3 de mayo 2025 - 00:00

Auge y caída de las casas de cambio en el microcentro porteño: qué puede pasar tras el fin del cepo

El centro financiero de la Ciudad mutó tras la pandemia: muchos locales cerraron y fueron ocupados por “arbolitos”. Ahora, con la liberalización del mercado, las casas de cambio se ilusionan con volver a abrir sus puertas.

Una postal repetida del microcentro porteño: casas de cambio que bajaron sus persianas. 
Una postal repetida del microcentro porteño: casas de cambio que bajaron sus persianas. 

En otra época, Reconquista, San Martín o Sarmiento eran calles emblemáticas del negocio cambiario. Las casas de cambio se contaban de a decenas y convivían con bancos, oficinas y un flujo incesante de oficinistas. Hoy, ese paisaje es apenas un recuerdo. Persianas bajas, locales vacíos y una postal desierta dominan un microcentro que perdió su ritmo. El cepo y la pandemia hicieron lo suyo, y un sector que supo ser clave quedó reducido a su mínima expresión. Ahora, con el levantamiento del cepo, el sector se ilusiona con resurgir de sus cenizas.

Una retracción silenciosa

Antes de la pandemia, el Banco Central tenía registradas entre 220 y 230 casas de cambio en todo el país. Hoy, la cifra ronda apenas las 65. La contracción fue sostenida pero profunda, acelerada por la cuarentena, el home office y, sobre todo, por las restricciones para operar con moneda extranjera.

Durante años, las casas de cambio quedaron prácticamente fuera del juego. Su operatoria se limitó a un puñado de transacciones autorizadas, mientras el grueso del mercado migró hacia los bancos o directamente al circuito informal. Con cada nueva medida del BCRA, más persianas bajaban.

La realidad es que el vacío que dejaron las casas de cambio no tardó en llenarse. Los “arbolitos” -la oferta callejera del dólar blue- se multiplicaron y se convirtieron en parte del paisaje urbano. En las veredas del microcentro, la venta informal se volvió la principal vía de acceso a los dólares para pequeños ahorristas.

Así, el microcentro cambió su fisonomía. De oficinas atestadas y turistas cambiando divisas, pasó a ser un barrio con menos movimiento, más locales cerrados y un mercado informal que creció al calor de la demanda reprimida.

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Cambio de época: qué pasa con el fin del cepo

El nuevo régimen cambiario, anunciado en abril, autoriza a las casas de cambio a operar en las mismas condiciones que los bancos. Pueden vender libremente divisas oficiales a clientes con fondos declarados en cuentas bancarias, ya sea retirando el efectivo (hasta u$s100 por ventanilla) o transfiriendo dólares al exterior sin límite. En este marco, según explican fuente del sector consultadas por Ámbito, la medida despertó expectativas: algunas firmas evalúan reabrir sucursales y otras apuestan a formatos más digitales y ágiles. Aun así, la recuperación será gradual y estará condicionada a que la demanda se mantenga activa.

También es cierto que aunque el cepo haya quedado atrás, el microcentro no volverá a ser el de antes. La reconversión ya está en marcha, y el negocio cambiario, de resurgir, lo hará bajo otras reglas: con menos locales, más digitalización y una clientela distinta. En líneas generales, se espera una merma en el mercado informal, ya que el acceso legal y competitivo al dólar restará atractivo a los “arbolitos”. Si el nuevo régimen logra sostenerse, las ventanillas oficiales podrían recuperar parte del protagonismo perdido, aunque la calle -y su fisonomía- pertenezca ya a una nueva normalidad.

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