14 de octubre 2015 - 00:13

En el final, las campañas se repliegan a Córdoba y Bs. As.

• MACRI SE CONCENTRA EN EL CONURBANO, DE LA MANO DE VIDAL.
• EL NORTE: INCÓGNITA QUE CANDIDATOS YA JUEGAN A SOLAS

Mauricio Macri estará casi diariamente desde ahora hasta el cierre de campaña la semana próxima en algún sector del conurbano bonaerense y siempre junto con María Eugenia Vidal. Ayer, con Néstor Grindetti en Avellaneda.
Mauricio Macri estará casi diariamente desde ahora hasta el cierre de campaña la semana próxima en algún sector del conurbano bonaerense y siempre junto con María Eugenia Vidal. Ayer, con Néstor Grindetti en Avellaneda.
 La campaña se termina, y de hecho en algunas provincias ya no habrá presidenciables dando vueltas. Mauricio Macri y Sergio Massa se van concentrando en la escasa semana y media que resta hasta el 25 en tres territorios clave para recuperar votos: Córdoba, Santa Fe y, por supuesto, la provincia de Buenos Aires. Esto no significa que no vayan a existir algunos retoques finales en algún otro distrito, pero el fuego central de los opositores apuntará a ese trío de territorios.

En la agenda de apariciones de Macri disponibles para la campaña casi no quedan lugares para el norte. Allí la última aparición corrió por cuenta de Gabriela Michetti. De hecho, los radicales jujeños, con Gerardo Morales a la cabeza, están concentrados en el cierre de la campaña local, que es en realidad el partido fuerte que están jugando. Lo mismo sucede con Luis Naidenoff en Formosa o con los radicales en La Rioja.

Ese repliegue de los candidatos presidenciales hacia las provincias del centro en el final de la campaña no es casual. Morales, ejemplo clásico de la diversidad de presidenciales en esta vuelta electoral, lleva su boleta para gobernador atada de las de Macri, Massa y Margarita Stolbizer. Ésa fue la pelea que jugaron tanto Morales como Naidenoff, o José Cano, sólo por poner ejemplos dentro de una decena de caciques radicales en situación similar, contra Ernesto Sanz en la Convención Nacional de Gualeguaychú. En la negociación posterior a esa convención lograron imponer la cultura de la multiboleta.

Hoy esa realidad está marcando el estilo del final de campaña. Morales tiene demasiados candidatos presidenciales atados a su postulación como para juntarlos a todos en un imposible acto de cierre de campaña. Además, como otros radicales, su apuesta máxima es sumar para la boleta local acarreando votos del candidato que sea, situación que ya generó broncas variadas dentro del macrismo.

En ese ambiente, los radicales prefieren hacer sus cierres de campaña a solas y trabajar cada territorio casi artesanalmente. Eso incluye el intento por llevarse a todos los peronistas posibles que no voten a Eduardo Fellner o rechacen el tutelaje local de Milagro Sala, por seguir con el caso jujeño.

Macri y Massa terminaron viendo esas peligrosas realidades locales como una ventaja y, salvo algún tirón de último momento, se concentrarán en el centro del país y el conurbano.

El PRO sigue convencido de que tiene que trabajar sobre votantes de José Manuel de la Sota, aliado de Massa, porque allí puede "recuperar" (palabra clave en la descripción de este proceso) votos para garantizar el balotaje.

Otro tanto sucede en la provincia de Buenos Aires, donde Macri aparecerá desde ahora casi todos los días. Allí hay un dato que beneficia e inquieta al PRO al mismo tiempo: la mejor performance que registra María Eugenia Vidal comparada con el propio Macri en algunos distritos bonaerenses. Esa situación es materia de laboratorio no sólo en el macrismo sino también por parte de intendentes de todos los colores que, como se sabe, sólo tienen un límite a la hora de apoyar al candidato a gobernador de turno: su propio cuello, que se juegan en la mayoría que deben lograr en cada Concejo Deliberante.

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