La inclusión financiera en Argentina avanza, pero aún enfrenta desafíos estructurales ineludibles. Según el último informe del Banco Central (abril 2025), aunque los pagos digitales crecieron por el efecto pandémico, el efectivo aún representa un 18% de las ventas en supermercados y un 12% en electrodomésticos, especialmente en zonas rurales, donde el billete “sigue siendo rey” en muchas transacciones.
A pesar del boom de pagos digitales, para 1 de cada 3 argentinos el billete "sigue siendo rey"
Aunque los pagos digitales crecieron por el efecto pandémico, miles de argentinos todavía utilizan las redes de cobranza presencial.
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Los puntos extrabancarios y de cobros presenciales juegan un rol fundamental en este proceso de democratización del sistema.
Sin embargo, pensar en inclusión solo como bancarización digital es quedarse a mitad de camino. La verdadera inclusión requiere accesibilidad territorial, diversidad de medios de pago y proximidad con las realidades socioeconómicas de cada persona, especialmente en el universo informal que caracteriza a una parte importante del país.
Puntos extrabancarios: la puerta de entrada real
Según Walter Barisone, director de Medios de Pago y Canales de Gire (Rapipago), hoy existen múltiples vías extrabancarias para operar: desde redes de cobranza presencial, hasta la integración con billeteras digitales, códigos QR, pagos con tarjeta de débito y soluciones híbridas. Estas herramientas permiten extraer efectivo, pagar servicios, hacer recargas o depositar y retirar efectivo sin necesidad de tener una cuenta bancaria tradicional.
“Desde Rapipago, contribuimos a esta inclusión real desde una perspectiva territorial. Con más de 10.000 sucursales en todo el país, brindamos un servicio que permite pagar con efectivo, débito o QR de billeteras digitales; además de permitir extraer hasta 170.000 pesos. Lo hacemos con una capilaridad clave: el 81% de nuestras sucursales están ubicadas en zonas donde hay dos, una o ninguna entidad bancaria o cajero automático en un radio de 400 metros. Y en contextos de alta vulnerabilidad, el 51% de las transacciones de ingreso y egreso de efectivo vinculadas a billeteras digitales se realiza en puntos donde directamente no hay acceso a bancos ni ATM”, completó Barisone.
Según Barisone, el 29% de sus usuarios está totalmente no bancarizado, generando el 21% de sus ingresos: evidencia del papel vital de los puntos extrabancarios como nudos entre economía informal y sistema financiero.
Más uso, no solo acceso
Aunque la penetración de cuentas creció hasta alcanzar aproximadamente el 99% de los adultos, el desafío ahora es fomentar el uso de herramientas financieras más allá de lo básico: ahorro, crédito, inversiones y planificación familiar.
Según Damián Palais, asesor de Cocos Capital, "los pequeños ahorristas demandan productos flexibles que integren ahorro, pagos e inversiones en esquemas múltiples que respondan a perfiles emergentes”.
"El objetivo siempre fue facilitar los primeros pasos y derribar el miedo a usar herramientas digitales para manejar el dinero”, aseguró recientemente.
Valeria Rodriguez, directora de Lyra Argentina, agregó que la tecnología tiene el poder de transformar el panorama financiero, permitiendo a millones de personas acceder a servicios que antes eran inalcanzables. "La inclusión financiera es una necesidad para un desarrollo económico equitativo", sostuvo la analista, y explicó: "A pesar de los avances tecnológicos, millones de personas en todo el mundo aún no tienen acceso a servicios financieros formales, dejándolas fuera del ciclo económico. Para muchos, el acceso al crédito es limitado o inexistente, perpetuando la desigualdad. Integrarse y colaborar con soluciones tecnológicas que facilitan el acceso al crédito de forma ágil o sencilla es hoy la solución disponible para evaluar a los usuarios sin necesidad de recurrir a métodos tradicionales, que suelen excluir a aquellos sin historial bancario o crediticio".
Educación y género: la inclusión no es neutral
Otro enfoque en la inclusión financiera se vincula con la temática Género, Diversidad y DDHH, que exige un lenguaje claro, requisitos simples, enfoques territoriales y con accesibilidad la mujeres y jóvenes.
