El mensaje del Papa estuvo cruzado por la crisis política y social que vive Europa desde principios del año pasado, con la llegada de más de 1,3 millón de refugiados e inmigrantes de África y Medio Oriente, que desató un crecimiento de los sentimientos xenófobos en la Unión Europea, atizados además en medio de la actual oleada terrorista.
"Conociendo la pasión que ustedes le ponen a la misión, me animo a repetir: la misericordia siempre tiene rostro joven", aseguró el Pontífice en el parque de Blonia ante unos 600.000 jóvenes que representan a 187 países, entre ellos unos 5.000 argentinos. "Porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad; un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los demás, logra abrazar a todos", les dijo Francisco a los jóvenes que desde el fin de semana colman cada rincón de la ciudad y sus alrededores.
"Un corazón misericordioso sabe ser refugio para los que nunca tuvieron casa o la han perdido, sabe construir hogar y familia para aquellos que han tenido que emigrar, sabe de ternura y de compasión", aseveró ante un mar de pilotos azules, amarillos y rojos que desafiaron la tarde de lloviznas en Cracovia, bajo las que el Pontífice recorrió el parque en su papamóvil.
"Un corazón misericordioso sabe compartir el pan con el que tiene hambre, un corazón misericordioso se abre para recibir al prófugo y al migrante", añadió, en referencia a la JMJ que se desarrolla en el Año Santo de la Misericordia que se extiende hasta el 20 de noviembre.
"Decir misericordia junto a ustedes es decir oportunidad, decir mañana, compromiso, confianza, apertura, hospitalidad, compasión, sueños", explicó el Pontífice, quien habló ante los jóvenes minutos después de recibir las llaves de Cracovia.
Al iniciar su mensaje, Bergoglio recordó especialmente "en su tierra natal" a san Juan Pablo II, "que soñó e impulsó estos encuentros", instaurados por el entonces papa polaco en 1984.
Desde temprano, decenas de miles de jóvenes se movilizaron por el centro de Cracovia con banderas de países de los cinco continentes, desde la Argentina y España (de los más numerosos) hasta grupos más pequeños de China, Nigeria y hasta Timor Oriental.
"Esta es la juventud del Papa", coincidían entre los hispanohablantes, antes de fundirse con los del resto del mundo en el universal "Papa Francesco", que entonaron también en Blonia.
"Lánzanos a la aventura de construir puentes y derribar muros, cercos y alambres, lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida", pidió a Dios junto a los jóvenes.
"Diálogo"
"¿Las cosas, se pueden cambiar?", preguntó varias veces durante su discurso el Pontífice a los jóvenes, que respondían un "sí coral en diversas lenguas por todo el parque, en uno de los tantos diálogos improvisados que mantuvo desde el estrado.
En otro tramo, el Papa instó a los jóvenes a "rebelarse", a cuestionar, a soñar, a evitar los "caminos oscuros que les roban lo mejor de ustedes". "Es lindo, y me conforta el corazón verlos tan revoltosos", clamó al dirigirse en italiano a los presentes.
"Es estimulante escucharlos, compartir sus sueños, sus interrogantes y sus ganas de rebelarse contra todos aquellos que dicen que las cosas no pueden cambiar", insistió.
"'Ustedes son capaces de soñar?", improvisó el Pontífice, que habló también del dolor que le genera encontrar jóvenes "que se han jubilado antes de tiempo", que "tiraron la toalla antes de empezar el partido", que están "entregados antes de jugar", que "están aburridos y aburren", confesó.
En su discurso, el Papa pidió a las nuevas generaciones que elijan "una vida plena" con Jesucristo en lugar del "vértigo alienante" y las "falsas ilusiones", que "en mi tierra natal diríamos 'vendedores de humo'", explicó sin precisar si se trataba de traficantes de droga. "Al final terminan pagando y pagando caro", advirtió.
El Papa llegó a la alegre ceremonia de bienvenida a bordo de un tranvía eléctrico con un grupo de niños con discapacidad, bajo una persistente llovizna.
Agencias AFP, EFE, Télam y DPA |
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