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“Bertolucci, mi enemigo”
La interpretación de Jeanne en esa película de Bertolucci fue «una experiencia traumática para una joven intérprete que se vio encerrada en papeles eróticos que le impidieron mostrar un talento más diverso y rico», como señala el director de la Cinemateca francesa, Serge Toubiana. El ministro francés de Cultura, Frederic Mitterrand, en tanto, resaltó ayer la «singular imagen» que dejó la actriz distinguida meses atrás con la orden de Caballero de las Artes y las Letras francesa, y la calificó de «ícono del cine» tras su actuación en «Ultimo tango en París».
Elegida personalmente por el director italiano para esa película, ella contaba que Bertolucci no le avisó de la famosa escena en la que Brando le practicaba sexo anal. «Cuando leí el guión nada me hizo pensar en lo que iba a suceder. Yo tenía 19 años y no quería ser una estrella de cine ni mucho menos una actriz escandalosa», declaró. «Quería solo hacer cine pero entre Bertolucci y Marlon Brando me convencieron de hacer esta escena que no figuraba tan explícita en el guión».
En contra de su voluntad o no, lo cierto es que se convirtió en una figura de la revolución sexual junto con Brigitte Bardot, en cuyo departamento vivía mientras se rodaba esa película.
Entre entradas y salidas de clínicas especializadas, Maria Schneider fue fiel a un solo sentimiento: el odio visceral por Bernardo Bertolucci, «mi enemigo», «un mafioso más que un director de cine». Y cuando la suerte le hacía coincidir en un festival con el cineasta italiano se apresuraba a declarar a la prensa «yo a ese hombre no lo conozco».
Schneider será enterrada en el cementerio parisiense de Père-Lachaise, tras una ceremonia religiosa cuya fecha será anunciada ulteriormente, indicó la familia.
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