Mientras el mundo del arte espera la gran exposición antológica de este nombre clave en la pintura argentina, este museo privado viene a suplir su inexplicable ausencia en Bellas Artes o en el MAMBA.
Se trata de obras de gran formato centradas en dos ciudades: Nueva York y Buenos Aires. La iconografía de ambas aparece en las imágenes, mezcladas con las obsesiones propias del artista.
El interés se repartió entre las fotografías-instalaciones con acentos míticos, como "Padres Danzantes de Tijeras", del peruano Roberto Huarcaya, hasta panoramas históricos del pasado de Buenos Aires.
Fanny Fingermann y Eduardo Joselevich fundieron el pop y el diseño al servicio de la publicidad de una Argentina hoy económicamente quebrada, que por entonces se encontraba en pleno desarrollo.
La artista encuentra la fuente de sus obras en la tradición oriental y sus expresiones. Las ideas son elementales pero intensas, satisfacen deseos básicos del hombre como la consustanciación con la naturaleza.