Benedicto XVI se fue de España defendiendo valores familiares
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«Sé que a usted le corresponde coordinar nuestras relaciones y ahora sé que estamos en buenas manos», manifestó Benedicto XVI a la número dos del gobierno español, durante un breve encuentro en el que el Papa le obsequió un rosario.
La reforma educativa y el divorcio exprés son otros dos asuntos en los cuales Iglesia Católica y gobierno español no están de acuerdo. En cambio, donde parece haber un camino de entendimiento es en la financiación de la Iglesia española por parte del Estado, que se rige por un concordato de 1979, y que los obispos quieren incrementar de 0,52% a 0,8% que reciben de la declaración de la renta de los españoles, como en Italia.
Benedicto XVI no le hizo «reproches» a Zapatero, pero ante los fieles insistió una y otra vez en «el papel central de la familia fundada en el matrimonio», y a los obispos españoles los instó a mantener su «impulso» y su actividad pastoral «en un tiempo de rápida secularización».
Durante la homilía que ayer pronunció en castellano ante cientos de miles de fieles desde un altar de 2.400 metros cuadrados junto a la moderna Ciudad de las Artes y las Ciencias en una mañana soleada, el Papa volvió a referirse a la familia. «La Iglesia nos enseña a respetar la maravillosa realidad del matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, que es, además, el origen de la familia», sostuvo el Pontífice, a quien escuchaban desde la primera fila los reyes de España.
También asistieron dirigentes del opositor Partido Popular (PP), en el gobierno valenciano desde 1995, entre éstos su presidente, Mariano Rajoy, con quien el Papa se encontró tras la misa.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, asistió en representación del gobierno español, tras la anunciada ausencia de Zapatero de la misa, gesto que lamentó el sábado el portavoz vaticano y miembro del Opus Dei, el español Joaquín Navarro Valls, tras recordar que inclusive Fidel Castro y el nicaragüense Daniel Ortega asistieron a misas celebradas por Juan Pablo II.
El mandatario optó por desistir de participar del encuentro luego de que fieles católicos lo abuchearan en el aeropuerto de Manises cuando el sábado estrechaba las manos del Papa.
Los organizadores anunciaron finalmente ayer que 1,5 millón de fieles asistieron a la misa, entre ellos 50 cardenales, 450 obispos y 3.000 sacerdotes.
Joseph Ratzinger, de 79 años, el primer pontífice alemán de la historia moderna, fue el encargado de anunciar en el Angelus -poco antes de partir hacia el aeropuerto de Manises, donde a las 13 hora local despegó el avión que lo llevó de vuelta a Roma- que en 2009 el VI Encuentro Mundial de las Familias se celebrará en Ciudad de México.
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