Nacido en Argelia en 1958 y trasladado a Marsella durante su infancia, el cardenal Jean-Marc Aveline representa un puente entre culturas, religiones y continentes. Su vida ha estado marcada por el diálogo, tanto en lo teológico como en lo humano, y su nombre pica en punta en el cónclave como uno de los posibles sucesores del papa Francisco.
Quién es Jean-Marc Aveline, el cardenal francés que puede ser el sucesor del papa Francisco
Su origen magrebí, su rol en una ciudad-puerto como Marsella y su afinidad pastoral podrían ser factores decisivos si el cónclave busca continuidad sin rigidez.
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Jean-Marc Aveline fue nombrado cardenal en 2022. Su trayectoria en el diálogo interreligioso y el trabajo con migrantes lo proyecta como una figura con peso pastoral.
Ordenado sacerdote en 1984, desarrolló una intensa actividad pastoral y académica en la ciudad del sur de Francia, donde fundó el Instituto de Ciencias y Teología de las Religiones (ISTR), una institución dedicada al estudio del Islam y al entendimiento entre credos. Su sensibilidad hacia las minorías y su compromiso con los migrantes lo convirtieron en una figura influyente dentro del catolicismo francés.
La Iglesia Católica en Francia enfrenta varios desafíos, principalmente relacionados con los escándalos de abusos sexuales que han afectado a la confianza pública y la moralidad institucional, además de la secularización creciente del país que ha generado tensiones, con una disminución en la participación de los fieles en los sacramentos y un distanciamiento de las enseñanzas eclesiásticas. Estas crisis han complicado la relación de la Iglesia con la sociedad francesa, obligándola a lidiar con su papel en una nación cada vez más laica.
En este contexto de tensiones religiosas y desafíos sociales, Aveline asumió un papel destacado como figura de diálogo y mediación. Como arzobispo de Marsella -una ciudad marcada por la diversidad cultural y religiosa, con una importante presencia musulmana-, el cardenal promueve activamente el entendimiento interreligioso, en particular con el islam. Su experiencia en teología y su trayectoria como defensor de la convivencia pacífica lo han posicionado como un referente dentro de la Iglesia para abordar estos conflictos.
Su rol ha sido clave para fomentar un enfoque pastoral que no solo busque preservar la identidad cristiana, sino también tender puentes con otras comunidades religiosas, en un país donde las tensiones entre secularismo, islam y catolicismo siguen siendo un punto crítico del debate público.
Su vínculo con el papa Francisco
Francisco lo nombró cardenal en 2022, en un gesto que fue interpretado como una señal de aprecio por su compromiso con los valores centrales del pontificado: una Iglesia sinodal, misionera y en salida. Desde entonces, Aveline se convirtió en una figura cercana al Papa, participando activamente en los sínodos y en debates clave sobre la renovación de la Iglesia. Su enfoque pastoral y su perfil humilde lo alinearon con la visión franciscana de un papado cercano a los márgenes y abierto al mundo.
Su nombramiento no solo elevó su perfil internacional, sino que reforzó su influencia como representante de una Iglesia europea no cerrada en sí misma, sino abierta a la complejidad del presente. En Marsella, se destacó por su defensa de una convivencia interreligiosa que no sea solo institucional, sino profundamente humana, marcada por el respeto y la cooperación cotidiana. Sus discursos públicos no suelen eludir los temas incómodos: habló de migraciones, de la pobreza urbana y de los desafíos de la secularización.
De cara al cónclave que se está llevando a cabo, Aveline aparece como una figura capaz de tender puentes entre sectores progresistas y moderados dentro del Colegio Cardenalicio. Aunque no es de los más mencionados en las apuestas tradicionales, su figura gana peso como posible candidato de consenso: cercano al pensamiento de Francisco, con experiencia en el diálogo interreligioso y con una visión clara de los desafíos que enfrenta la Iglesia global.
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