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“Diletante”: inusual elogio de la vejez
Es como un descanso para el público, y una lección de cómo hay que tomarse la vida de vez en cuando. Una lección breve, porque la película dura apenas 75 minutos, y deja con ganas de seguir viendo, o más bien de seguir estando ahí, junto al personaje de este documental, la señora Bela Jordán, en la calma de su quinta en las afueras de Sauce Viejo, donde cantan las ramas de los sauces y paraísos, y los pájaros, y al fondo pasa tranquilo el río. La calle está lejos, el pueblo a unas cuadras. Y doña Bela es una octogenaria admirable, que disfruta sus días tranquila, cortando el pasto arriba de un tractorcito, con el cual también va cada tanto al pueblo, si no está armando un rompecabezas, navegando por la web, leyendo sus libros, o charlando con la cocinera, su amiga y ayudante desde hace ya unos años.
A la cocinera ni la vemos, sólo escuchamos sus respuestas, o sus consultas. Apenas vemos, cada tanto, al jardinero, que mira más o menos discretamente a ver si todo sigue bien, en especial cuando ve a la señora dormida en alguna reposera, sin moverse. La cámara está centrada en esa quinta, y en esa señora, sus manos, sus arrugas, la cercanía de su voz, y la gracia de su conversación, muchas veces incisiva, capaz de desarmar a unos cuantos prejuiciosos. Y cuando ya contó parte de su vida y opinó de unas cuantas cosas con la picardía, la impunidad, y en este caso también la viveza de los viejos («la vejez es la etapa más linda de la vida», dice, y explica las razones de modo divertido y convincente), al final entendemos el título de la película. Lo explica ella misma: «Cuando chica escuché a los mayores diciendo de alguien ah, ése es un diletante. Atraída por una nueva palabra, pregunté su significado. Diletante es una persona entretenida, agradable, de buena conversación, que sabe de todo pero nada en profundidad. Ah, yo quiero ser una diletante, me dije». Y a eso dedicó su vida, con muy buenos y ejemplares resultados.
Autora, en un tono de contemplativa placidez y cariño, su propia hija, Kris Niklison, artista viajera que anduvo por el mundo como actriz de teatro, acróbata y coreógrafa, y acá se tomó un mes de descanso, para aprender de su maestra.
P.S.
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