5 de abril 2018 - 08:04

Pasajes: el peligro de hablar de “enganches”

• APARECEN PEDIDOS PARA QUE LA DIETA DE LOS LEGISLADORES VUELVA A TENER RELACIÓN CON LA DE JUECES
El nuevo régimen para los legisladores está en plena negociación. Ayer hubo cumbre de jefes de bloque para buscar soluciones a un tema que implica más dar un ejemplo que ahorrar fondos.

Emilio Monzó, Miguel Pichetto y Elisa Carrió
Emilio Monzó, Miguel Pichetto y Elisa Carrió
El debate sobre el canje de pasajes en el Congreso y su uso para engordar las dietas de Diputados y Senadores ya nos remite al mito de Sísifo, en el que los dioses habían condenado al titán Prometeo a empujar una roca hasta la cima de una montaña sólo para que ésta cayera, la recogiera y volviera a empujarla indefinidamente.

Ayer Emilio Monzó se reunió con jefes de bloque para negociar una solución a ese problema que trata más sobre política y principios que de una real economía de recursos. El presidente de la Cámara de Diputados, como adelantó Ámbito Financiero, planteó la eliminación del uso de pasajes con devolución para los distritos de Buenos Aires y CABA y el tránsito a un nuevo esquema.

Así el consenso comprometido entre autoridades de los bloques para avanzar en el cambio de sistema se asemeja a la cláusula transitoria sexta de la Constitución del 94 que dispuso el dictado por unanimidad de una nueva Ley de Coparticipación Federal de Impuestos.

Es curiosa la coincidencia de los senadores Miguel Pichetto con Fernando Solanas: ambos proponen volver al régimen original, es decir, enganchar ingresos con sueldos del Poder Judicial, con lo cual el aumento de dieta sería significativo y quedaría garantizada la actualización. Se olvidan de un pequeño detalle: en los treinta años que median en el cambio de sistema se sancionó la autarquía judicial que importa otro criterio de manejo de las finanzas judiciales. Los jueces viejos no pagan Ganancias porque los eximía la interpretación constitucional de la intangibilidad de salarios y los impuestos de los empleados los absorbe el presupuesto de dicho poder. Por ahora pagarán impuesto sólo los jueces nuevos. El enganche redivivo comprenderá también a las Fuerzas Armadas, cuyos salarios representan la mitad que el de un legislador y un tercio de un juez ya que prácticamente sus ingresos fueron pauperizados por la democracia...

Elisa Carrió, con razón planteó su disidencia porque algunos legisladores se desplazan en automóvil, pero sugirió el pago de título universitario y antigüedad; curiosa reflexión de una jurista. Un régimen republicano de gobierno se define por algunos requisitos; el primero indica que para el acceso a una banca sólo se exige idoneidad (art. 16 de la CN), difícil que la chaqueña considere más valioso a Federico Sturzzenegger con su doctorado en el MIT, que a su compañero Toty Flores. En segundo término, se halla la periodicidad de los cargos, lo que se contradice con incrementar salarios por antigüedad, menos aún pagarlos desde la graduación como en la Justicia. El tercero es el acceso a la información, y en tal sentido la transparencia llegó para quedarse. La información de cómo se gastan los fondos públicos: dietas, movilidad, canje de pasajes, designaciones de personal, viajes al exterior, etc. en la actualidad encuentra serias dificultades de eludir la lupa pública. Se desconoce si algún legislador decidió no utilizar su cupo para designar personal en un Congreso que tiene más habitantes que una ciudad mediana de la Argentina profunda. Tampoco por qué se exime de control de presentismo al personal del despacho, confundiéndolo con el que presta servicios en el distrito de origen del legislador.

La semana pasada se informó que sólo tres diputados no usan pasajes ni los canjean por dinero. Tampoco se consignó en estos días que los legisladores del interior a los pasajes suman plus por desarraigo y toda información parcial implica cierta inconsistencia.

En la génesis de este problema está el profundo corporativismo del país, el ajuste lo debe hacer el otro y corren ríos de tinta para justificar las excepciones. El despropósito en el uso y canje de pasajes dio lugar en más de diez años de vacas gordas a todo tipo de excesos. Algunos canjean tramos porque viajan en automóvil y otros usan los asignados al bloque porque canjean los suyos por dinero, configurando un verdadero sobresueldo. Así las cosas, es razonable eliminar los pasaje de las autoridades de la Cámaras que no sean legisladores, nominar los tramos de diputados y senadores y dejar una pequeña porción de innominados que requieran rendición posterior sobre pasajero y destino.

También deben tener coto los viajes de vacaciones en la familia o despacho a expensas del erario público y debe restablecerse la austeridad en las delegaciones al exterior con pasajes y viáticos a simple invitación y por plazos extendidos. En tiempos de ajuste, todos esos excesos una vez informados irritan tanto al pueblo trabajador como a los grandes contribuyentes; deslegitiman y reavivan el "que se vayan todos".

Si las autoridades del Congreso ponen el debate en el contexto del congelamiento salarial dispuesto por el PE para el presente año, la dura batalla en la negociaciones paritarias, el abultado déficit del PBI y el humor social por la indómita inflación se empezará a recorrer un camino de transparencia y razonabilidad. No todas las semanas estará Natacha Jaitt en escena para cubrir desaguisados y expresiones infelices.

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