Para varias corrientes dentro del judaísmo: ortodoxos, conservadores y en particular los sionistas seguidores del rabino Abrahama Isac Kook, el control de lo que fueron en algún momento las tierras de Israel, lo que incluye Cisjordania, Gaza, y partes de la actual Siria, es un paso previo necesario que preanuncia una cercana llegada del Mesías (Genesis, 15:18-21; Isaías 11:11-14).
Newton, León XIV y el fin del mundo
Ahora que pasó la euforia por la elección del nuevo Papa, podemos hablar de ello: la geopolítica, Nostradamus, San Malaquías, las leyendas urbanas y hasta un inesperado Isaac Newton nos sugieren que la asunción del Pontífice apunta a que el fin del mundo está mucho más cerca de lo que nos sería cómodo.
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El Nuevo Papa, León XIV, llega en un momento en que, con o sin profecías, el mundo que conocemos pareciera estar a un tris de su final. Dentro de la tradición Judeo-Cristiana las señales son muchas (al fondo: Gaza)
En la misma línea están los cristianos sionistas, quienes consideran que los judíos tienen un derecho divino sobre las tierras de Israel. La idea es que una vez que lo logren (reconstruyendo el Templo de Salomón) y tras un periodo de tribulaciones que duraría entre siete años y cuarenta años, sobrevendría la batalla del Armagedón.
Ahí es cuando retornaría Cristo -para los judíos, cuando llegaría- para vencer al demonio e iniciar su reinado por mil años (Genesis 12:3; Esequiel 36:24; Revelaciones 7:4-8; Jeremías 16:14-15; Daniel 9:27; Mateo 24:15;…)
Lo interesante del caso es que, según la gente del Pew Center, mientras en EE.UU. el 55% de los judíos creyentes sostiene que Israel les fue concedido por Dios, el 82% de los protestantes evangélicos blancos son de la misma idea.
Estos últimos comprenden entre el 14% y el 25% de todos los norteamericanos (fueron claves en la elección y el gobierno de Donald Trump, que no es uno de ellos), pero controlan entre el 24% y el 34% de las bancas del Congreso (57% de los integrantes del Congreso son protestantes frente a 40% de todos los norteamericanos).
A estos podríamos sumar 33 de los 35 legisladores judíos (6% de los 534; los judíos son 2% de la población total) lo que implica que entre el 30 y 40% de los Congresistas creen que el control de la tierra de Israel por los judíos es un mandato celestial y que cuando antes se logre, antes la humanidad entrará en el milenio de gloria.
Se entiende entonces que el embajador de los EE.UU. en Israel, Mike Huckabbe niegue la existencia de “una cosa como Palestina”, que el portavoz de la Cámara Baja Mike Jonhson promueva la idea -una prioridad para Donald Trump- que en lugar de Cisjordania (“West Bank”) se hable de Samaria y Judea -lo que abriría la puerta a la anexión de estos territorios, que el Secretario de Defensa Peter Hegeseth haya sostenido “No hay ninguna razón para que el milagro de el restablecimiento del Templo del Monte no sea posible”, la promesa del Secretario de Estado Marco Rubio de anular las sanciones a los colonos israelíes que invadan tierras palestinas,…
Claro que nada es gratis. Detrás de esta idea de “apurar” la llegada del Mesías haciendo que los judíos recuperen lo antes posible las tierras de Israel -no sería sorprendente qué para apurar aún más la cosa, los sionistas cristianos decidan expulsarlos de los EE.UU.- está la idea que la mayoría de ellos perecerían durante el Armagedón y los que quedasen se convertirían al cristianismo.
Santo Profeta o una "Fake"
En 1595 el monje benedictino Arnold Wion publicó su “Lignum Vitae, Ornatus Ecclesiae, Sanctae Romanae Ecclesiae”, en el que incorpora 112 frases que describirían de manera bastante criptica a todos los Papas desde Celestino (1143) hasta el ultimo antes del fin del mundo.
Esta lista, redescubierta en la Biblioteca Vaticana, dice que habría sido revelada a San Malaquías durante una visita a Roma en 1139 (la extrema coincidencia con todos los Papas habidos hasta 1590, sugieren que se trato de una “fake” buscando influenciar la elección Papal de año -nada nuevo por aquí-).
La cosa es que Juan Pablo II (Papa número 110) quien nació y murió en días de eclipse solar habría sido el “De Labore Solis”, Benedicto XVI el “Gloria Olivae”, por la asociación entre los benedictinos y la rama de olivo, tocándole a Francisco (italiano por su origen familiar) ser el “Petrus Romanus”, el último de los Papas.
