Inauguración en cuotas del Mural

La Presidente y una parte del mural «Ejército plástico» de David Alfaro Siqueiros a sus espalda, ayer en la Aduana Taylor.

Intimidados los asistentes por una inmensa grúa de la que pendía, peligrosamente, un fragmento restaurado del famoso mural de David Alfaro Siqueiros «Ejercicio plástico», Cristina de Kirchner inauguró ayer (de forma simbólica, ya que los trabajos aún no llegaron a término) el emplazamiento de ese ícono del arte muralista latinoamericano en la Aduana Taylor, detrás de Casa de Gobierno, donde en el futuro funcionará de manera permanente un museo consagrado a la obra.

Quizás esa fuerza vertiginosa que emanaba de la piedra fue la culpable de algunos deslices en el discurso presidencial, ya que la Presidente mencionó en dos oportunidades al director Héctor Olivera (cuyo film «El mural» se estrenó también ayer) con el nombre de Fernando Ayala, el cineasta fallecido en 1997 y que en vida fue socio de Olivera en la célebre productora Aries. «Para mí fue un honor», confió más tarde Olivera a este diario. «En realidad, ese lapsus revela que la Presidente sabe mucho de cine porque, ¿quién se acuerda hoy de mi amigo Fernando Ayala?».

«El verdadero arte es vivido y construido cuando el pueblo tiene acceso», dijo en otra oportunidad Cristina de Kirchner. «Su restauración era una deuda que la Argentina tenía con su propia historia y con el pueblo mexicano», para agregar que ese museo «será un lugar muy importante de atracción turística de Buenos Aires». Con respecto a los tiempos que aún demandará su terminación, tarea que lleva adelante el experto mexicano Manuel Serrano, confió en que ésta se concretará pronto. Al acto asistieron todos los actores de la película «El mural» junto a Héctor Olivera, el embajador de México y empresarios patrocinantes de la restauración. A propósito del fragmento expuesto ayer, de motivo erótico (como una gran parte de la obra que estaba emplazada en el sótano de una quinta de Natalio Botana), la Presidente bromeó sobre «¡las cosas que se hacían ahí arriba!».