Mal pagado, Solá se quejó de De Narváez: “Es Kirchnerito”
- Éste no llega a ser como Kirchner, pero es «Kirchnerito». Trató de ser una broma la de Felipe Solá. Un chiste en un velorio. Pero la referencia sobre Francisco de Narváez, su socio incómodo, mal podía ser festejada: el «Colorado» relegó al felipismo en el reparto y puso, otra vez, en riesgo la Triple Alianza.
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La «cama» a Jorge Sarghini, el veto a Osvaldo Mércuri y, como coronación del operativo serrucho, que no le hayan permitido designar apoderado de la lista Unión-PRO fueron datos elocuentes del mal cierre de Solá y el costo que para el frente anti-K eso puede acarrear.
A la distancia, el ex gobernador se arrepintió de aceptar, dos meses atrás, entregarle el tope de la lista a De Narváez con la promesa de que en el cierre de las boletas el felipismo sería recompensado por acceder a que el empresario vaya en primer lugar. A horas del cierre, cuando sus punteros territoriales corrían sin brújula, Solá entendió que los compromisos, sobre todo los que son de palabra, son vaporosos. Al final, en la boleta más visible, se quedó con el tercio más gris: cuatro de doce diputados a salir.
Pero no es un detalle menor: colocó el 2 -Solá- y el 6 -Roberto Moullerón- entre los primeros diez, mientras que equipara con el 11 -Raúl Rivara- y el 12 -Eduardo Amadeo-. Así y todo, los cálculos disidentes dan como entrables a estos dos dirigentes. Tarde, como consuelo a medias, De Narváez y Solá se vieron el sábado a la tarde en el hotel Emperador, donde funcionó el búnker para el cierre de listas, y se prometieron mantener en los 50 días que quedan de campaña un criterio de integración y coordinación.
Una vez más, el ex gobernador deberá creer en el empresario que, 40 días atrás, con Mauricio Macri de árbitro, dijo que trabajarían codo a codo. Eso no ocurrió. En el último tiempo se vieron poco y mal, y jamás De Narváez cumplió la promesa del «cartel francés» en la campaña: propaganda de los dos.
Un gesto -mínimo, pero gesto al fin- del «Colorado» fue compartir con Solá la encuesta de 4 mil casos que hizo hacer en toda la provincia y que pronostica un final cabeza a cabeza con Néstor Kirchner. Para el ex gobernador, los pelirrojos ya son un karma.
¿Cuánto está dispuesto a soportar Felipe? Cuesta precisarlo, pero a su lado hablan de hartazgo y proyectan la dificultad de que, el 29 de junio, si la elección no es lo saludable que se imaginan, la continuidad de la alianza compartida. La pelota, parece, está del lado de De Narváez. El ex dueño de Casa Tía -el Gobierno puso la lupa en el desajuste entre un patrimonio declarado de 28 millones y una promesa de gasto en campaña de 50 millones- tuvo, sin embargo, sus argumentos para desplazar a la gente de Felipe en las secciones.
Un caso puntual fue la inclusión de soldados de Luis Barrionuevo en las secciones del conurbano. Esther Barrionuevo, sobrina del gastronómico -3ª en la Primera- y Carlos Acuña, del gremio de Estaciones de Servicio -4° en la Tercera-, relegando a socios del ex gobernador.
-Felipe: ¿vos tenés los cinco mil fiscales que aporta Luisito? -interrogó De Narváez.
-Hay mucha gente que está trabajando con nosotros -ensayó una respuesta Solá.
-Si me los traés, yo no arreglo con él.
El final se conoce: Solá tuvo que mudar a su mujer, María Elena Chávez, al sur de la provincia, a quien planeaba como candidata por la Primera, para dejarle lugar a una figura aportada por Barrinouevo. Evidentemente, De Narváez dio por hecho lo prometido por el sindicalista anti-K.
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