"In persecutione extrema S.R.E. sedebit Petrus Romanus, qui pascet oves in multis tribulationibus: quibus transactis civitas septicollis diruetur, & Judex tremendus judicabit populum suum. Finis."
(En la persecución final a la Santa Iglesia Romana, ahí se sentará Pedro el Romano, quien apacentará sus ovejas en muchas tribulaciones, y cuando estas cosas terminen, la ciudad de las siete colinas será destruida, y el temido Juez juzgará a su gente. El Fin)
Si bien podríamos ampliar la lista, restando a los antipapas y lo que parecen ser algunos errores gramaticales, y así incluir a León XIV, sus características personales y la situación actual de la Iglesia hace bastante difícil ubicarlo.
Corriéndose al Fondo, o como nadie quiere ocupar el último lugar.
A lo largo de la historia muchos de los 226 Papas habidos fueron enterrados lejos del Vaticano o sus tumbas están perdidas. Entre 1590 y 1591, buscando dar una mayor solidez estructural a la Basílica de San Pedro (terminada en 1626) y preservar algunos espacios de devoción, en particular la tumba de Pedro, se construyeron las Grutas Vaticanas, sobre los que había sido la Necrópolis Vaticana.
Nunca existió una orden expresa, pero en 1605 con Clemente VIII los Papas y algunas personas de renombre comenzaron a ser enterrados allí. Con la asunción de Benedicto alguien tomó cuenta que, en las Grutas existía espacio para 91 sarcófagos (las ultimas reformas fueron en 1979), quedando lugar para -en el mejor de los casos- no más de tres Papas.
Cuando Juan Pablo II murió en 2005, fue enterrado en la tumba de Juan XXIII, quien había sido trasladado en el 2000 a la parte alta del Vaticano como parte de su beatificación. Al iniciarse su Santificación, en 2011 lo subieron al altar de San Sebastián así que cuando Benedicto murió en 2023 colocaron su cuerpo en la misma tumba.
Francisco por su parte dejó instrucciones de no ser enterrado en las Grutas (descansa en la Basílica de Santa Maria Maggiore), algo que no ocurría desde que en 1903 León XIII optó por la Basílica de San Juan Letrán, con lo cual sigue quedando al menos un lugar.
Mito o no -posiblemente tenga más que ver con cuestiones de Fé- pareciera que nadie quiere ocupar ese último lugar, no sea cosa que llegue la hecatombe.
El Nigromante
En la cuarteta II.97 de “Les Propheties” (1555), Michel de Nostredame/Nostradamus nos habla de lo que se ha interpretado como un Papa asesinado por la misma curia, que muchos especulan habría sido Juan Pablo I, prolegómeno del fin de la humanidad
Romain Pontife garde de t’approcher,
De la cité que deux fleuves arrouse,
Ton sang viendras au près de là cracher,
Toi & les tiens quand fleurira la rose.
Mas Adelante en la cuarteta X.91 señala la asunción de un papa, que algunas interpretan como alguien de piel negra y otros un Jesuita, como otra de las señales de la llegada del principio del fin. Acá es donde entran la creciente posibilidad de tener un Papa Africano y la figura de Jorge Bergoglio (los Jesuitas llevan un hábito negro).
Clergé Romain l’an mil six cens & neuf,
Au chef de l’an fera election:
D’un gris & noir de la Compagne issu,
Qui onc ne fut si maling.
En V.46 se refiere al último de los Papas, como un romano que sigue a otro con un largo pontificado, durante cuyo Papado la iglesia enfrentará un último cisma.
Par chapeaux rouges querelles & nouveaux scismes,
Quand on aura esleu le Sabinois:
On produira contre luy grans sophismes,
Et sera Rome lesee par Albanois.
Finalmente, en los versos IX.44 apunta al final de todo
Migrés, migrés de Genesve trestous,
Saturne d’or en fer se changera,
Le contre RAYPOZ exterminera tous,
Avant l’a ruent le ciel signes fera.
(La no traducción de las cuartetas y otras citas, es intencional y busca minimizar los sesgos a los lectores)
Un Teólogo Blasfemo
La historia, mejor dicho, la historieta la conocemos todos. Pero Isaac Newton (1643-1727) fue mucho más que un tipo, que cuando estaba sentado a la sombra de un manzano y vio caer una fruta -lo que fue sobre su cabeza no es cierto, aunque el, consciente del valor de un buen cuento lo dejo correr- se preguntó poque lo hacía para abajo y no iba a los costados o hacia arriba (Memoirs of Sir Isaac Newton´s Life, William Stukeley, manuscrito de 1726).
