29 de diciembre 2025 - 19:14

Inflación a la baja, actividad más débil y un nuevo mapa de riesgos para la política monetaria

Las acciones estadounidenses retroceden en una semana acortada por feriados, con los inversores ajustando posiciones de fin de año y recalibrando expectativas sobre la Fed.

El último análisis del Banco Central identifica un giro en el balance macro, con menor tracción interna y un contexto internacional que sigue condicionando las decisiones de corto plazo.

El último análisis del Banco Central identifica un giro en el balance macro, con menor tracción interna y un contexto internacional que sigue condicionando las decisiones de corto plazo.

Foto: BCU

En la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central del Uruguay (BCU), se decidió profundizar el proceso de recorte de tasas y reducir la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 50 puntos básicos, hasta 7,5%, en un contexto de inflación controlada, expectativas alineadas con la meta y una actividad que muestra signos de enfriamiento.

La decisión fue adoptada por unanimidad por el Directorio del BCU, encabezado por Guillermo Tolosa, y se apoya en un diagnóstico que combina un escenario internacional aún incierto pero resiliente, una inflación local que se mantiene por debajo del objetivo y un balance de riesgos que, por primera vez en varios informes, se inclina claramente a la baja.

El recorte de mayor magnitud respecto a instancias anteriores marca un cambio en el ritmo del ciclo monetario, en un momento en que la política comienza a transitar una zona más cercana a la neutralidad, con el objetivo de sostener condiciones financieras equilibradas sin comprometer la estabilidad de precios.

Un escenario global resiliente, pero atravesado por la incertidumbre

A nivel internacional, el BCU observa que el escenario continúa dominado por una elevada incertidumbre, especialmente en los frentes geopolítico y comercial, aunque las perspectivas de crecimiento global se mantienen saludables y relativamente estables respecto a la reunión anterior del Copom.

La inversión en nuevas tecnologías, condiciones financieras más favorables y una moderación parcial de las tensiones comerciales han contribuido a sostener la resiliencia de la economía global. En la región, las proyecciones fueron revisadas levemente al alza, con un mejor desempeño esperado para Estados Unidos y Argentina, y una evolución más estable en Brasil.

Este contexto configura una demanda externa algo más favorable para Uruguay, aunque sujeta a riesgos relevantes, en particular ante eventuales cambios en el escenario financiero internacional o un recrudecimiento de las tensiones comerciales.

Desinflación en marcha y giro más laxo de los bancos centrales

En materia de precios, el panorama global muestra una continuidad del proceso de desinflación, aunque con diferencias entre economías. La debilidad del dólar y de los precios de las materias primas ha contribuido a este comportamiento, en un contexto donde la mayoría de los bancos centrales ha optado por relajar o mantener su postura de política monetaria.

En línea con lo esperado por el mercado, la Reserva Federal de Estados Unidos recortó su tasa de referencia en 25 puntos básicos, ubicándola en el rango de 3,75%-4%, ante señales de debilitamiento del mercado laboral. Las expectativas apuntan a nuevos recortes durante 2026, aunque persisten riesgos al alza.

En América Latina, la caída de la inflación y la convergencia de expectativas permitieron avanzar en el proceso de relajación del ciclo contractivo, aunque a distintas velocidades entre países, reflejando heterogeneidades en la dinámica inflacionaria y fiscal.

Inflación local por debajo de la meta y expectativas alineadas

En el plano doméstico, la inflación continuó descendiendo y se ubicó en 4,1% interanual en noviembre, levemente por debajo de la meta del BCU, fijada en 4,5%. También se observó una caída en la inflación subyacente, que excluye precios administrados y componentes volátiles como frutas y verduras.

Este desempeño estuvo parcialmente compensado por aumentos en otros rubros del IPC, pero en conjunto la inflación evolucionó por debajo de lo previsto en el último Informe de Política Monetaria (IPOM), principalmente por una mayor debilidad de los precios de importación y el retraso en la firma de acuerdos salariales en sectores relevantes.

