3 de junio 2025 - 00:00

A 10 años de Ni una Menos: por qué las empresas no pueden mirar para otro lado

El 3 de junio de 2015 se realizó la primera marcha de Ni Una Menos, para reclamar por los femicidios y visibilizar las múltiples formas de violencia de género.

La primera marcha de Ni Una Menos se realizó el 3 de junio de 2015.

La primera marcha de Ni Una Menos se realizó el 3 de junio de 2015.

Mariano Fuchila

Como cada mañana, Mariana toma el colectivo en silencio. Algunas marcas no se ven, otras se ocultan bajo el maquillaje y el abrigo. Está llegando tarde al trabajo otra vez. En los últimos meses su puntualidad se volvió errática, faltó varias veces y apenas puede concentrarse en las reuniones. Todavía no pudo ponerle nombre a lo que le pasa, cree que son problemas de pareja, pero Mariana vive violencia doméstica. Lucía, su compañera de oficina, empezó a notar cambios: ella siempre fue muy responsable con los horarios, muy alegre. Pero ahora está apagada, puede notar las lágrimas contenidas. Preocupada, se animó a contarle sus sospechas a Ana, la amiga de ambas, buscando qué hacer. “Viste que además, siempre se va rápido, y ya no se queda charlando y hace mil que no viene a los after office”. Pero la respuesta de Ana fue tajante: “Eso es un tema privado, no nos metamos”.

Pero la violencia doméstica no se reduce al hogar: es un problema social que impacta en todos los espacios donde la persona se desarrolla, incluido el trabajo. Ignorarla no hará que deje de existir, al contrario, la invisibiliza y así la perpetúa. Desde Grow-género y trabajo reflexionamos sobre algunas claves a tener en cuenta.

A 10 años del Ni una Menos

Hace diez años, el 3 de junio de 2015, las calles y plazas de cada pueblo se llenaron al grito de Ni Una Menos, en todo el país se marchó para decir basta a los femicidios y a las múltiples formas de violencia de género. Pero mientras el movimiento logró instalar el debate en la agenda pública, aún queda mucho por hacer dentro de las organizaciones laborales.

El rol de las organizaciones es fundamental. La oficina, la fábrica, el hospital o cualquier ámbito laboral pueden ser un espacio de contención, un salvavidas o un lugar de revictimización y silencio.

¿Y qué pueden hacer? El compromiso no puede limitarse a comunicados del 3 de junio: debe expresarse en acciones concretas, en políticas y protocolos que acompañen a quienes atraviesan situaciones de violencia.

¿Por qué son necesarios los protocolos?

Contar con un protocolo de acompañamiento de la violencia doméstica permite establecer una hoja de ruta para actuar cuando alguien se encuentra en esta situación. Sirve para brindar contención, articular medidas de protección, garantizar licencias y adecuaciones laborales temporales, y para formar a líderes y equipos en la detección y el acompañamiento.

Más aún, un protocolo no solo protege a quienes sufren violencia, sino que fortalece el compromiso ético y social de la organización. Previene el ausentismo prolongado, mejora el clima laboral y envía un mensaje claro: la violencia no es tolerada, y el acompañamiento es clave.

Claves para el armado de un protocolo efectivo:

  • Procedimientos de actuación claros: camino que debe seguir el equipo que aborda una situación y debe acompañar, con pasos claros y delimitados.
  • Medidas de protección: licencias especiales, cambios de turno, acompañamiento psicológico o legal, medidas de apoyo económico.
  • Capacitación a líderes, recursos humanos y equipos sobre cómo actuar con perspectiva de género y derechos.
  • Comunicación interna: visibilizar el protocolo y sus recursos en todos los niveles para fomentar el acceso y la confianza.
  • Articulación con redes externas: conexión con organismos públicos y de la sociedad civil especializadas para el acompañamiento integral.

La violencia doméstica no es un tema privado, compromete la salud, la seguridad y la vida de las personas. A diez años del grito colectivo de Ni Una Menos, no se puede seguir mirando para otro lado: es momento de comprometerse y actuar.

(*) Coordinadora del área de violencias de Grow- género y trabajo

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