Este enfoque interseccional indica que, además de ampliar cobertura, se necesitan herramientas de educación financiera adaptadas a segmentos vulnerables (mujeres, personas rurales e informales) para que puedan entender y usar los servicios financieros de manera activa.
Es por eso que Marcelo González, CEO y Co-Fundador de Veritran, consideró que el uso de medios de pago digital tiene todavía un amplio espacio para continuar creciendo. "La pregunta que surge es, por qué si las billeteras digitales se han desarrollado tanto en los últimos dos años, todavía no se ha consolidado un ecosistema de pagos digital que logre desplazar a los medios de pago tradicionales. La respuesta es sencilla: existe una brecha de acceso que afecta a los sectores sociales más vulnerables. Y es que de nada sirve crear un método de pago digital si carece de aceptación en los comercios".
Una de las soluciones que propone Gonzáles es superar la situación en la que los costos no juegan a favor de los comerciantes, y por ende de los usuarios, para que haya una mayor oferta de aplicaciones de cobro digital que puedan salir a competir. "De esta manera, tenderá a cero el precio que los negocios deben pagar por tener disponible un medio de adquirencia digital", señaló.
Datos que reflejan oportunidades
Otra solución apunta al rol fundamental que cumplen los puntos de cobro, como nodos de conexión entre la economía informal y el sistema financiero. Según datos de Gire, el 29% de los clientes finales de esta empresa son personas no bancarizadas, que muchas veces pertenecen a poblaciones vulnerables.
"El desafío que tenemos por delante como país -insistió Walter Barisone- no es solo fomentar el uso de pagos digitales, sino garantizar que nadie quede afuera del proceso. Para eso, es necesario seguir fortaleciendo la cobertura de los puntos de acceso, especialmente en localidades con baja densidad bancaria. No se trata solo de tecnología, sino de presencia. Porque cuando una persona tiene un Rapipago a pocos metros de su casa, también tiene una oportunidad de pagar sus cuentas, cargar su celular, cobrar un beneficio o empezar a familiarizarse con herramientas digitales, sin sentirse excluida".
Claves técnicas e innovaciones
Según el BCRA, el uso de puntos extrabancarios con tarjeta de débito en mayo de 2025 incluyó 4,2 millones de extracciones por $221.500 millones (promedio $52.800). Además, el crecimiento de billeteras digitales y códigos QR sigue consolidando la interoperabilidad entre los PSP, reduciendo costos y aumentando la accesibilidad.
A nivel internacional, el Banco Mundial destaca que, tras haber alcanzado una titularidad del 80% o más, el foco ahora es avanzar en la utilización efectiva de cuentas, crédito, seguros y ahorro, complementando los productos digitales con educación financiera estructurada.
Desafíos pendientes y recomendaciones
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Fortalecer infraestructura territorial: aumentar puntos extrabancarios y cajeros en zonas desatendidas.
Diseñar productos integrales: plazos amigables, montos adecuados y microcréditos adaptados a MiPyMEs e informales.
Implementar educación financiera personalizada: con enfoque de género y adaptada al perfil socioeconómico.
Potenciar interoperabilidad y regulación ágil: para facilitar pagos digitales sin fricciones.
Medir resultados de uso, no solo acceso: monitorear cuánto se usa el sistema financiero y cómo impacta en ingresos, ahorro y resiliencia.
Inclusión real, no solo digital
El país logró una notable expansión de cuentas y transacciones digitales, pero el efectivo sigue con fuerte arraigo, especialmente en sectores vulnerables. La inclusión financiera auténtica pasa por conectar digitalización con cercanía territorial, educación personalizada y soluciones financieras reales.
Los puntos extrabancarios -como los de Rapipago y cobros presenciales- juegan un rol fundamental en este proceso de democratización del sistema.
El desafío ahora es consolidar productos, capacidades y regulaciones que permitan a todos los argentinos no solo abrir una cuenta, sino utilizarla activamente, transformando la inclusión en desarrollo económico real y sostenible.
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