18 de febrero 2002 - 00:00

Arranca ya suba de precio de combustibles con 8% promedio

Arranca ya suba de precio de combustibles con 8% promedio
Trascendió que las empresas petroleras ya decidieron aplicar una suba en el precio de los combustibles que oscilaría en torno a 8%, con variantes según la empresa y el producto. El momento preciso en que se empezarán a cobrar los nuevos valores en los surtidores depende de algunos factores que se definirían hoy.

En primer lugar se evaluará el alcance de la protesta de los piqueteros programada para el miércoles con anunciadas tomas de destilerías, oleoductos y gasoductos. Si se prevé que puede haber problemas de abastecimiento, el aumento se postergaría, para no sumar subas de precios con faltante de producto. En este sentido, ya se tiene el antecedente de la semana pasada cuando un grupo de piqueteros impidió la salida desde Dock Sud de los camiones de combustibles de Shell, EG3 y Dapsa.

En segundo lugar, la aplicación de las retenciones de 20% a las exportaciones de petróleo, abre una etapa de negociación de precios entre las compañías que producen y las que refinan. La retención implica que a 20 dólares el barril del crudo en el mercado internacional, las productoras obtendrán 16. En términos simples, sin contar descuentos por calidad y por fletes, la productora se verá obligada a negociar con las refinadoras (Shell, Esso, EG3, ahora de Petrobrás), un precio intermedio entre el internacional y el que se puede obtener exportando.

Esto podría operar como un factor de contención sobre los valores internos de los combustibles, de modo que no se trasladaría el total de la devaluación. Por otra parte, la incidencia del petróleo en los costos de la refinación oscila en torno a 65%, mientras el resto siguen siendo costos en pesos, lo que también acota el traslado al precio en las estaciones de servicio.

En último lugar, hay una negociación abierta el viernes con el gobierno que continuará hoy, estando ahora designado el secretario de Energía, Alieto Guadagni. Es probable que el gobierno vuelva a pedir un tiempo a las empresas, sobre todo por el impacto económico y psicológico de la suba de los combustibles.

• Impuestos


Aunque el secretario de Defensa de la Competencia, Hugo Miguens, prometió el viernes, consultar con el Ministerio de Economía, una baja de los impuestos a los combustibles para atenuar el efecto del aumento, no se cree que el gobierno pueda bajar ahora un gravamen de cobro seguro como el de los combustibles, porque la recaudación está cayendo debido a la disminución del consumo. (En enero frente a igual mes del año pasado, se vendieron 15,4% menos de naftas y 19,4% menos de gasoil).

Las nafta super y común tiene hoy un impuesto de 0,38 pesos por la transferencia de combustibles, más 0,05 pesos para obras viales y otros 0,05 para obras por inundaciones. El gasoil, por su parte, tributa 0,15 por transferencia de combustibles y 0,05 para obras viales. Es esta última tasa la que, se supone, el gobierno podría suspender, porque en realidad, era dinero destinado sobre todo a las concesionarias de las rutas por peaje que no está pagando y los contratos están sujetos a nueva renegociación.

Un dato llamativo es que la situación social llevó a las petroleras a no adoptar esta vez el discurso de que la desregulación implica aplicar precios por producto (nafta o gasoil) igual a los vigentes en el mercado internacional.

• Equilibrio

Hablan en este momento de «lograr un punto de equilibrio», pero la situación no es igual para todas. Repsol-YPF extrae petróleo y lo refina, y lo mismo ocurre, aunque en menor cantidad con Pérez Companc, así que tienen más margen para contener los precios.

Shell y Esso, en cambio, no tienen producción a nivel local, si se exceptúa una cantidad poco significativa en la primera de las compañías, y por eso si el precio interno del petróleo está fijado en dólares, están más urgidas para trasladarlo al público.

Hasta la semana pasada, había un acuerdo con el gobierno de no aplicar subas en los combustibles mientras se negociaba un mecanismo alternativo para las retenciones. Ese acuerdo se rompió cuando el gobierno dispuso 20% de impuesto a la exportación.

Según las petroleras, se trata de temas distintos y dicen que el acuerdo se hizo cuando el dólar estaba a 1,40 pesos y ahora hay una devaluación de 100%.
Sin embargo, no puede dejar de pensarse que la actitud hubiera sido distinta si no se aprobaban las retenciones. En primer lugar, porque las grandes exportadores, como Repsol-YPF, hubieran tenido que comprometerse a algo si el gobierno cambiaba la ley de emergencia pública.

No queda claro todavía si se seguirá negociando el proyecto de ley para cambiar las retenciones por un impuesto al petróleo en boca de pozo, con alícuotas diferenciales según el precio internacional. Y si eso podría ser utilizado por el gobierno para contener la suba de los precios internos.

Si se traslada 100% de la devaluación a los precios al público, la suba llegaría a 40%, pero en principio se aplicaría una suba de alrededor de 8% durante febrero, y el resto se dejaría para los meses siguientes, con lo cual se atenuaría el impacto sobre los índices inflacionarios y sobre el resto de los productos de la economía que tienen costos de fletes.

Por otra parte, la aplicación de retenciones, que amenaza el cierre de los yacimientos menos rentables, puso en estado de alerta a las entidades gremiales. La Federación Argentina Sindical del Petróleo y Gas Privados advirtió que durante febrero las empresas petroleras tienen previsto despedir a 10.200 obreros de los 32 mil con que cuenta la industria, como consecuencia de la aplicación de retenciones y amenazó con un paro general de actividades por tiempo indeterminado.

Las petroleras niegan que vayan a producir despidos, pero sin embargo, suspenderían, como ya viene ocurriendo desde enero, la contratación de equipos de terceros para perforación, en las zonas que se consideran menos rentables como las áreas del Golfo de San Jorge. De todas formas, el planteo gremial coincide con el de las empresas, al oponerse a las retenciones y exigir una revisión de la medida.

Por su parte, los expendedores de combustible vinculan el aumento en los combustibles con la devaluación. Según el titular de la Federación de Expendedores,
Carlos Calabró, «se sabe que el combustible, dada la depreciación del peso, en la parte de insumos importados tiene que aumentar, la solución alternativa por lo tanto es bajar impuestos».

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