26 de enero 2024 - 00:00

“No hay banda”: o el esfuerzo para dejar atrás el bloqueo creativo

Diálogo con el autor, director y actor Martín Flores Cárdenas, quien regresa con esta obra en tercera temporada a Casa Teatro Estudio desde hoy a las 20.30.

Flores cárdenas. El dramaturgo inicia el ciclo de Obras Truncas.
Flores cárdenas. El dramaturgo inicia el ciclo de Obras Truncas.

“En la obra aparece la pregunta por qué es ficción y qué no, que bien podría acercarse al interrogante de qué determina que algo sea real o no”, dice Martín Flores Cárdenas, autor, director y protagonista de “No hay banda”, que vuelve con su tercera temporada a Casa Teatro Estudio, los viernes a las 20.30. Esta obra es la primera entrega del ciclo Obras Truncas y se presentará próximamente en el FITEI de Portugal. La historia gira en torno a un dramaturgo que para superar un bloqueo creativo decide revisar en público el proceso de una obra recurrente y trunca. Conversamos con Flores Cárdenas.

Periodista: ¿Cómo surgió el ciclo de obras truncas?

Martín Flores Cárdenas: “No hay banda” tuvo su publicación pero siempre algo fue cambiando, inclusive desde el proceso de corrección y publicación, y en teatro siempre hay frases o palabras que cambian o no están más, o se agregaron. El libro se imprimió y esa versión quedó ahí inmortalizada, en el teatro siempre algo se modifica. Como soy el autor, director y actor, con solo decidir que algo cambie, el cambio sucede. No hay intermediarios ni instancias de negociación como cuando hay más gente. A veces cambio y me corrijo en vivo.

P.: ¿Cómo puede ampliar lo que dice Piglia sobre que la historia literaria es siempre una condena para el que escribe?

M. F. C.: El estreno de un texto o una película es una condena, en teatro la existencia de la obra es más parecida a la de un cuerpo, la aceptamos como cosa viva. El cine o la literatura necesitan de los creadores pero una vez lanzados son independientes de sus creadores. El teatro necesita de esa presencia del público y los cuerpos se modifican con el correr de las funciones.

P.: ¿Cuándo termina una obra?

M. F. C.: Es muy común escuchar que nadie muere definitivamente mientras su recuerdo permanezca en la memoria de alguien, las obras también viven en aquellos que las vieron o formaron parte. A veces alguien puede contar una escena que no hay posibilidad de volver a ver y esa escena entonces sigue viva en esos relatos que a su vez generan nuevas imágenes, siguen creciendo y mutando. Se me hace difícil pensar que esa obra haya terminado. Eso que se cuenta no es la obra pero, ¿qué es la obra? ¿Cómo se cuando termina o muere si no sé qué determina su existencia?

P.: ¿Hay algo del duelo y la muerte que se sublima con la escritura?

M. F. C.: Necesito pensar y hablar de lo que me pasa, y escribir es una forma de pensamiento y cuando escribí esta obra estaba tratando de escribir otras cosas pero no podía porque lo que me pasaba era el duelo. Me entregué entonces a hacer la obra, me enfrentó a un desbloqueo creativo y me conectó con el teatro y con la vida como hacía rato no me pasaba. Que esas emociones perduraran y ese intento de repetirlo se volvió esencial.

P.: ¿La obra es documental o es performance?

M. F. C.: Se sostiene por esa diversidad de lecturas, quizá es un poco de documental y algunos toman todo lo dicho como registro fiel y otros se enganchan con la zona más borrosa de no saber cuando empieza o termina.

P.: ¿Va a seguir el ciclo de obras truncas?

M. F. C.: “Love me” la obra que escribí y dirigí junto a Marina Otero, es una obra trunca. “Fuck me” iba a ser un unipersonal y como Marina se lesionó terminó llamando a los intérpretes. En “Love me” ella está quieta, es una obra más conceptual que de representación y su contenido fue cambiando porque su cuerpo fue cambiando, se rehabilitó y se recuperó durante las funciones. Colaboré con “Fuck me” y ahora lo hago con “Kill me”, a distancia. “Love me” se presentará en el Teatro de la Ville en París y Bruselas.

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