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Malvinas: el rugby logró lo que no puede la diplomacia
Un grupo de 38 rugbiers argentinos, algunos ex pumas y otros con poco tiempo en el deporte y hasta el hijo de un ex piloto de la Fuerza Aérea Argentina muerto en el conflicto viajaron el 11 de diciembre pasado hasta Río Gallegos y al día siguiente llegaron a las islas Malvinas para jugar el primer partido de la historia en el archipiélago.
El objetivo principal del viaje era trasmitir un mensaje al mundo: «Cuidemos, defendamos y trabajemos para seguir teniendo un deporte como el rugby, que no tiene fronteras. Estuvimos en las islas Malvinas jugando al rugby, donde hace 27 años estuvimos en guerra», explicaron desde la fundación. Sin tintes políticos, se buscó hacer un partido rindiendo homenaje a quienes dejaron su vida en la guerra.
Los argentinos llevaron todo: camisetas rojas y azules, pelotas, medias, banderines y hasta los palos de rugby. Es que la ovalada no es tan común de ver en Puerto Argentino ni alrededores. Se les iba a enseñar a los más chicos, de diferentes escuelas, y además se jugaría con militares de la base Mount Pleasant.
Pero el sueño casi queda trunco. Los consejeros de la isla le quitaron todo el apoyo, dado en un principio, a la visita argentina. Aunque desde la organización se remarcaba una y mil veces que sólo se trataba de un intercambio deportivo, que no tenía ningún tipo de relación con la política ni diplomática.
Frente a las adversidades los rugbiers se pusieron sus camisetas y lograron el principal objetivo, salieron a la cancha sólo con un inglés, que los observó jugar y se sumó al partido. Así comenzó una sucesión de encuentros que se coronó con la primera clínica de rugby en las Malvinas, dada por argentinos. Allí se les enseñó a cientos de chicos isleños a jugar a un deporte desconocido por ellos hasta entonces. Además, en uno de los encuentros participaron cerca de ocho militares ingleses.
Los héroes de esta historia volvieron ayer a la Argentina con un sueño cumplido: «Se dejó un mensaje fuerte: no tiene ningún tipo de importancia quién va a ganar, porque cada vez que juega gente educada, formada con sus valores y principios, el resultado va a ser secundario», explican miembros desde la fundación, quienes además resaltaron: «Éste es un partido histórico y siempre fue una idea altruista y superadora».
Según las voces en la isla, se está viviendo una de las peores etapas con la Argentina, después de la guerra. Sin embargo, el espíritu del amor al deporte, a sus códigos y sus principios logró superar todo tipo de escollo. Ahora la fundación va por un nuevo objetivo: realizar un encuentro de rugby en la Antártida.
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