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Secretos de Il Cavaliere
Aunque el primer ministro no puede ser sometido a escuchas por los jueces sin el permiso de la Cámara por tratarse de un parlamentario, sus palabras fueron captadas a través de los teléfonos de sus invitadas, que estaban legalmente pinchados.
La primera conversación es con la exhigienista dental y consejera (diputada) del Pueblo de la Libertad de la región de Lombardía, Nicole Minetti, que está acusada en el proceso Ruby bis por inducción a la prostitución junto con agente vip Lele Mora y el presentador del Telediario del Canal 4, Emilio Fede; según los fiscales, eran ellos quienes reclutaban a las chicas que animaban las noches de «bunga bunga».
«NOSOTROS NO HICIMOS NADA MALO, EH»
El 1 de agosto de 2010, Minetti le cuenta al primer ministro que el abogado de Ruby y de Lele Mora le acaba de decir que los fiscales de Milán han abierto una investigación sobre la joven marroquí y la prostituta brasileña Michelle Conçeiçao. Ésta fue quien llamó por el móvil a Berlusconi la noche del 27 de mayo informándole que Ruby estaba detenida por la Policía en la comisaría de Milán, acusada de un robo de 3.000 euros.
Berlusconi, que estaba aquella noche en París, telefoneó entonces al jefe de gabinete del comisario diciendo que Minetti iba a pasar por la comisaría para recoger a la menor y pidiendo que le fuera entregada a su delegada porque la joven era sobrina del presidente egipcio Hosni Mubarak.
Berlusconi: ¿Cómo está mi estupenda consejera? Todos me hablan bien de vos, amor. Todos, los de la Liga, los nuestros (...). Así que luego, cuando haya elecciones, te venís al Parlamento.
Minetti: ¿Sabés que el otro día vino al Parlamento regional Giulante para hablarme de la historia de Ruby?
Berlusconi: ¿Y Giuliante quién es?
Minetti: Giuliante es el abogado del PDL [el partido de Berlusconi] y de Lele (Mora). Vino al Parlamento y prácticamente me contó toda la historia, que está ese fiscal llamado Forno siguiendo el caso (...) y que a su juicio, no ahora sino en septiembre (Forno) me llamará porque tanto la Ruby como la stronza (boluda) de la Michelle han dado mi nombre. Abrieron una investigación sobre esta Michelle, porque en efecto es verdad que la Ruby la denunció.
Berlusconi: ¿O sea que la Ruby ha denunciado a la Michelle?
Minetti: Sí, por inducción a la prostitución.
Berlusconi: ¿Así que ella misma se da el carné de puta?
Minetti: Te lo juro (ríe).
Berlusconi: ¡Pero qué disparate!
(...)
Berlusconi: Bueno, lo importante es que haya varias personas que testimonien que a nosotros (Ruby) nos había dicho que tenía una edad diferente de la que realmente tenía. Una vez que suceda eso, no sucede nada más. Sólo la ayudamos porque nos daba pena.
Minetti: Sí, porque (Giuliante) me dijo que este Forno tiene también fotos, que se las ha dado Michelle.
No era verdad. Según se supo después, Ruby le contó eso a su abogado para justificar que no había tenido más remedio que admitir ante los fiscales que había estado varias noches en Arcore siendo menor. Pero la noticia de que hay fotos de las fiestas deja mudo a Berlusconi. El policía que escucha anota: «Cinco segundos de silencio».
Berlusconi: Entendido. Mmm, bueno, esperemos que no se produzca un escándalo. Sabés, hace falta poco, cuando se trata de mí todos los periódicos están contentos. Bueno, de todas formas nosotros no hicimos nada malo, eh.
«AMORE, SE ME HA ACABADO LA GASOLINA»
La segunda llamada de Berlusconi que no fue censurada por los fiscales es del 26 de septiembre de 2010. Raissa Skorkina, una invitada rusa habitual a las fiestas de Arcore, llama al número fijo de la villa San Martino y en 31 segundos tiene al presidente (del Gobierno) al aparato. Berlusconi le da permiso para que vaya a repostar «gasolina», es decir dinero, a la oficina de su tesorero personal, Giuseppe Spinelli.
Raissa: Amor, ciao, ciao, todo bien, ¿y vos?
Berlusconi: Bastante, estoy hasta arriba de cosas políticas, una cosa enloquecida.
Raissa: Ah, me imagino. Pero tengo tantas ganas de hablarte, ¡te lo ruego! Y luego quería pedirte... Se me está acabando la gasolina.
Berlusconi: ¿Cómo?
Raissa: Se me está acabando la gasolina.
Berlusconi: Ah, entendí. Está bien, se lo digo a Spinelli. ¿Va bene?
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