10 de julio 2006 - 00:00

Benedicto XVI se fue de España defendiendo valores familiares

Benedicto XVI recorre las calles de Valencia en el papamóvilantes de oficiar una misa a la que concurrió más de un millónde personas. Zapatero decidió no asistir.
Benedicto XVI recorre las calles de Valencia en el papamóvil antes de oficiar una misa a la que concurrió más de un millón de personas. Zapatero decidió no asistir.
Valencia (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - Benedicto XVI partió de vuelta a Roma tras concluir en Valencia su primera visita a España bajo un tono conciliador frente a las diferencias entre la Iglesia Católica y el gobierno socialista, pero firme al insistir en la defensa de las familias tradicionales.

Tras dos años de enfrentamiento con el gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero (que llegó al poder con una serie de proyectos de leyes sociales bajo el brazo, como la que autoriza desde julio de 2005 el casamiento entre personas del mismo sexo, combatido ferozmente por la Iglesia católica), el Papa y el dirigente español se reunieron por primera vez el sábado en Valencia.

El esperado aunque breve encuentro entre Benedicto XVI, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe -ex Santo Oficio de la Inquisición-, y Zapatero, nieto de un republicano fusilado por las tropas franquistas, fue «amable y cortés», según fuentes gubernamentales españolas.

Esas palabras y las sonrisas discretas que mostraron Zapatero y Benedicto XVI dieron a entender que si las diferencias siguen existiendo, ambas partes las abordarán en lugar de acentuar la distancia. Además de la aprobación de una ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo, el gobierno socialista ha permitido la investigación con células madre, agilizado el divorcio y eliminado la enseñanza religiosa de las escuelas.

Más elocuentes parecen aún las palabras que según el diario «El País» le dijo el Papa a la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, a quien quiso conocer personalmente durante su visita a Valencia.

«Sé que a usted le corresponde coordinar nuestras relaciones y ahora sé que estamos en buenas manos», manifestó Benedicto XVI a la número dos del gobierno español, durante un breve encuentro en el que el Papa le obsequió un rosario.

La reforma educativa y el divorcio exprés son otros dos asuntos en los cuales Iglesia Católica y gobierno español no están de acuerdo. En cambio, donde parece haber un camino de entendimiento es en la financiación de la Iglesia española por parte del Estado, que se rige por un concordato de 1979, y que los obispos quieren incrementar de 0,52% a 0,8% que reciben de la declaración de la renta de los españoles, como en Italia.

  • Reproches

    Benedicto XVI no le hizo «reproches» a Zapatero, pero ante los fieles insistió una y otra vez en «el papel central de la familia fundada en el matrimonio», y a los obispos españoles los instó a mantener su «impulso» y su actividad pastoral «en un tiempo de rápida secularización».

    Durante la homilía que ayer pronunció en castellano ante cientos de miles de fieles desde un altar de 2.400 metros cuadrados junto a la moderna Ciudad de las Artes y las Ciencias en una mañana soleada, el Papa volvió a referirse a la familia. «La Iglesia nos enseña a respetar la maravillosa realidad del matrimonio indisoluble entre un hombre y una mujer, que es, además, el origen de la familia», sostuvo el Pontífice, a quien escuchaban desde la primera fila los reyes de España.

    También asistieron dirigentes del opositor Partido Popular (PP), en el gobierno valenciano desde 1995, entre éstos su presidente, Mariano Rajoy, con quien el Papa se encontró tras la misa.

    El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, asistió en representación del gobierno español, tras la anunciada ausencia de Zapatero de la misa, gesto que lamentó el sábado el portavoz vaticano y miembro del Opus Dei, el español Joaquín Navarro Valls, tras recordar que inclusive Fidel Castro y el nicaragüense Daniel Ortega asistieron a misas celebradas por Juan Pablo II.

    El mandatario optó por desistir de participar del encuentro luego de que fieles católicos lo abuchearan en el aeropuerto de Manises cuando el sábado estrechaba las manos del Papa.

    Los organizadores anunciaron finalmente ayer que 1,5 millón de fieles asistieron a la misa, entre ellos 50 cardenales, 450 obispos y 3.000 sacerdotes.

    Joseph Ratzinger, de 79 años, el primer pontífice alemán de la historia moderna, fue el encargado de anunciar en el Angelus -poco antes de partir hacia el aeropuerto de Manises, donde a las 13 hora local despegó el avión que lo llevó de vuelta a Roma- que en 2009 el VI Encuentro Mundial de las Familias se celebrará en Ciudad de México.
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