Un récord de más de 17.000 personas, muchas de ellas debutantes en la contemplación de arte, visitó ya la muestra de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta, reabierta ayer tras permanecer dos días cerrada a pedido del artista, que quiso atemperar las manifestaciones de protesta durante el festejo religioso del miércoles.
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En la misa que se ofició ese día por la tarde, casi 5.000 creyentes repudiaron esa exposición a la que la Iglesia consideró «blasfema». Pero, como suele ocurrir en estos casos, Ferrari obtuvo gracias a esta condena una publicidad desmedida, que convirtió a la muestra en la más exitosa del año en ese Centro Cultural del Gobierno de la Ciudad.
Si la comunidad católica apuntó contra el secretario de Cultura, Gustavo López, ayer Ignacio Gutiérrez Zaldívar prefirió hacerlo contra el vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman.
En «Radio Rivadavia», el elegante galerista le echó un guante en la cara al opinar que Telerman tiene un lugar como La Trastienda (sala de espectáculos propiedad del funcionario) para ubicar la muestra: «Estoy seguro de que allí pondría determinadas cosas que en el Centro Cultural no puede».
Con su actual look a lo Lenin, Telerman se habrá preguntado: «¿Qué hacer?».
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