Si algo fue Newton por sobre todo, es que fue un tipo profundamente religioso. Pero como podía esperarse del genio, su visión no era del todo ortodoxa. Él era lo que se llama un Ariano, alguien opuesto a la doctrina de la Santa Trinidad, que veía a Jesús como un mediador divino, pero subordinado y no a la par de Dios, sosteniendo que la Biblia había sido alterada por los primeros católicos para forzar la idea de las tres personas en una, lo que definió como “un fraude diabólico” (de alguna manera su pensamiento estaba más cercano al Islam que a los Católicos).
Claro que esto lo mantenía casi en secreto, porque en la Inglaterra del siglo XVII podía costarle el trabajo y algo más. No fue hasta 1812 que los ingleses derogaron el “Blasphemy Act de 1612 y recién en 2008 se eliminaron las ultimas “ofensas por blasfemia”.
¿Por qué digo “sobre todo”, cuando esta faceta es prácticamente desconocida para el gran público? Simple, porque entre el 30% y el 40% de todo lo que escribió, fue sobre cuestiones religiosas. Si no lo recordamos esta faz de su trabajo es porque la principal biografía de Newton durante el siglo XIX fue “Memoirs of the Life, Wrintings and Discoveries of Sir Isaac Newton” publicada en 1855 por David Brewster.
Brewster, un físico que admiraba profundamente a Newton (inventó el caleidoscopio) era al mismo tiempo un devoto Presbiteriano. Así, la visión religiosa de Newton le resultaba sumamente incomoda y decidió minimizar esta faceta dedicándole apenas 20 páginas de las más de 900 de la biografía, para presentarlo como un buen científico cristiano.
En su “Memoirs…” Stukeley ya lo había definido como un hombre de “gran veneración por el creador” sumamente piadoso y de asistencia regular a la iglesia, pero hay que entender que lo suyo no fue más que una recopilación de anécdotas y conversaciones que había tenido con su colega.
Mas allá de sus creencias personales, Brewster debió enfrentar otro problema. Sin hijos ni casado, fue la sobrina de Newton, Catherine Barton quien heredó todo su patrimonio. Hacia 1730 ya había separado el trabajo de su tío en dos partes, los científicos y los “unfit to publish”, no aptos para ser publicados. Así se cerró el acceso a estos últimos por su contenido herético y el temor a que esto dañara la imagen del científico.
En la primer gran biografía del siglo XX, Louis Trenchard More de 1934 (Isaac Newton: A Biography), directamente deja fuera de su análisis toda la cuestión religiosa asentando la imagen más popular de Newton como un científico del iluminismo positivista del siglo XVIII.
J.M.Keynes al rescate
En julio de 1936, necesitado de dinero, Gerard Wallop decidió vender lo que le quedaba de la colección de manuscritos de Newton -los “Portsmouth Papers”-. En 1888, cuando la familia pasaba por mejores momentos, su abuelo había donado todos los papeles que había heredado de la Barton a la Biblioteca de Cambridge.
En la Universidad felices, pero no sabían qué hacer con todo lo que había escrito sobre teología y alquimia, lo que les generaba un inmenso problema, así que terminaron devolviéndole “el paquete” al cuarto Conde de Portsmouth.
Los 329 lotes de la colección que fueron a remate -unos 1.900 escritos- atrajeron muy poco interés, apenas se recolectaron 9.000 libras esterlinas y la colección se dividió entre varios compradores. Ni Cambridge, ni el British Museum se hicieron presentes
Entre estos estaba un “fana” de Newton, John Maynard Keynes quien compró 130 manuscritos, pagando 1.400 libras (a su muerte donó la colección a Cambridge). En base a estos, en 1942 escribió “Newton, the Man” donde rescata la faceta teológica y alquímica de Newton, llamándolo “El último de los magos”. Lamentablemente este ensayo solo se dio a conocer recién después de la muerte del economista en 1946.
El otro gran comprador había sido Abraham Yahuda, quien al morir en 1951 donó su colección al recién fundado Estado de Israel (desde 1969 están en la Biblioteca Nacional de Israel donde fueron microfilmados en 1991).
En 1963 Frank E. Manuel, en base a los papeles de Yahuda publicó “Isaac Newton, Historian” en el que dejó de lado Newton “científico” para concentrarse en sus aspectos religiosos, en particular su visión sobre la historia de la Iglesia, las profecías, la búsqueda de códigos en la biblia y su antitrinitarismo. En su segunda obra sobre el inglés, “Portrait off Isaac Newton” de 1968 lo analiza bajo una óptica psicoanalítica vinculando y explicando su fervor religioso a su personalidad e historia personal.
