Washington - Funcionarios del Gobierno de Estados Unidos hallaron otros seis documentos confidenciales en la residencia familiar de Joe Biden, lo que constituye un nuevo giro en un caso cada vez más bochornoso para el presidente demócrata.
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Irrupción policial en universidad complica más a Boluarte Nuevos documentos clasificados aparecen en poder de Biden y el escándalo político ya lo acecha
Ambos incumplieron una ley que los obliga a enviar todos los papeles firmados en el ejercicio de funciones de importancia a los Archivos Nacionales. Las causas de una incorrección que se hace norma.

“El Departamento de Justicia tomó posesión de materiales que consideró dentro del ámbito de su investigación, incluidos seis documentos marcados como clasificados”, admitió Bob Bauer, abogado personal de Biden, en un comunicado publicado el sábado.
Precisó que los expedientes en cuestión corresponden a dos fases de la vida política del demócrata de 80 años: por un lado, a su dilatada carrera de más de 30 años como senador por Delaware y, por el otro, a su período como vicepresidente de Barack Obama, entre 2009 y 2017.
La búsqueda duró más de 12 horas y abarcó “todos los espacios de trabajo, vivienda y almacenamiento del hogar”, dijo Bauer.
“El Departamento de Justicia tuvo total acceso a la casa del presidente, incluidas notas, archivos, papeles, carpetas, recuerdos, listas de tareas, horarios y recordatorios escritos personalmente a mano”, dijo.
Los presidentes, vicepresidentes y otros funcionarios estadounidenses con altas responsabilidades tienen la obligación por una ley de 1978 de dejar a disposición de los Archivos Nacionales todos los documentos que firman. Sin embargo, por diferentes razones, algunos de ellos los retiran al culminar sus funciones, de modo de asegurarse que los mismos nunca sean difundidos, dicen especialistas.
Saga
El nuevo descubrimiento sobre Biden se suma a una serie de revelaciones a cuentagotas realizadas en los últimos días, que han puesto a la Casa Blanca en una posición muy delicada.
Biden, a través de sus abogados, ya admitió el 9 de enero que documentos confidenciales habían sido descubiertos en noviembre en un centro de estudios en Washington, donde él tenía una oficina.
Luego, el 12 de enero, debió reconocer que se habían encontrado otros archivos confidenciales en su casa de Wilmington, en Delaware.
El caso es especialmente sensible para Biden, que evalúa postularse a la reelección en 2024, ya que asimila esos hallazgos a los realizados por el FBI –Policía federal– en la residencia privada de Donald Trump en Florida.
Durante un viaje a California hace unos días, Biden trató de minimizar el clamor en torno al hallazgo de estos documentos.
“Escuchen, encontramos algunos documentos que estaban guardados en el lugar equivocado. Inmediatamente los entregamos a los Archivos Nacionales y al Departamento de Justicia. Estamos cooperando plenamente y esperamos resolver esto rápidamente”, dijo a los periodistas que le preguntaron sobre este tema.
“No me arrepiento”, afirmó.
Estrategia
Sus abogados aseguran que fue “sin darse cuenta” que Biden se llevó estos archivos sensibles, y subrayan que coopera plenamente con la justicia.
La Casa Blanca aseguró que los lotes anteriores de documentos fueron entregados al Departamento de Justicia y a los Archivos Nacionales apenas fueron encontrados.
El objetivo de la Casa Blanca es claro: distinguirse lo más posible de Trump, quien ya se ha embarcado en una nueva carrera por la Casa Blanca y está siendo investigado por haber llevado varias cajas de documentos oficiales a su residencia y por su supuesta obstrucción de los esfuerzos del Gobierno para recuperarlos.
Según especialistas, el hecho de que resulta improbable que el presidente actual sea procesado por este hecho alivia indirectamente a Trump, ya que un doble estándar judicial en los dos casos supondría un escándalo político.
Si bien los dos casos no son del todo comparables, el tema es peligroso para Biden, quien se presenta como un presidente riguroso y respetuoso de las reglas después de los años llenos de escándalos de la presidencia republicana.
Tanto en el caso de Trump como en el del demócrata Biden, el Departamento de Justicia, ansioso por evitar cualquier acusación de parcialidad, encomendó la investigación de los documentos confidenciales a dos fiscales especiales.
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