La larga saga del cambio de manos de las plantas que aún son de la textil Gatic tuvo por estos días un paso que podría ser decisivo de cara a su finalización. En efecto, la semana pasada los casi 1.300 trabajadores que se desempeñaban en la fábrica de Coronel Suárez -una de las cinco que deberían cambiar de manos aceptaron por unanimidad la propuesta hecha por la firma Indular, que encabeza el empresario Guillermo Gotelli. La asamblea fue convocada por dos de los gremios que actúan en la empresa, el SECA y el SOCAYA; allí se discutieron básicamente las condiciones en que los ex trabajadores de Gatic se incorporarán a Indular. Como se recordará, uno de los reclamos más fuertes de los empleados era -y sigue siendo la percepción de las indemnizaciones por despido que les correspondería justamente por dejar de desempeñarse en Gatic y pasar a hacerlo a una firma nueva. El planteo de Gotelli, desde el inicio de estas discusiones, era que su grupo no se hará cargo de esas indemnizaciones, que deberán ser acordadas con Gatic. El punto no fue resuelto en la reunión; en cambio, los empleados aceptaron las condiciones de trabajo propuestas por los nuevos empleadores, que incluyen el mantenimiento de todas las categorías, salarios que se acercan bastante a los que percibían antes del cierre de las plantas e incluso un adelanto en efectivo contra futuros salarios, para dotar al plantel de dinero de bolsillo de manera inmediata.
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De todos modos, y si bien la de Coronel Suárez es la mayor de las plantas que tomará a su cargo Gotelli, todavía tiene que resolver las situaciones planteadas en Las Flores, Pilar y -en espec ial-Pigüé; en esta última actúa un grupo de activistas de izquierda que pretende (apoyados por el intendente radical de esa localidad) tomar la planta y operarla a través de una «cooperativa»; sin embargo, de acuerdo con informaciones llegadas desde esa ciudad bonaerense, el movimiento estaría perdiendo fuerza de cara a los trabajadores. Seguramente Gotelli y sus asociados confían en un posible «efecto contagio» entre el resto del personal de Gatic que reincorporarán.
La importancia de este acuerdo se basa en el hecho de que uno de los principales acreedores de la textil, el fideicomisocreado por el gobiernobonaerense para «limpiar-» los pasivos incobrables del Banco Provincia, habría manifestado que antes de firmar el acuerdo definitivo con Indular quería que estuviera resuelta la situación en el frente laboral. También deben suscribir convenios otros dos bancos oficiales, el Nación y el Provincia. Por ahora, Gotelli tiene la tenencia provisoria de las plantas (salvo la de Pigüé, que fue tomada por la cooperativa), en la que ejerce la vigilancia, está haciendo los inventarios de rigor y está trabajando en los planes de puesta en marcha. Lo lamentable del caso es que se perdieron siete meses en este proceso de transferencia de activos (Gotelli, hay que tener en cuenta, alquilará las plantas por $ 12 millones anuales; no las comprará), lapso durante el cual los distribuidores han debido importar zapatillas e indumentaria deportiva, ante el desabastecimiento provocado por la salida de producción del complejo industrial de Gatic. El fenómeno es más fuerte en los sectores de precio medio y medio-bajo, productos que ahora están llegando desde Brasil, pero que en pocos meses más podrían volver a ser importados desde el Lejano Oriente.
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