- ámbito
- Edición Impresa
Es el cuento de la buena pipa
River arrancó con todo, llevándose a los bosteros por delante. Si bien la primera opción fue un remate cruzado de Sanchez Miño que detuvo Barovero abajo, el dueño de todos los sectores de la cancha era River.
-¡No paran a nadie, tenemos que liquidarlos ahora porque estos después no te perdonan!.
A los 5 minutos un cabezazo de Mercado rozó el palo; a los ocho un remate rechazado por Orión no pudo haber sido conectado en la segunda instancia por Lanzini.
-¡Nos van a vacunar de contra, esta película ya la vi más veces que Rambo!.
Ya a lo 20 minutos avisó boquita con una doble atajada espectacular de Barovero. Y minutos después se anticipó Gigliotti a una lenta reacción de Maidana y a cobrar.
¡LPQM parióooooo...!!!. ¡Pero estos pibes no ven los videos de los últimos 20 años!. ¡Nos vacunan siempre! ¡Tienen más culo que cabeza!.
Dos de Andrada, otra de Carbonero para lo de siempre: tener la pelota y no golpear en el momento justo.
-¡Andrada por favor, enrroscate la cabeza, nene, pegále una!.
¡Levantáte Orión que no tenés nada!
En el segundo tiempo entró Ponzio por Maidana, Lanzini tuvo una de entrada que sacó Orión al corner y a los 3 minutos el burrito Martínez estrelló un remate en el palo.
A los 11 minutos ingresó Mora por Andrada y Boca durmió el partido como un equipo chico, tirando jugadores al piso en cada jugada y haciendo una ceremonia de cada lateral y cada saque de arco.
-¡Dale Delfino, empezá a sacar tarjetas querido. Estos tipos pincharon la pelota!.
Boca no quiso y River no pudo porque Lanzini desapareció de la cancha, Carbonero entró en el barullo de siempre y Teo cada vez más lejos del arco era la única cuota de claridad.
-¡Si el 9 nuestro juega a 40 metros del arco, por más que lo haga con criterio define mi abuela!.
-¡Al final terminan con una formación de verano y no les podemos entrar! No están Riquelme ni Gago y no podemos meterlos adentro del área ni con actitud. Barovero fue un espectador en toda la segunda etapa.
River pudo haber empatado, lo mereció, con un cabezazo de Mora que dio en el palo y otro de Teo que desvió Orión.
-¡Tengo los huevos llenos de merecer otra cosa con estos equipitos de Boca que no juegan a nada! ¡Dame una Barba, dame una alguna vez!
Desde el 94 hasta acá hay una historia que se escribe con la misma lapicera: el cuento de la buena pipa. Y la pipa siempre se la fuman ellos.
Dejá tu comentario