La semana que pasó dejó números alarmantes sobre la situación actual y las perspectivas económicas de Brasil: por decimocuarta semana consecutiva empeoraron las proyecciones del PBI, que sufrirá una retracción del 3% este año y del 1% en 2016. Y el mercado de trabajo continúa cuesta abajo, con una desocupación del 7,6 % en los centros urbanos más importantes, el 2,7% peor que en el mismo mes de 2014.
Sindicatos y el oficialista Partido de los Trabajadores arremetieron contra el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, exigiéndole la renuncia o cambiar los lineamientos de su política económica.
Los próximos días despejarán las dudas sobre la continuidad o salida de Levy, a quien ya nadie considera como un virtual primer ministro, imagen que había acompañado su nominación en enero pasado. El foco de atención estará en la reunión del Directorio Nacional del PT que será en Brasilia. Rui Falcao seguramente empleará un lenguaje medido para hacer críticas. Que el lenguaje de Falcao sea cauteloso no impedirá que repita la tesis partidaria sobre el imperativo de poner un dique de contención al aumento de la desocupación pues si ésta continúa trepando será imposible recuperar la base social de donde surgieron los votos de las cuatro victorias presidenciales obtenidas desde 2003.
Para el senador petista Lidbergh Farias es imperioso que el ministro revise su estrategia de recortar gastos y aumentar las tasas de interés pues con eso "lo único que logra es recesión y más desempleo". Farias sostuvo que Levy es el ministro del "samba de una nota sola... ajuste, ajuste, ajuste" y con esa política el desempleo llegará al 10% en febrero, pronosticó. Lula da Silva ha expresado su disgusto con Levy a correligionarios reservadamente, aunque públicamente lo haya negado. Un periodista le preguntó anteayer en Bahía por qué quiere la salida del funcionario a lo que Lula respondió "eso no es verdad, yo no sería desleal con Levy, yo no soy el presidente por lo tanto no tengo derecho a quitar a nadie".
En el mercado las apuestas indican que el jefe del área económica tal vez sobreviva hasta Navidad, pero consideran improbable verlo en el cargo después del carnaval de 2016. Todo lo anterior coincide en que la palabra del ministro no es irrebatible como fuera hace algunos meses, lo que hace más trabajoso para él continuar con el plan de ajuste.
Agencia ANSA. |
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