Ante 435 representantes y 100 senadores, el mandatario se mostró dispuesto a pasar por alto a los congresistas -la principal fuente de sus problemas políticos en 2013- y aumentar la prosperidad de las clases menos pudientes, algo que había centrado su campaña electoral por la reelección y que apenas se materializó con la accidentada entrada en vigencia del Obamacare.
"Hoy, tras cuatro años de crecimiento económico, la inequidad se profundizó. La cruda verdad es que, incluso en medio de la recuperación, demasiados estadounidenses trabajan más que nunca con el mero objetivo de simplemente llegar a fin de mes, y demasiados todavía ni siquiera tienen trabajo", señaló el mandatario.
Obama prometió que 2014 será "un año de acción" con objeto de restaurar las oportunidades para todos. "Estados Unidos no se detiene. Y yo tampoco lo haré. Así que dondequiera y siempre que pueda tomar medidas, sin legislación, para ampliar las oportunidades para más familias estadounidenses, lo haré, subrayó.
Como había informado horas antes la Casa Blanca, anunció que firmará un decreto para aumentar el salario mínimo de los trabajadores del Gobierno tercerizados. Para ello, usará su "autoridad ejecutiva" para ordenar el incremento a 10,10 dólares la hora para ese grupo de empleados, lo que supondrá una subida de casi tres dólares ya que el salario mínimo actual de este sector es de 7,25 dólares.
La medida, que se aplicará a los nuevos contratos, beneficiará a 250.000 trabajadores de la construcción, limpieza y conserjes, entre otros, que trabajan para el Gobierno federal a través de empresas subcontratadas por éste.
Este decreto permite a Obama eludir al Congreso -donde los republicanos se oponen a un amplio incremento en el salario mínimo- que durante el año pasado bloqueó una suba a 9 dólares, pedida por el mandatario.
No obstante, en su discurso de anoche, apeló a los legisladores para que aprueben la ley ya en discusión, lo que permitiría aumentar el salario mínimo al mismo nivel en todo el país.
Al cierre de esta edición, se esperaba el anuncio de medidas sobre seguridad social y capacitación laboral para trabajadores de clase media.
Funcionarios aclararon que Obama no renunciará a trabajar con el Congreso pero que, a partir de los reiterados bloqueos (reforma migratoria, control de armas, aumentos salariales), decidió recurrir a la opción de la acción ejecutiva cuando fuera necesario.
Con tres años más en el cargo, Obama redujo el tono ambicioso que caracterizó sus anteriores discursos sobre el estado de la Unión. El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo ayer que, a pesar de ello, el gobernante sigue teniendo "objetivos muy ambiciosos" y que es "optimista".
El optimismo es, sin embargo, ajeno a los estadounidenses según un sondeo del diario The Wall Street Journal que afirmó que el 33% es pesimista y está preocupado, en tanto el 26% expresó dudas sobre lo que sucederá hasta enero de 2017, cuando termina el mandato del demócrata.
Una vez más, Obama renovó su llamamiento para lograr una reforma migratoria, que también fue bloqueada por los congresistas.
Desde 2011, el mandatario debe lidiar con una Cámara de Representantes dominada por los republicanos, que bloquea la mayoría de sus reformas. En el Senado, la mayoría demócrata tampoco ha garantizado todos sus proyectos. El punto máximo de la tensión entre la Casa Blanca y el Poder Legislativo llegó en octubre pasado con el cierre parcial del Gobierno federal y la casi entrada del país en default.
Para este año, la situación amenaza con complicarse porque un gran número de congresistas quiere preservar su futuro ante las elecciones de noviembre, en las que se renovarán la Cámara de Representantes y un tercio de la Cámara alta.
En tanto, la primera dama, Michelle Obama, siguió el discurso de su marido acompañada por supervivientes del atentado contra el maratón de Boston, Jason Collins -primer jugador de la NBA que reconoció públicamente ser homosexual- y a la nueva directora general de General Motors, Marry Barra.
Agencias AFP, Reuters, EFE y DPA, y Ámbito Financiero |
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