En “Never at Rest: A Biography of Isaac Newton” de 1980, lo que se considera el trabajo más completo sobre la vida y obra de Newton, Richard S. Wetsfall integra los papeles de Yahuda con los de Keynes, discutiendo de manera extensa su religiosidad a la que considera inseparable del acercamiento racionalista que tenía con la ciencia. Sin embargo, considera esta pasión por la salvación como algo legalistas, intelectual y no realmente espiritual.
Newton salta a la Red
En 1998 Rolf Iliffe y Scott Mandelbrote lanzaron el “Proyecto Newton”, con el fin de digitalizar todos los trabajos de Newton, científicos y de los otros. La estimación es que no terminarían antes de 2035, habiéndose digitalizado a hoy cerca del 60% de todos los trabajos del genio, con el 30-50% de los correspondientes a la alquimia y el 70-80% de los teológicos.
Con el acceso por primera vez a la obra completa de Newton, en 2017 Iliffe publicó “Priest of Nature: The Religious Worlds of Isaac Newton”, posiblemente el estudio definitivo sobre la religiosidad del genio. Aquí nos presenta a Newton, no bajo la óptica psicoanalítica, ni como un frio intelectual, sino como un teólogo radical cuya fe le dio forma a su pensamiento y búsqueda científica.
Su creencia en un creador monoteísta, de inteligencia divina, fue la base de lo que es tal vez su mayor legado, su concepción sobre el universo como un sistema ordenado de manera racional (“General Scholium”, 1713: “Este ser gobierna todas las cosas, no como el alma del mundo, sino como el Señor de todo”) gobernado por leyes universales (“Philosophiae Naturalis Principia Mathematicas”, 1687) que los humanos podemos desentrañar y comprender.
Una cuestión Judeocristiana
A los humanos, especialmente a los “occidentales” con nuestro racionalismo científico, nos fascina tratar de predecir cuándo se acabará todo o al menos cuando cambiarán radicalmente las cosas, con año, día, hora y minuto.
En oriente son menos precisos y más optimistas. Los señales del Corán, similares -aparición del Dajjal/Anticristo y retorno de Jesús- pero diferentes a las judeocristianas-aparición del Mahdi, Gog y Magog, Eventos Cósmicos y la Trompeta Final- no permiten predecir una fecha para los musulmanes, pero no pareciera estar cerca.
Para los budistas se trata de una interminable rueda de creación y destrucción, que en el caso actual sobrevendría luego del arribo del próximo Buda, Maitreya, a partir del año 4.517. Para los hindúes la cosa es aún más lejana y el fin del mundo sobrevendría al terminar el ciclo del Kali Yuga (la era de la diosa Kali, del tiempo, el cambio y la destrucción), esto es el año 428.898
La Biblia, pasado y futuro
Al igual que Pascal, Leibniz, Euler, Faraday, Maxwell, etc. hombre de su época Newton no tuvo problemas en integrar lo divino con lo científico. Pero, si su visión religiosa era inseparable de su visión científica, la científica lo era de su pensamiento religioso, lo que le abrió la puerta a una teología fuera de lo ordinario.
Si fue lo que podríamos llamar un “hereje” (creía en el alma, pero no que fuese inmortal), es porque era un “buen tipo”, alguien que quería recuperar una cristiandad primigenia y simple…donde todo se explicara como que 1+1=2.
Se entiende entonces su fascinación por analizar las Santas Escrituras bajo esta óptica casi matemática, buscando desentrañar desde lo histórico-científico una serie de códigos y señales que suponía imbuidos en la Biblia: “Las profecías sagradas en las Santas Escrituras no son otra cosa que historias de lo que está por venir” (Yahuda MS 1.1, folio 16 recto).
En particular hubo cinco fragmentos sobre la llegada del fin del mundo que acapararon su interés,
“Y él proferirá palabras contra el Altísimo y afligirá a los santos del Altísimo, e intentará cambiar los tiempos y la ley; y le serán entregados en sus manos por un tiempo, por tiempos y por medio tiempo”), Daniel 7:25
"Y le respondió: Por dos mil trescientas tardes y mañanas; entonces el lugar santo será restaurado", Daniel 8:14
“Y oí al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, que levantando su mano derecha y su mano izquierda al cielo, juró por aquel que vive para siempre, que será por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo; y cuando se termine la destrucción del poder del pueblo santo, se cumplirán todas estas cosas”, Daniel 12:7
“Y otorgaré autoridad a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”, Revelaciones 11:3
“A la bestia se le dio una boca que hablaba palabras arrogantes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses”, Revelaciones 12:6
2060, la llegada del Fin del Mundo
Newton tenía terror a que cualquiera se pusiese a interpretar livianamente la Palabra Sagrada, lanzando predicciones que bastardearan los mensajes de la Biblia. Así que sus cálculos los hizo, en una hojilla aparte, sin ninguna intención que se hiciesen públicos (Yahuda MS 7.3g, folio 13 verso).
