fiesta, subirán en un ascensor, cantarán bajo la lluvia o eludirán el tráfico que se recrea a través de formas y colores de las luces, también platoforrmas lumínicas en el suelo. Todo bajo la dirección de iluminación de Matias Sendón y el vestuario creado por Mariana Seropian.
Párrafo aparte para el trabajo con el sonido diseñado por Guido Berenblum, que debuta en teatro luego de trabajar para cine. Esos espacios y momentos no serían posibles sin su diseño sonoro. Claudio Tolcachir supo tomar el texto de la francesa Salomé Lelouch y ponerlo en cuerpo y escenario de manera novedosa y dinámica. Los momentos de emoción llegan cuando juntos evocan a ese padre “muerto” de él y el cuidar de decir a la madre más de lo conveniente.
Que Mercedes e Imanol son dos actores maravillosos se descuenta, pero la química que se genera sobre el escenario y el disfrute entre ellos que contagia al público es lo que convierte a esta obra en el éxito de localidades agotadas que es.
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