Lo que parecía una rareza de nicho en el mundo del diseño asiático se transformó en una fiebre global. Labubu, un personaje mitad elfo, mitad monstruo, con grandes ojos y dientes saltones, nació en 2015 de la mano del artista hongkonés Kasing Lung como parte de la serie “The Monsters”. Pero su salto al estrellato llegó en 2019, cuando la empresa china Pop Mart decidió relanzarlo como figura coleccionable bajo el formato de cajas sorpresa, o “blind boxes”.
Labubu: el muñeco que conquistó al mundo, sacude la Bolsa de Hong Kong y ahora también es furor en la Argentina
Detrás del personaje de orejas puntiagudas se esconde una de las marcas más rentables de Asia. Con ventas millonarias y una capitalización que supera a Mattel y Hasbro.
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Algunos modelos exclusivos llegaron a subastarse a más de 130.000 euros.
El sistema es simple pero adictivo: el comprador no sabe qué muñeco le tocará hasta abrir la caja. Esa dinámica potenció el deseo de completar colecciones, el intercambio entre fans y el negocio de la reventa. En pocos años, Pop Mart multiplicó su facturación, abrió más de 400 locales y máquinas expendedoras en China, y expandió sus operaciones a más de 30 países. Las colaboraciones con artistas e influencers hicieron el resto: figuras como Lisa de Blackpink, Rihanna y Dua Lipa fueron vistas con sus propios Labubu, y algunas versiones exclusivas llegaron a subastarse por cifras superiores a los 130.000 euros.
Un unicornio chino que vale más que los gigantes del juguete
Desde que salió a cotizar en la Bolsa de Hong Kong en 2020, Pop Mart se consolidó como una de las compañías más valiosas del segmento. Con una capitalización bursátil que ronda los u$s40.000 millones, ya supera a históricos como Hasbro y Mattel. Sólo en el primer semestre de 2024, generó u$s870 millones en ventas relacionadas exclusivamente con Labubu, lo que representó un crecimiento del 726% interanual y más del 40% de los ingresos totales del grupo.
Pero no todo es color de rosa. En junio de este año las acciones de Pop Mart sufrieron una fuerte corrección, llegaron a caer hasta un 14% en un día, luego de que las autoridades chinas anunciaran medidas para regular la venta de productos con mecánicas de azar dirigidos a menores. La modalidad blind box, que tantas alegrías le dio a la empresa, también despierta cuestionamientos éticos. El riesgo es claro: si se limitan esos formatos, gran parte del modelo de negocio queda comprometido.
Wanda, De Paul y el boom local
En Argentina, el fenómeno no pasó desapercibido. Aunque la empresa aún no tiene presencia oficial, el producto se consigue en tiendas especializadas y plataformas de reventa a valores que van desde u$s22 hasta u$s150, según la edición y su estado. En TikTok, Instagram y Mercado Libre se multiplican los posteos con un Labubu como protagonista.
Por su puesto, abundan copias a precios mucho más accesibles que arrancan desde los $3.500 en formato llavero. En las principales jugueterías del país y principalmente en las calles del barrio de Once, está repleto de réplicas de los Labubu, tanto su versión blind boxes, como a elección del comprador.
Lo cierto es que, la explosión fue tal que Wanda Nara lo incorporó como accesorio de moda, colgando uno de su bolso de diseñador durante sus apariciones públicas. Rodrigo de Paul, por su parte, fue fotografiado con una versión personalizada del muñeco con la camiseta argentina, lo que terminó por coronar el estatus “fashion” del personaje entre celebridades locales. Esa visibilidad aceleró el interés de coleccionistas, impulsó los precios y convirtió a Labubu en una suerte de símbolo del crossover entre cultura pop y lifestyle.
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