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El protocolo no frenó la protesta
Mientras la delegación argentina exigía que se tuvieran en cuenta el poderío industrial brasileño y las asimetrías que eso supone a la hora de restringir el ingreso de alimentos a Brasil, Lula recordó: «Brasil es el principal mercado para los productos industrializados argentinos. Ellos representan casi el 70% de las exportaciones de la Argentina para nuestro país. En 2009, uno de cada 10 automóviles exportados por la Argentina vino para Brasil».
Siguió con otra factura para los visitantes: «El BNDES desde 2005 fue desembolsando u$s 1.200 millones para proyectos de ampliación y modernización de la infraestructura de la Argentina y su parque productivo. Otros u$s 1.000 millones están destinados a sectores prioritarios, como gasoductos, saneamiento y abastecimiento de agua».
«Nuevas operaciones en análisis por u$s 4.500 millones no dejan duda de que continuamos apostando al extraordinario potencial de la Argentina y nuestra sociedad», dijo Lula.
Pero ningún párrafo fue tan claro como el que destinó a un consejo al Gobierno argentino: «El camino por seguir es el incremento de las exportaciones argentinas, no una disminución de las exportaciones brasileñas. Por eso apuntamos a esfuerzos de largo plazo para aumentar la competitividad del parque productivo argentino», le dijo Lula en la cara a Cristina de Kirchner. Imposible resumir mejor no sólo el paternalismo del Gobierno brasileño frente a la Argentina, sino también el rol cómodo de saber quién lidera claramente la región.
Desde la mesa principal escuchaban Cristina de Kirchner, José Sarney (actual presidente del Senado), Jorge Taiana, Débora Giorgi, Amado Boudou, Guido Mantega y Celso Amorim. La Presidente luego tomó el estrado y tras elogiar la relación entre los dos países, continuó con el pimpón: «Somos socios, pero la Argentina no puede desconocer la escala de la economía de Brasil. Hay un socio mayor y un socio menor, y es necesario mirar el conjunto. Es cierto que las exportaciones argentinas tienen como principal destino Brasil, pero también que las compras de productos industriales brasileños contribuyen a balancear los déficit de Brasil con otras naciones», le dijo a Lula sobre el recurrente e histórico déficit que tiene la Argentina en su balanza comercial con Brasil que sólo tuvo un leve respiro en mayo de este año.
Otro round: «El siglo XXI será un siglo de asociaciones estratégicas. Nosotros, argentinos y brasileños, no podemos ser tan necios de no darnos cuenta del carácter de nuestra relación», dijo la Presidente.
Antes del brindis final le recordó a Lula: «Hemos acordado la compra de aviones Embraer para renovar la flota de Aerolíneas Argentinas. Hoy en el mundo existen múltiples ofrecimientos de financiación a tasas muy bajas, pero nosotros elegimos comprarle a Brasil no sólo por una decisión empresaria, sino también de posicionamiento político». No aclaró Cristina de Kirchner en ese momento si Boeing o Airbus ofrecieron financiamiento.
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