El devenir de nuestra crisis tapó un tema global: importante la reunión de Brics en Brasil, que siguió a la reunión de Mercosur donde Argentina cedió la presidencia “pro tempore” a Brasil.
BRICS
Mercosur-BRICS implica una clara alternativa a la dolarización y a la restricción de divisas, dice el autor de la nota.
Recordemos que los Brics, originalmente Brasil, Rusia, India y China se ampliaron a diversos países relevantes como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Bielorrusia, Malasia, Nigeria, Tailandia, Vietnam, Irán y Egipto.
Este bloque que integran los países de mayor dinamismo económico y comercial y que incluye diversos aliados tanto de Estados Unidos como de China, gobiernos de derecha e izquierda, países de todos los continentes, invitó a Argentina a sumarse en 2023, invitación aceptada por el Gobierno anterior y rechazada insólitamente por el Presidente Milei. En la reunión de Río participaron por primera vez como observadores Chile, Uruguay y Colombia
Para tener una magnitud de la relevancia global de Brics, el bloque representa el 41% del PBI mundial y el 51% de la población global. Y nos damos el “lujo” de darle la espalda.
China es el principal socio comercial de más de 130 países a nivel mundial, India el tercer socio de más de 40 países y el bloque como un todo es el principal productor de insumos críticos en la economía global. Mucho más en una guerra geopolítica.
El Gobierno solo busca un alineamiento acrítico con Estados Unidos e Israel, generando serias complicaciones geopolíticas, introduciendo serios riesgos geopolíticos económicos y de seguridad y perdiendo oportunidades de comercio e inversión.
Mercosur fue una de las pocas políticas de Estado de la democracia desde 1983 sin excepciones, una herramienta clave en términos políticos económicos y sociales en un mundo de regionalismo de bloques y creciente proteccionismo. El Gobierno está vaciando de contenido el bloque pretendiendo solo firmar acuerdos de libre comercio con Europa y Estados Unidos, a pesar que Estados Unidos dejó claro que no quiere un acuerdo de libre comercio.
Mercosur y Brics avanzan en diferentes opciones estratégicas, desde construir un corredor bioceánico entre Brasil y el Pacífico para negociar con Asia abaratando costos y sin depender de rutas de Medio Oriente de alto riesgo geopolítico. Argentina podría estar en esa mesa de discusión, no está y queda afuera de iniciativas importantísimas desde la conectividad que le darían competitividad a nuestra producción.
BRICS reclama una profunda reforma al sistema financiero internacional, una cuestión central para prevenir crisis globales que afectan a países altamente endeudados como Argentina. Una reforma necesaria para poder acceder a recursos para el desarrollo no para financiar programas no sustentables.
Argentina renuncia además a ser parte del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD BRICS), una pieza clave en una nueva arquitectura financiera del Sur Global en un país que necesita financiamiento para la infraestructura y para el desarrollo, una función que los bancos multilaterales están abandonando o subordinando a programas de ajuste con el FMI.
Brasil está impulsando un comercio de Brics en monedas locales, lo que permite minimizar el uso de reservas y fortalecer además la demanda en pesos. Eso enlaza con iniciativas de Rusia, China y otras economías para desdolarizar las relaciones comerciales por la pérdida de hegemonía del dólar estadounidense que se está depreciando a nivel global.
Muchos Bancos Centrales están a su vez desdolarizando sus reservas. De hecho, la fuerte suba del oro a nivel mundial está correlacionada con ese proceso, en un contexto donde la Argentina reduce la posición de oro en sus reservas cuando el precio del oro bate records y el mundo los demanda como una buena inversión y un refugio ante el conflicto.
El uso de monedas locales y de sistemas de pagos distintos al SWIFT de los Estados Unidos además es visto como una forma de evitar riesgos legales. Como se vió con los buitres y con YPF, en activos de Rusia, pero también con países pro occidentales como Islandia en 2008, los riesgos de embargos por usar sistemas de pago en dólares son muy elevados.
Por eso BRICS busca alternativas como hacer transacciones internacionales por alternativas diferentes a SWIFT, para evitar riesgos legales como el sistema de pagos CIPS de China que está creciendo significativamente en transacciones globales en yuanes.
Claramente la Argentina debe volver a un esquema multipolar, recuperar la integración regional, buscar sinergias con BRICS y fortalecer un Mercosur para el desarrollo.
