27 de mayo 2022 - 00:00

El mercado está en manos de la "curva de pesos"

Terror a quedar pegado en pesos. IPC aún calentito. Más allá de las distintas lecturas y proyecciones, está claro, para todos ellos, que nadie quiere quedar "pegado" o muy expuesto en su posición de "pesos" tres meses antes y tres meses después de las elecciones.

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Consultoras económicas y financieras siguen difundiendo informes evaluando un posible reperfilamiento de la deuda pública en pesos. Más allá de las distintas lecturas y proyecciones, está claro, para todos ellos, que nadie quiere quedar “pegado” o muy expuesto en su posición de “pesos” tres meses antes y tres meses después de las elecciones. El mejor escenario sería, para el consenso del mercado, una transición manejable por el oficialismo y oposición. El mercado está en manos de la “curva de pesos”.

Por lo pronto, la mira está puesta también en las reservas (dólares) del BCRA, quien pese al boom de los commodities no logra acumular divisas al ritmo esperable del programa del Fondo. De aquí a junio el BCRA debería sumar no menos de u$s2.000 millones, lo que hoy no luce tan sencillo. Pero, como explican los analistas, no es culpa de los agroexportadores que están liquidando a troche y moche. Sino de las compras anticipadas de buques de gas y de los crecientes escurrimientos de divisas a través de las grietas del cepo, fundamentalmente, del canal servicios.

Mucho ruido vinculado a la oferta y demanda de divisas por servicios, además de la de fletes y turismo. Es que con una brecha del 80% es lógico que las sobre y subfacturaciones estén al orden del día. Habrá que ver cómo reacciona el BCRA si sigue la presión sobre las reservas y encima no se llega a la meta con el FMI.

Otro tanto ocurre con el dato de inflación de mayo, todos rezan que empiece con “5”. Las estimaciones privadas preliminares de la primera y segunda semana del mes dan cuenta de un IPC entre 5,5 y 6%. Mucha inquietud por la velocidad de aumento del gasto público, sobre todo, por el temor a que la inflación escale a otro estadio.

En un encuentro rural-financiero fue, obviamente, comentado el recambio de Secretario de Comercio Interior. Todas las miradas conspicuas apuntan a la industria molinera, como verdugo de Feletti, ya que al parecer, según la visión de financistas vinculados al sector, el fracaso del fideicomiso molinero fue el detonante, o excusa, para la salida del contador Feletti. Al respecto, un hombre del sector dio un dato para entender el lío del precio de la harina: hoy de cada 10 bolsas que se venden solo 2 están subsidiadas.

El intercambio, rápidamente, pasó al tema político. Mientras siguen las peleas palaciegas en el FdT, y las encuestas siguen preguntando sobre Cristina y Mauricio en 2023, un reconocido analista internacional así resumió el contexto: todos deberían mirar lo que está pasando en la región y en otras partes del mundo occidental donde se cree que la tendencia es solo a la polarización (de suaves a duros), y lo que está ocurriendo es eso más una fragmentación (de pocos a muchos) y no bipartidista. La polarización es ideológica (las partes están más separadas) y la fragmentación de número. Los que ganan las elecciones lo hacen con un bajo porcentaje, y como los congresos se definen en la primera vuelta tienen una baja gobernabilidad.

En Argentina la polarización ya está, es la grieta. Pero ahora vendrá la fragmentación, donde la unidad ya no es negocio, cambió el incentivo. No habrá dos coaliciones que sumen 88% (en la región es 33 a 55%) como en 2015. Los halcones son más que las palomas, de modo que si Cristina y Mauricio, van solos sin frentes, pueden tener 20 a 25%, y así entrar al balotaje. Serán las minorías más votadas. Unidad sin cambio no sirve, para los halcones del PRO.

En este escenario pierden los Javier Milei y la izquierda porque se reduce la torta donde comer. El problema es el Congreso. Hartos de la política dos gestores comentaron el caso Musk-Twitter. Ocurre que inversores demandan a Elon por manipular el precio de las acciones de la compañía a la baja durante el curso de su participación en la empresa. Alegan que Musk se ahorró millones al no informar que había comprado más del 5% de Twitter antes del 14 de marzo y después siguió comprando hasta un 9,2% una vez que hizo bajar el precio de la acción. La manipulación funcionó, Twitter perdió u$s8.000 millones en valoración desde que se anunció la compra.

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