10 de abril 2013 - 00:00

Su vida fue tan divisiva como lo es su muerte

Londres - La muerte de Margaret Thatcher reavivó ayer el debate sobre el legado de la ex primera ministra británica, una de las artífices de la liberalización económica de los años 80, que recibirá mañana un homenaje del Parlamento antes de su funeral previsto una semana después.

La desaparición de la "Dama de Hierro" como consecuencia de un derrame cerebral a los 87 años generó reacciones encontradas en todo el mundo y varios centenares de personas salieron a la calle en el Reino Unido a celebrar con cánticos como "¡Ding, Dong! ¡La bruja ha muerto!" (ver Contratapa).

El cuerpo de Margaret Thatcher, la primera y hasta ahora única primera ministra británica, fue sacado discretamente de madrugada del hotel Ritz, donde murió el lunes por la mañana aparentemente mientras leía, y trasladado a un lugar no precisado.

Thatcher, aquejada de demencia senil y debilitada también por otros problemas de salud desde hace más de una década, residía en ese hotel desde que salió del hospital donde fue sometida en diciembre a una operación menor.

Su funeral, cuya planificación ha sido bautizada operación "True Blue" por el color del conservadurismo puro y duro que encarnó la "Dama de Hierro", se llevará a cabo el miércoles 17 en la catedral de San Pablo, según Downing Street.

En este mismo templo se celebró la misa de acción de gracias tras la victoria contra la Argentina en la guerra de las Malvinas en 1982.

La reina Isabel II asistirá al servicio religioso acompañada de su marido, el duque de Edimburgo, una excepción como la que hizo en 1965 en ocasión del funeral de Estado de Winston Churchill.

Contrariamente a su ilustre predecesor, sin embargo, Thatcher, que sirvió tres mandatos consecutivos entre 1979 y 1990, no tendrá un funeral de Estado, sino "ceremonial" (un peldaño por debajo) con honores militares, como la Reina Madre en 2002.

Ese día, las banderas británicas ondearán a media hasta en los edificios públicos y las embajadas del Reino Unido diseminadas por el mundo entre el amanecer y el anochecer.

El tema del funeral también desató polémica, porque mientras varios diputados conservadores pedían la organización de un funeral de Estado, más de 14.000 personas firmaron una petición en internet para impedir que fuera despedida a cuenta del contribuyente.

"¿Cómo debemos honrarla? Vamos a privatizar su funeral. Abramos una licitación y aceptemos la oferta más baja. Es lo que habría querido", resumió el cineasta Ken Loach, refiriéndose a la política económica ultraliberal que aplicó la ex primera ministra mientras estuvo en Downing Street.

Según el portavoz de Thatcher, sin embargo, ni la "Dama de Hierro" ni sus hijos, Carol y Mark, querían un funeral de Estado, por considerarlo "no apropiado" y "un desperdicio de dinero".

El Parlamento, que se encuentra en receso, se reunirá hoy por la tarde en una sesión extraordinaria para rendir homenaje a la ex primera ministra.

El disenso sobre su figura quedó ampliamente ilustrada en la prensa británica de ayer, más o menos entusiasta dependiendo de su tendencia política (ver Contratapa).

La ciudad escocesa de Glasgow fue una de las que albergó la víspera una fiesta callejera en la plaza George, que congregó a unas 300 personas que cantaron y brindaron con champán.

Otras celebraciones similares tuvieron lugar en el barrio londinense de Brixton, escenario de disturbios en 1981, y en la ciudad de Bristol.

Pese a estas divisiones, después de su muerte, la mitad de los británicos piensa que fue buena para el país, contra un 34% que considera que fue mala, según un sondeo ICM publicado ayer en The Guardian.

Agencia AFP

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