Lula entiende que en un mundo proteccionista el “arancel externo común nos debe blindar contra guerras comerciales ajenas”. En sus palabras “La robustez de nuestra institucionalidad nos acredita ante el mundo como socios confiables. No es casualidad que cada vez más un número mayor de países y bloques estén interesados en acercarse a nosotros". Muy lejos del desinterés suicida del gobierno argentino y de una apertura comercial ahistórica que ningún país está implementando.
Mercosur-BRICS implica una clara alternativa a la dolarización y a la restricción de divisas. En el bloque se debate a futuro una moneda común. Iniciar pasos para llegar a ese objetivo implica reducir asimetrías, profundizando una integración regional con vistas a poder competir en esta guerra hegemónica, para un país como Argentina cuyas políticas actuales nos debilitan profundamente.
La dolarización unilateral que planteó el Gobierno es un régimen monetario que implica la desaparición de la moneda nacional y la adopción del dólar como única moneda de circulación legal en el país. Este régimen solo está vigente en menos de 12 países en el mundo. Salvo Hong Kong en origen ninguno relevante.
Para los defensores de la dolarización, se eliminaría el riesgo cambiario, la inestabilidad financiera y la inflación suprimiendo la moneda nacional.
Si se analiza la experiencia de Ecuador y El Salvador países de la región que adoptaron el dólar como moneda en los últimos 20 años, fuera de Panamá que dolarizó en 1903 a instancias de EEUU, no se observan ganancias ni en crecimiento, equidad ni en sector externo en los 20 años de dolarización.
Lo cierto que la dolarización implica una pérdida de instrumentos para reducir los shocks internacionales, no reduce per se la inflación, genera pérdidas de competitividad, no cierra la restricción externa, genera fragilidad en el sistema bancario, no soluciona el tema fiscal ni la cuestión del fuerte endeudamiento.
Una cuestión muy diferente es recuperar el peso y negociar en el mediano plazo una moneda común en el marco de un proyecto de desarrollo productivo y no de apertura y con políticas que aseguren corrientes equilibradas de comercio, inversión y financiamiento que generen integración y no fragmentación territorial, desarticulación productiva y exclusión social.
Recuperar la capacidad de hacer política monetaria luego de años de elevada inflación, dolarización y con políticas antinacionales e inconsistentes va de la mano de un proyecto regional.
Es clave desarrollar empresas Mercosur. Lula también afirmó que es "necesario reactivar el foro empresarial del Mercosur y ofrecerles el apoyo a las pymes” y que “Es hora de que el Mercosur mire hacia el Asia, el centro dinámico de la economía mundial. Nuestra participación en las cadenas mundiales de valor se beneficiará de una mayor proximidad con Japón, China, Corea, India, Vietnam e indonesia". El mundo está cambiando de hegemonía y el riesgo es que como los conservadores locales hace 90 años, con el leonino pacto Roca Runciman con los ingleses equivoquemos otra vez el bando ganador.
Es necesario también una integración en diversas dimensiones no solo comercial y financiera. Según el presidente de Brasil, parte de los cambios que se dan en la geopolítica tiene que ver con los avances tecnológicos y las nuevas carreras que se dan entre los países por dominar las novedosas herramientas, tales como la Inteligencia Artificial. "Nuevas tecnologías se están concentrando en manos de un pequeño número de personas y empresas con sede en un aun número menor de países".
Dicha mirada estratégica implica fomentar alianzas regionales; así “recientemente Brasil y Chile formalizaron una alianza para crear modelos de inteligencia artificial (IA) que reflejen las realidades culturales y lingüísticas de América Latina. Lo contrario a una Argentina que desfinancia el CONICET y ARSAT, la educación y el financiamiento científico y tecnológico, claves para un proyecto de Nación con crecimiento y equidad.
Así MERCOSUR y BRICS constituyen una agenda estratégica que permita una política exterior y económica que potencie al país, alejada de la subordinación a hegemonías, de una apertura irracional y de una entrega de la soberanía monetaria, económica financiera y productiva. Se trata de volver a ser una Nación, con esa visión de futuro de los Libertadores de nuestras patrias, a escala regional, como solo hoy es posible en este contexto para un proyecto nacional.
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