De las citas anteriores estimó 1290, 1150 (2300/2), 1335, 1260 y 1260 días, lo que promedia 1260 días, que bajo la idea profética que cada día representaba un año serian 1260 años.
Ok, los números estaban, pero había que determinar a partir de cuando se aplicaban. Para esto Newton apeló al desarrollo histórico buscando determinar cuando había comenzado la apostasía de la Iglesia Católica, cuando se habían apartado los cristianos de la Verdad.
Este quiebre con la verdad habría comenzado con el Concilio de Nicea en el año 325, que asentó el trinitarismo como dogma, y tomo fuerza a partir del 756 cuando el rey de los Francos, Pipino el Breve le donó al Papado los territorios del centro de Italia. Si bien en un principio se inclinó por el año 607 o el 609 (Keynes MS 5, “Notes on the Apocalypse””), finalmente se decidió por el 800 (en Yahuda Ms 7 lo repite dos veces), cuando Carlomagno es nombrado Sacro Emperador Romano por León III, como el del inicio de “la supremacía del Papado” y la apostasía (Yahuda MS7.3º, folio 8 recto).
Ahora la cosa es fácil, 800 (año del principio de la corrupción) +1260 (duración de la corrupción) = 2060 (fin de la corrupción).
El primero que rescató 2060 como el año del fin del mundo para Newton, fue Richard Westfall en “Never at Rest” de 1980 (págs. 816-17). Al año siguiente, David Castillo (el primero en examinar la colección Yahuda) publicó “The Expanding Force in Newtons Cosmos” donde nos habla de la misma fecha. En 1999 Stephen Snobelen vuelve a mencionarla en su paper “Isaac Newton, Heretic,: The Strategies of the Nicodeme” (págs. 391-92). Es decir, hace bastante tiempo que sabemos que Newton nos habla del principio del fin para dentro de 35 años.
Claro que con Newton nada es totalmente claro. Así que en la página 144 de su “Observations Upon the Phrophesies of Daniel, and the Apocalypse od St.John” (publicado en 1733) sostienen que poco antes o poco después de 2060 Cristo retornaría a la tierra para establecer el Reino de Dios por 1.000 años.
Así 2060 no sería en realidad el año del fin del mundo, sino la del fin de lo que él llamaba “la Iglesia corrupta”, “la Bestia” -el anticristo-, “Babilonia”, la “Madre de las prostitutas” es decir de la Iglesia Católica (Yahuda MS1, sección 1, “Treatise on the Apocalypse”), sino el del comienzo de la nueva era de Gloria que finalizaría en 3060.
Newton, León XIV y el Fin del Mundo.
A lo largo de la historia los Papas no estuvieron demasiado tiempo en sus funciones, unos siete años y medio en promedio, pero esto ha venido creciendo. Lo últimos diez Papas (ex Juan Pablo I) encabezaron la iglesia por casi 16 años.
Robert Francis Prevost, León XIV, es un hombre reconocidamente sano, deportista -en beisol va por los White Sox de Chicago, Alianza Lima en Perú y el Napoli en Italia; en básquet por Villanova y los New York Knicks-, de 69 años de edad, así que sería razonable esperar que (hoy la expectativa de vida de los italianos es de 84 años y se espera que para 2040 alcance los 86), aunque no supere el récord de los 31 años de Pio Nono (1878/1903) escogido cuando tenía 54 años y fallecido a los 85, tenga un pontificado extenso.
Esto coloca al Papa León, de no mediar sorpresa, como el anteúltimo (en el peor de los casos el antepenúltimo) pontífice antes del 2060, para cuando la situación en Israel debería de haber avanzado y se haya cumplido -internet mediante- aquello que preveía Mateo 24:14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
Suma de coincidencias, mitos, adelantos tecnológicos e intereses políticos, o no, la coincidencia con el juego geopolítico de los EE.U.U., las predicciones de Malaquías, Nostradamus, el mito urbano de las tumbas, los dichos de la Biblia y las proyecciones de Newton sobre el fin del mundo que conocemos y el arribo de una nueva era, están ahí.
¿Finis?
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