La negociación de los detalles del acuerdo con los técnicos del Fondo Monetario Internacional entró en su fase definitoria. A contrarreloj, tanto los funcionarios del FMI como el equipo que encabeza Martín Guzmán buscan terminar el pliego “lo antes posible”, según las últimas declaraciones del vocero del organismo, Gerry Rice. El capítulo cambiario es uno de los aspectos de los que solo se anunció un título (“no habrá un salto devaluatorio”), pero de los que no se conocieron precisiones. Según supo Ámbito en las últimas horas, la metodología de actualización del tipo de cambio establecería algún tipo de relación con la evolución general de los precios.
El Gobierno y el FMI discuten atar el sendero del dólar a la inflación
Buscan evitar un “salto devaluatorio” y definen una metodología para ajustar el valor de la divisa. Aún negocian cuál será la tasa de actualización.
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“Va a haber un ajuste del tipo de cambio pero no se definió la metodología aún”, le habían comentado a este diario la semana pasada. Según fuentes allegadas a las negociaciones, el objetivo de la metodología de actualización cambiaria que se negocia es lograr un equilibrio entre ajustar el tipo de cambio sin hacer un salto devaluatorio y que, al mismo tiempo, no impacte en la inflación. Lo que sí parece estar más encaminado en los diálogos es que esta nueva metodología ataría la evolución del tipo de cambio con la inflación. Sin embargo, según supo Ámbito, aún persisten diferencias respecto de la tasa de depreciación que se aplicará en el movimiento.
A lo largo de 2021, el tipo de cambio fue utilizado por el Gobierno como una de las anclas antiinflacionarias. El dólar mayorista saltó 22,1% (de $84,14 a $102,75 entre inicios y fin de año), muy por debajo del 50,9% de inflación interanual. De hecho, cuando se mira la serie del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral publicada por el Banco Central, desde enero de 2021 se produjo una sostenida apreciación del peso.
Sin embargo, aún con estos números no se registra atraso cambiario, siempre de acuerdo a los números del índice (se ubicó en 103 en febrero de 2022). Al observar esa serie, el Tipo de Cambio Real Multilateral hoy está 7% arriba de enero de 2016, es decir, tras salida del cepo en el comienzo del gobierno de Mauricio Macri, señaló una fuente del mercado. Y agregó: si se ajusta ese indicador por los términos del intercambio (la relación de precios de exportación y precios de importación), el nivel actual está 24% arriba de 2016 gracias a la suba de la soja. Los últimos dos picos de depreciación se tocaron en septiembre de 2018 y octubre de 2019.
La política cambiaria es uno de los ítems importantes del acuerdo entre Argentina y el FMI. Junto con los compromisos fiscales y monetarios que asumirá el país, el objetivo de acumulación de reservas internacionales será uno de los puntos que merecerá mayor atención en las revisiones trimestrales del Fondo. Y, a su vez, cualquier incumplimiento en los compromisos asumidos en esas variables abrirá la puerta a un pedido de disculpas por parte del país (o waiver, en términos técnicos).
La meta de acumulación de reservas para 2022, según detalló Guzmán el viernes de los anuncios, será de u$s5.000 millones. De cara a ese objetivo, no está definido de qué manera se contabilizarán los DEG que está previsto que el FMI “devuelva” a la Argentina. Se trata de los derechos especiales de giro que el Gobierno usó para pagarle al organismo mientras seguían las negociaciones, buena parte de los cuales había sido girada por el Fondo como una ampliación a todos sus socios para hacerle frente a la pandemia.
En este contexto, queda también descartada la intervención en el mercado de bonos para controlar la brecha cambiaria a partir de incidir en la cotización del contado con liquidación y el dólar MEP. Esta estrategia fue dada de baja en noviembre del año pasado y no volverá a ser utilizada por el Banco Central, según confirmó Miguel Pesce a este diario hace semanas.
Históricamente, el FMI imponía la liberalización del mercado cambiario entre sus recomendaciones. Pablo Nemiña, economista e investigador de FLACSO y CONICET, le dijo a este diario que “usualmente (poscaída de Bretton Woods) el FMI pedía unificar y liberalizar, pero ahora no es tan lineal”. “Reconoce la importancia de los controles (transitorios) para evitar una excesiva volatilidad”, aseguró. “En los 80/90, hubiera pedido la unificación y liberación de un solo shock, pero hoy reconoce la importancia de escalonar y reducir de forma acompasada los spreads para atender particularidades de una economía bimonetaria”, detalló Nemiña.
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