El 7 de septiembre de 1996 fue un día trágico para nuestro país. En un viaje a la localidad de Chajarí, Entre Ríos, el colectivo que llevaba a Gilda sufrió un accidente que se cobró su vida, la de algunos familiares, los músicos de su banda y el chofer, al chocar de frente contra un camión en el kilómetro 129 de la Ruta 12.
A 28 años de la muerte trágica de Gilda: la historia de la maestra jardinera que se convirtió en un mito popular
Miriam Alejandra Bianchi fue una cantante y compositora argentina que revolucionó la música tropical.
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Llovía y la ruta estaba resbalosa, por lo que, luego de morder la banquina, el camión logró estabilizarse pero en el carril contrario y no llegó a esquivar al colectivo, ocasionando un impacto a alta velocidad que resultó mortal para muchos de los involucrados, Francisco Cagnin, el hijo menor de la cantante fue el único sobreviviente familiar.
La historia de Gilda, los minutos antes de muerte y su última canción
Miriam Alejandra Bianchi, más conocida como Gilda, nació el 11 de octubre de 1961, sus padres Omar Eduardo Bianchi e Isabel Scioli de chica le decían Gil, un apodo que se terminó convirtiendo en su nombre artístico. Creció en una familia de clase trabajadora. Durante los primeros años de vida, disfrutaba estar en la casa de su abuela.
Desde pequeña le gustaba disfrazarse de adulta, y aprender a cantar canciones que escuchaba en la radio. Su madre la llevó a estudiar danza clásica, y ella bailaba y cantaba. A pesar de su talento, a sus padres no le gustaba el ambiente musical al que aspiraba la cantante, por lo que le prohibieron esta actividad y optó por convertirse en maestra jardinera.
A los 16 años perdió a su padre. Por eso, desde muy joven se hizo cargo de su familia, ayudando a su madre. Trabajó como maestra jardinera, pero después de unos años se decidió a perseguir su sueño de ser una artista musical en el ámbito tropical. Pero antes de eso formó una familia. En el año 1981 se casó con el empresario Raúl Cagnin, con quien tuvo dos hijos, Mariel y Fabricio.
Su vida cambió por primera vez, luego de sus 30 años, cuando leyó en los clasificados del diario que un grupo buscaba vocalista, no lo dudó y se unió a la banda. A pesar de la negativa de su familia, esta vez siguió adelante. Conoció al tecladista de Ricky Maravilla, Juan Carlos "Toti" Giménez, que se convirtió en su mánager, socio y algo más.
A medida que daba shows, se alejaba de su carrera de maestra jardinera, y ante la insistencia de su marido de para con la música, se generaron conflictos que ocasionaron el divorcio en 1994. Los compañeros de banda afirman que a pesar de estar separada, nunca pudo superar esa relación.
Le costó romper las barreras de la movida tropical, porque se trataba de un ámbito gobernado por hombres y se resistía a las artistas femeninas, pero lo logró y se hizo muy popular. Cuando superó los 1500 espectadores en un show, la carrera se tornó explosiva. En menos de 1 año ya era un éxito absoluto.
De la mano de sus éxistos "No me arrepiento de este amor", "Fuiste", "Noches vacías" y "Corazones valientes", entre otras, cosechó disco de oro, de platino y de doble platino. Poco antes del accidente, Gilda escribió su última canción "No es mi despedida", que curiosamente parece una premonición de lo que finalmente pasaría.
"Quisiera no decir adiós, pero debo marcharme. No llores, por favor no llores, porque vas a matarme. No pienses que voy a dejarte, no es mi despedida, una pausa en nuestra vida, un silencio entre tú y yo. Recuérdame cada momento, porque estaré contigo, no pienses que voy a dejarte porque estarás conmigo. Me llevo tu sonrisa tibia, tu mirada errante, desde ahora en adelante vivirás dentro de mí... Yo, por tí volveré. Tú, por mí, espérame. No me olvides." dice la canción.
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