12 de noviembre 2009 - 00:00

La vida de John Cooke casi a vuelo de pájaro

Carlos Portaluppi y Ana Celentano prestan su imagen a John William Cooke y su esposa Alicia Eguren en un documental excesivamente abarcativo, pero interesante.
Carlos Portaluppi y Ana Celentano prestan su imagen a John William Cooke y su esposa Alicia Eguren en un documental excesivamente abarcativo, pero interesante.
«Alicia y John, el peronismo olvidado» (Argentina, 2009, habl. en español). Dir.: C. Castro. Guión: G. Maglie, C. Castro. Se, semidocumental. Int.: C. Portaluppi, A. Celentano.

Quien mucho abarca, poco aprieta, y es inevitable que esto ocurra al querer abarcar la interesante vida del doctor John William Cooke, alias el Bebe Cooke, líder de la Resistencia Peronista, y su esposa Alicia Eguren, eslabones fundamentales en la izquierdización del Movimiento. El semidocumental que ahora vemos se priva de entrar en discusiones y reflexiones, a fin de alcanzar, en 85 minutos, una síntesis biográfica de estas dos personalidades, su evolución desde el irigoyenismo al peronismo combativo, y de éste al castrismo antiimperialista, hasta llegar a la paulatina decepción con el General, pero no al levantamiento de la lucha. Cooke murió de cáncer en 1968, golpeado por la muerte de su amigo Ernesto Guevara. Alicia Eguren murió en enero de 1977, en uno de los primeros «vuelos de la muerte».

Es tanto lo que anduvieron, incluyendo la fuga de una cárcel patagónica en 1957 junto a Guillermo Patricio Kelly, Héctor Campora, y el empresario Jorge Antonio (que sobornó guardias y choferes), la participación (uniformados) en los combates de Playa Giron, o los enlaces para llevar futuros montoneros a recibir instrucción guerrillera en Cuba, que el asunto hubiera requerido otra extensión.

Afortunadamente, el montaje logra a veces sugerir más cosas de las que alcanzan a decirse. Por ejemplo: cuando contrapone las consideraciones de Ramón Landajo y Norberto Galasso, sobre hasta qué punto Perón toleraba la independencia de criterio de los suyos, o los planos dubitativos de unos cuantos históricos cuando se lee la carta de Perón nombrándolo su delegado personal, carta que dice claramente «en caso de fallecimiento, en él delego el mando» (eran los años de la Libertadora).

Se alternan en sus testimonios varios colaboradores de Perón, de Cooke y del Che Guevara, amigas de la pareja, militantes de fines de los 60 y comienzos de los 70, el hijo, que hoy vive en México, y el inefable doctor Cafiero, que describe su encuentro en la cárcel con un curioso comentario: «era un muchacho muy particular, entre otras cosas porque no se bañaba». Cafiero dice también, con agudeza, «Perón vio en Cooke al hijo que no pudo tener». Y ya se sabe lo que suele pasar con el amor entre padres e hijos de carácter fuerte.

Carlos Portaluppi y Ana Celentano dan voz a los textos de las figuras biografiadas, y ceden sus propias figuras para un par de brevísimas escenificaciones. Dan espacio, además, a otra historia más íntima, la del amor entre ambos activistas. «Su agradable sonrisa de conejo iluminó mis noches de conspirador en desgracia», escribe graciosamente a la mujer amada, de aspecto frágil, el macizo conductor de huelgas salvajes y caños nada futbolísticos.

P.S.

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