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Sindicatos esperan milagro de Cristina en Roma

Antonio Caló
Los dirigentes estarán presentes con la jefa de la audiencia privada que Jorge Bergoglio concederá a la delegación argentina, y mañana en la ceremonia de asunción formal. Para Viviani y Suárez será la segunda entrevista con la máxima autoridad de la Iglesia Católica en menos de un mes y medio. El 6 de febrero último, cinco días antes de anunciar su dimisión, fueron recibidos por Joseph Ratzinger en el aula Pablo VI del Vaticano.
Para Caló, en cambio, que había desistido de integrar aquella comitiva, será la oportunidad de acercarse al nuevo papa. Los referentes de la central obrera más afín al Gobierno deberán construir desde el inicio un vínculo con Bergoglio luego de haber cimentado su nexo con la cúpula eclesiástica mediante el cardenal Leonardo Sandri, el otro papable argentino que formó parte del último cónclave. Caló buscará evocar un encuentro que Bergoglio mantuvo con la UOM en 2009 como antecedente.
El primero en llegar a Roma fue Suárez. El gremialista marítimo primereó a sus pares y logró sortear el colapso del aeropuerto de la capital romana con un vuelo a Madrid, que después conectó con su destino final. "Toda la ciudad está eufórica por el Papa. Sobre todo con sus primeros gestos de humildad y sencillez. Es una bendición para todo el mundo, y en particular para América Latina", le dijo a este diario el dirigente.
Suárez le restó importancia a un eventual contacto con Cristina de Kirchner con eje en la política doméstica. "Lo importante es este acontecimiento histórico que vivimos", señaló. Sin embargo, la asunción de Francisco llega en momentos en que la CGT oficialista estaba a punto de dar a conocer públicamente sus diferencias con el Gobierno.
La falta de respuesta del Ejecutivo a sus demandas por un ajuste en Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares, los fondos de las obras sociales y los topes en las negociaciones salariales habían derivado en la elaboración de un documento crítico que debía ser debatido en un plenario de secretarios generales de la central obrera. La muerte de Hugo Chávez primero y luego la elección de Bergoglio obligaron a suspender ese encuentro hasta abril, para alivio de los más oficialistas de la organización.
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