La Fundación Alberto J. Trabucco, creada por la Academia Nacional de Bellas Artes en 1991 con fondos provenientes del legado que el artista Trabucco donó a la institución, otorgó los premios correspondientes a este año, y que constituyen el reconocimiento más importante al arte contemporáneo que otorga la Academia. En esta ocasión, el Premio Alberto J. Trabucco premió a la escultura contemporánea con un grupo de artistas invitados que inclina la balanza hacia la equidad de género en el arte. Esta edición presentó obras de diez creadores, de distintas técnicas y formatos.
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Nadia Guthmann ganóel Premio Trabucco 2023
Los da la Fundación que lleva el nombre del artista, creada por la Academia Nacional
de Bellas Artes.
Marcela Astorga, Eugenia Calvo, Andrea Fasani, Jimena Fuertes, Nadia Guthmann, Camilo Guinot, Irina Kirchuk, Luciana Lamothe, Lucía Pellegrini y Paulina Webb son los artistas que, mediante la selección y elección del cuerpo académico, exhibieron en la exposición las obras que bosquejan uno de los posibles panoramas de la escultura contemporánea argentina.
A partir de esta selección, un jurado compuesto por académicos otorgó un único premio adquisición y la obra premiada es donada a un museo nacional, provincial o municipal de nuestro país.
Con esta edición, expuesta en las salas del Museo Nacional de Arte Decorativo, el Premio Trabucco cumplió 30 años desde la primera dedicada a Pintura, en 1993, que galardonó a Carlos Gorriarena. Su obra premiada, “Región”, fue donada al Museo Nacional de Bellas Artes. Kenneth Kemble, Raúl Pájaro Gómez, Luis Alberto Wells, Roberto Elía, Rogelio Polesello y Alicia Díaz
Rinaldi, Mónica Millán, Juan Andrés Videla, Mariela Yeregui, Andrea Moccio, Florencia Levy y Leila Tschopp han sido premiados junto a otros tantos cuyas obras enriquecen la colección de los museos argentinos.
Nadia Guthmann, bióloga y artista visual que vive en Bariloche, de gran trayectoria , ganó el Gran Premio Adquisición con “Cuerpos transitorios”, está en el exterior del Museo de Arte Decorativo, es poética, el metal desplegable deja ver el interior, actúa como piel y siempre hay un ave u otro ser dentro de la escultura. Como escribe Carola Zech, académica de número, cuatro conceptos enlazan afinidades y diferencias en las obras que constituyen la muestra: los cuerpos, desmaterializaciones, morfologías y surrealidades. Los artistas despliegan su creatividad y nos acercan miradas personales acerca de estos temas.
La producción de Nadia Guthmann hace foco en el cuerpo animal. Para esta edición del premio exhibe un guanaco atacado por un puma y de este modo propone reflexionar acerca de la interdependencia de los seres vivos. Eugenia Calvo une con una estructura de hierro dos mesitas de luz mellizas desvinculándolas de su función y espacialidad cotidiana para transformarlas en objetos antropomorfos. Marcela Astorga reinterpreta los materiales de tejido como archivos y destrama una tela roja que podría evocar la presencia de la sangre. La artista dice: “la pieza está anclada en la idea de que nos construimos pseudo protecciones, con estructuras inútiles que sólo posibilitan distanciamiento, forzando un desapego y de ese modo un desgarro social”.
Irina Kirchuk utiliza la cita, la parodia y la ironía como una forma de traducir la realidad. Propone situaciones en las que una aparente funcionalidad deriva en un panorama absurdo; enlaza lo real y lo ficcional con humor. La pieza cerámica de Andrea Fasani, “Todo se perderá para siempre”, involucra una forma escultórica que se desarrolla sobre una superficie topográfica en confluencia con el contenido oscuro y surreal de las imágenes.
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