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Dinamarca ganó el Oscar extranjero con “En un mundo mejor”
Previamente, Melissa Leo, por su composición de una mujer proletaria, madre del boxeador protagonista en «El ganador» («The Fighter»), había ganado el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto. Fue el primero entre los premios de mayor categoría, que le fue entregado por una leyenda viviente, Kirk Douglas, de 94 años, y a quien se lo vio sorprendentemente restablecido después de haber padecido una severa enfermedad neurológica pocos años atrás.
La contraparte masculina de Leo en el mismo film, Christian Bale, derrotó poco después a Geoffrey Rush («El discurso del rey»), como Mejor Actor de Reparto, fortaleciendo a la película de David O. Russell como una de las más afortunadas de la noche. Bale, el recordado protagonista de «American Psycho» (que también había sido el niño en «El imperio del sol» de Steven Spielberg), obtuvo con éste el primer Oscar de su carrera.
En verdad, sólo la temprana aparición de Douglas en el Kodak Theatre de Los Angeles, y unos minutos antes la de Tom Hanks había empezado a conectar la ceremonia con la tradición clásica de Hollywood. En cambio, la presencia incomprensible de Anne Hathaway y James Franco como maestros de ceremonia hizo temer una transmisión mucho más opiácea que la de años anteriores. Rígidos, desprovistos de gracia -él peor que ella-, su animación no pudo escapar al fuerte corset del guión, y puso más de relieve que nunca que la ceremonia de la Academia, hoy día, antes que una fiesta de la industria del cine está concebida como un show televisivo en sí mismo, con las pautas y el humor reglado de la TV norteamericana (las risas de los asistentes en la platea se parecen también, cada vez más, a los efectos de las sitcoms).
Si bien nunca el anfitrión pudo improvisar a sus anchas, lo que hacían Billy Crystal, Steve Martin, y ni qué decir Johnny Carson o Bob Hope con su ingenio y repentismo, nada tiene ya que ver con el propósito actual del producto televisivo Oscar. Del mismo modo, y pese a lo anunciado, la estética de la transmisión tampoco reveló una modificación profunda con respecto a la de años anteriores. El corto inicial, en el que Hathaway y Franco interactuaban con escenas de las diez películas nominadas, tuvo menor gracia que las producciones de años anteriores.
Al cierre de esta edición, además del Oscar para Melissa Leo, habían ganado Robert Stromberg y Karen OHara por «Alicia en el país de las maravillas» (Mejor Dirección Artística), Wally Pfister, por «El origen» (Mejor Fotografía), y Shaun Tan y Andrew Ruhemann por «The Lost Thing» (Mejor Corto de Animación).
A continuación, el reparto de Oscars continuó con Lee Unkrich, por «Toy Story 3» (Mejor Película de Animación), Aaron Sorkin, por «La red social» (Mejor Guión Adaptado) y David Seidler por «El discurso del rey» (Mejor Guión Original). Al menos en el rubro de guión, la pugna entre los dos favoritos de la noche pudo resolverse salomónicamente.
La ceremonia se inició poco después de las 22.30 (hora argentina), tras la tradicional alfombra roja que transmitieron E! por un lado y TNT a continuación, señal que luego conectaría directamente con la entrega misma. Entre los invitados que se vieron estaban Jennifer Law-rence, nominada al Oscar a Mejor Actriz por su papel en «Winters Bone», que fue la primera en pisar la alfombra atuendo rojo y sexy, seguida por Mark Ruffalo, Amy Adams y la que sería ganadora, Melissa Leo.
Con un modelo de Francisco Costa, diseñador de Calvin Klein, Lawrence inauguró la pasarela hacia el Teatro Kodak. Su primera declaración, al menos, fue positiva para la cultura: «Puedo decir que estoy leyendo más que antes», dijo Lawrence, de 20 años, al ser consultada sobre cómo ha cambiado la nominación al Oscar su valor como actriz en la industria de Hollywood.
Otra de las actrices que causó sensación con su vestido de mucho escote y ajustado fue Mila Kunis, contraparte de Natalie Portman en «El cisne negro», que eligió un diseño Elie Saab en lila, mientras la nominada más pequeña, Hailee Steinfeld, postulada como Mejor Actriz Secundaria por su papel en «Temple de acero», lucía un vestido Marchesa en tonos crema.
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