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El Colón ya tiene nuevo directorio

Horacio Sanguinetti
El director del Colón, que parece cada vez más aislado y limitado en su capacidad de decisión, también se vio sorprendido la semana pasada por la súbita constitución de una «Comisión de notables», designada por el gobierno, cuya imprecisa función será la de «colaborar en la refacción y organización del Teatro Colón», sin que se haya aclarado de qué manera.
Habría que buscar entonces, en esta imprevista comisión, que trabajará ad honorem, los pergaminos culturales de los que prescinde el directorio: Gisela Timmermann, directora ejecutiva del Mozarteum Argentino; el prestigioso régisseur y escenógrafo Roberto Oswald; el arquitecto Alberto Bellucci y el director de orquesta Mario Perusso, actual director artístico del Colón, son estos notables comisionados por la gestión Macri.
Anteayer, además, Sanguinetti se vio obligado a anunciar una desagradable medida: la suspensión, por falta de presupuesto, de lo poquísimo que restaba de la raquítica temporada en curso. Esto es, las funciones del ballet «Giselle» en el Teatro Coliseo, y un homenaje a los 150 años del nacimiento de Giacomo Puccini en un espectáculo poco anunciado, que se iba a denominar «Pucciniana» (consistía en la representación parcial de la segunda y poco conocida segunda ópera del maestro de Lucca, «Edgar»), y que también iba a tener lugar en el Coliseo.
Esta suspensión, por poco relevante que fuera en el contexto de un año tan magro y accidentado, volvió a erizar los espíritus entre los trabajadores del teatro, y no faltó quien se la atribuyera a los «dispendiosos gastos» llevados a cabo el sábado último, con la representación de «La Traviata» en la provincia de San Luis como parte del acuerdo federal entre el Colón y el gobierno de Alberto Rodríguez Sáa. Sin embargo, esta acusación no parece tener demasiado sustento ya que esta «Traviata» fue costeada casi en su integridad por San Luis.
Sin embargo, lo que es ciertoes que las finanzas del teatro no gozan de buena salud, más allá de que, afortunadamente, continúen oyéndose los ruidos de obra que provienen a diario del interior de la sala, a cuyos trabajos pocos tienen acceso. Pero la perspectiva de que se pueda cumplir con esa minitemporada internacional en Belgrano, como tanto anhela Sanguinetti, parecía alejarse un poco más en estos días de renovada furia.
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