17 de julio 2002 - 00:00

Malo: el país debe importar 40% de algodón para consumo

El sector algodonero fue uno de los más afectados por la crisis que sufre la economía argentina y en particular el agro. Durante la campaña 2001/2002 se sembraron 173.000 hectáreas, una cifra muy baja y para este año se estima un total de 70.000 ha, con lo cual la producción local no alcanzaría para satisfacer el mercado interno.

Consultado por Ambito Financiero, Carlos Almiroty, ex presidente de la Cámara Algodonera Argentina, productor, exportador y broker, consideró que este año se deberá importar 40% del algodón destinado a consumo. Por eso, Almiroty abogó por un incentivo oficial mediante subsidio por vía impositiva y alertó sobre las negativas consecuencias que traería aparejadas para el campo argentino el excesivo cultivo de soja, fenómeno que él denominó «sojadicción».

Periodista: ¿Cuál es la situación del sector algodonero?


Carlos Almiroty
: El sector algodonero viene soportando una crisis que abarca toda la agricultura. Pero en el caso de las economías regionales como el algodón, el té, la yerba, el tabaco, la crisis ha sido más aguda.

El sector algodonero ha tenido 4 años de clima adverso; en el momento de la cosecha llovió en exceso y los rendimientos han sido muy malos (ver cuadro). Por otro lado, los precios internacionales cayeron. Si bien este año mejoraron a raíz de que las deudas bancarias quedaron pesificadas en buena medida, las deudas con los importadores de insumos todavía se están discutiendo. Igualmente, el rendimiento fue muy pobre y cayó tanto que los productores le han tomado miedo al algodón; están muy doloridos, ha habido mucha gente que ha abandonado la agricultura. Además, al no haber financiamiento, los algodoneros que quieran producir tendrán que disponer de dinero efectivo para comprar todo el paquete. Y la cosecha de algodón requiere una gran cantidad de insumos agroquímicos.

P.: ¿Cómo influye en el sector este boom de la soja?


C.A.:
El cultivo de soja aparece como una suerte de solución, pero a la vez es un enemigo del cultivo de algodón. Por ejemplo, en el caso del Chaco, en la próxima campaña van a cosechar girasol y después soja de segunda. Ante esto, el algodón no tiene posibilidades y son muy pocos los productores que van a sembrar algodón.

P.: ¿Qué consecuencias tendrá esto?


C.A.:
Traerá varias consecuencias: el girasol y la soja expulsan a la gente del campo, porque son trabajos muy sencillos, de venta directa, que no requieren mano de obra en el campo. El algodón, en cambio, fija a la gente en el campo porque requiere más cantidad de personal y atención durante todo el año. Esto traerá un problema social grave en provincias que ya tienen dificultades, ya que provocará una mayor emigración de gente desde el campo hacia las grandes ciudades.

• Incentivos

P.: ¿Cuál sería la solución?

C.A.: La solución sería que el gobierno aplicara una política agropecuaria clara, que no la tiene. Por ejemplo, habría que buscar incentivos para que se diversifique la producción, porque un país que está enfermo de «sojadicción» es peligrosísimo para el país y para los productores. Además, si los productores tienen éxito con la soja, el Estado les va a aumentar las retenciones, porque no se va a perder ese bocado que necesita desesperadamente. Además, apostar por una producción de soja desde La Rioja hasta la Quiaca me parece un disparate desde el punto de vista agropecuario.

P.: ¿Qué medidas concretas propone?


C.A.:
El gobierno debería dar algún tipo de incentivo; a mí no me gusta la palabra subsidio, no creo en los subsidios, pero sí creo en el auxilio de emergencia en momentos muy críticos como éste. No debe ser en dinero, sino subsidio por vía impositiva. Esto es clave. Porque cuando se da dinero se genera corrupción y toda clase de «negreo»; y un país no puede pensar en negro. En cambio, un subsidio por vía impositiva hace que los que pagan impuestos tengan algún tipo de beneficio para que lleve a los productores a cultivar algodón al menos como herramienta de diversificación. El país no puede prescindir de un cultivo como el algodón que en su momento le llegó a reportar 500 millones de dólares de exportación (del '96 al '99). En cambio, este año va a terminar gastando 100 millones de dólares para exportar algodón. Además, hay que pensar que la crisis del sector algodonero también afectará seriamente a la industria textil, que ya está muy golpeada. Sería el golpe de gracia, al no contar con materia prima. Si dependen de la importación tendrán que conseguir crédito y financiación para hacerlo. Aumentarían los costos sideralmente.

P.: ¿Cuáles son las perspectivas de producción para el algodón durante esta temporada?


C.A.:
La caída del área sembrada va a ser muy grande. Entre los productores no hay voluntad de siembra de algodón. Desde ya que hay unos pocos productores que han cultivado algodón durante 50 años y que por una razón cultural lo harán también este año, pero si antes cultivaban 500 hectáreas este año cultivarán 50. En el caso nuestro también haremos algo a sabiendas de que no es lo más rentable. Es que el productor algodonero quedó knockout; quedó fuera de competencia.

P.: ¿Qué volumen tendrá la importación de algodón este año?


C.A.:
La Argentina siempre importó pequeñas cantidades, pero eso era balanceado con grandes volúmenes de exportación. Sin embargo, este año se deberá importar 40% de la producción destinada a consumo. Y si esto sigue así, en el futuro vamos a pasar a depender totalmente del importado. Va a ser muchísimo peor.

P.: ¿Cómo evalúa la actitud del gobierno ante esta crisis que sufre el sector algodonero?


C.A.:
Las autoridades siempre se han ocupado muy poco del algodón. Algunos gobernadores se interesan de vez en cuando pero no sé si tienen los conocimientos y la capacidad para conseguir lo que el sector necesita. La preocupación de los ministros es recaudar y no producir. Hoy los ministros van a pedir que les presten y no piensan en cómo producir. Hay que volver a la producción. Hay que eliminar obstáculos, el primero de los cuales son las retenciones.

P.: ¿El mercado externo puede ser una solución?


C.A.:
El comercio exterior no es una salida porque el mercado interno estará insatisfecho. La Argentina trabajó 30 años para conseguir el mercado de exportación y ahora lo ha perdido. El algodón argentino iba a Europa, Oriente, Mercosur, Canadá, etcétera. Hemos perdido estos mercados por falta de oferta.

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