21 de octubre 2013 - 00:39
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P.: "Gare du Nord" habla de las vueltas de la vida y el miedo a la muerte. "Geografía humana" muestra gente de toda clase que se va, o ha llegado, en busca de futuro, y a veces también piensa en la muerte.
C.S.: En ambas algún africano dice que estamos rodeados por los espíritus de nuestros ancestros. Para quien debió irse y no pudo acompañar a sus mayores en la vejez, eso es un consuelo. Para el personaje de Nicole García, que teme ser operada, es un mal augurio. Cada cual entiende a su modo lo que dice el otro, cada uno oye lo que quiere oir.
P.: Al respecto, lo mejor de "Geografía humana" es que se trata de una sucesión de conversaciones afables, no de entrevistas rápidas.
C.S.: Las entrevistas al pasar son propias de la televisión. Y a veces el entrevistador no sabe escuchar, le interesa más dar su opinión, hablar de sí mismo, hacerse el vivo. Ignora que quien conduce la conversación es el que escucha, no al revés. Por eso apelé a un amigo franco-argelino, Simon Mérabet, que sabe acercarse a la gente sin invadirla ni interrumpirla, y tanto habla con un linyera como con un empresario. Además, por su origen, es un intermediador entre franceses y extranjeros, y sabe contextualizar, o más que eso, tiene un sentimiento a flor de piel respecto a la historia. Cuando un negro y una blanca le cuentan que se casaron en 1989, inmediatamente dice "el año del Bicentenario de la Revolución Francesa", y esa sola observación permite enmarcar lo que cuentan los otros sobre su experiencia con los racistas, el matrimonio, la ilusión de un futuro juntos.
P.: ¿Cómo lo conoció?
C.S.: Somos amigos desde jóvenes. Hace 30 años le hice protagonizar un corto, "Mon cher Simon", para una serie sobre la relación de la gente con el dinero. Tiene un negocio de comida y trabaja en el campo, como su padre. Se probó también como novelista.
P.: Hablando de eso, ¿en algún momento se sintió tentada de ponerle diálogos literarios a su "Gare du Nord"?
C.S.: Lo ideal es que el personaje se entienda y el escritor se luzca. Pero el diálogo literario, con las palabras exactas en el orden justo, no existe en el mundo real. Además temo que al escribir con mis palabras termine contando mi historia, haciendo mi autorretrato encubierto. Eso no me interesa, yo ya me conozco. Prefiero conocer a los otros.
P.: Volviendo a la estación, ¿pudo mostrarles el documental a los vendedores que aparecen en él?
C.S.: Casi todos habían cambiado de trabajo, solo estaban el vietnamita del local de comidas, el iraní de la zapatería, no muchos más. Esa estación es una metáfora de la vida actual en un mundo de cambio constante.
P.: Ultima pregunta, ¿Usted también es usuaria de la Gare du Nord?
C.S.: No, la mía es la Gare du Lyon, que me lleva a la Provenza, el mar y el sol donde crecí, y retorno siempre de vacaciones.
Entrevista de Paraná Sendrós
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