Las expectativas de inflación de analistas y mercados financieros descendieron a 4,6%, prácticamente en línea con la meta, y en las últimas cuatro encuestas la totalidad de estos agentes se ubicó dentro del rango de tolerancia. El promedio que incluye a las empresas también bajó, hasta 4,9% en diciembre.

Actividad más débil y señales mixtas del mercado laboral

La actividad económica mostró un desempeño inferior al previsto en el IPOM anterior. El crecimiento estuvo sostenido por el consumo privado y las exportaciones netas, mientras que la inversión presentó un comportamiento más débil.

Los indicadores de corto plazo anticipan un desempeño moderado en la segunda mitad de 2025, afectado transitoriamente por el cierre de la refinería y una desaceleración de algunos indicadores de consumo. En este contexto, el desempleo registró un leve aumento, aunque el mercado laboral continúa mostrando niveles de robustez.

En el mercado financiero, la curva de Letras de Regulación Monetaria (LRM) se desplazó hacia abajo en todos sus tramos, manteniéndose invertida, mientras que el peso uruguayo se apreció levemente, en línea con su comportamiento estacional y el desempeño de otras monedas de la región.

Proyecciones revisadas y brecha de producto negativa

Las proyecciones de crecimiento fueron revisadas levemente a la baja para este año, como resultado de un peor desempeño esperado en el segundo semestre, explicado por el funcionamiento irregular de la refinería y una moderación del consumo.

Hacia adelante, el BCU proyecta que la economía crecerá en torno a su ritmo potencial durante los próximos dos años, impulsada principalmente por el consumo privado y, a partir del año próximo, por una recuperación moderada de la inversión.

Estas revisiones implican que la brecha de producto se encuentra en terreno ligeramente negativo, lo que refuerza el diagnóstico de una demanda interna más contenida y contribuye a explicar la moderación de las presiones inflacionarias.

Riesgos a la baja ganan peso en el balance macroeconómico

El balance de riesgos, que en informes previos era considerado equilibrado, se inclina ahora a la baja tanto para la inflación como para la actividad, un elemento central en la decisión del Copom.

Entre los factores que presionan a la baja sobre la inflación se destacan la continua debilidad del dólar global, la caída en los precios de la mayoría de las materias primas y una demanda internacional aún incierta.

No obstante, el BCU advierte que persisten riesgos al alza, como la incertidumbre en las políticas globales y regionales, la firmeza de los precios de las carnes y algunos alimentos, y la lenta convergencia de las expectativas empresariales y de la inflación no transable.

La decisión del Copom y la hoja de ruta de la tasa

A partir de este diagnóstico, el Copom valoró que la meta de inflación de 4,5% se consolida en varios frentes, aunque señaló que la persistencia de desvíos entre la inflación efectiva y la meta (en esta instancia, por debajo) representa un desafío para la política monetaria.

En función de ello, el Directorio del BCU resolvió reducir la TPM en 50 puntos básicos, ubicándola en 7,5%, como parte del proceso iniciado en el segundo semestre para llevar la política monetaria hacia un nivel neutral.

El cambio en el ritmo del recorte se sustenta en que la información reciente sobre inflación y actividad mostró una dinámica más débil que la anticipada, y refleja la flexibilidad del Banco Central para ajustar su estrategia en función del contexto macroeconómico.

Qué mirará el BCU hacia adelante

De cara a los próximos meses, el Copom evaluará especialmente la evolución de la inflación y de sus determinantes, la dinámica de la actividad económica y las condiciones financieras, incluyendo la evolución global del dólar.

En la medida en que la inflación continúe evolucionando en línea con lo previsto y las expectativas permanezcan ancladas, la senda de la tasa de interés podría seguir avanzando hacia una fase más expansiva, de forma consistente con el objetivo de estabilidad de precios.

El mensaje final refuerza la señal ya transmitida en el último comunicado del Copom: la política monetaria seguirá siendo prudente, pero flexible, con el foco puesto en sostener el anclaje inflacionario en un contexto de crecimiento moderado y riesgos que, por ahora, se inclinan a la baja.

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