El éxito mundial de la serie “El eternauta”, el solo hecho de haberse realizado semejante producción, tan ambiciosa y tan lograda, la relación con la historieta original y también el drama de la familia Oesterheld, fueron este fin de semana asuntos de primer orden entre los espectadores, la gente de la industria audiovisual argentina y ciertos sectores políticos. Conviene anotar algunos datos:
"El eternauta": las razones de un éxito internacional
La serie con Ricardo Darín sobre la famosa historieta de Solano López y Oesterheld tuvo una repercusión mundial infrecuente, y fue la màs vista en numerosos territorios
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Ricardo Darín como Juan Salvo, protagonista de "El eternauta".
Producida por la empresa argentina K&S Films y Netflix, que la estrenó el pasado miércoles en cerca de 200 países (doblada a 12 idiomas y subtitulada en 30), “El eternauta” resultó la serie más vista de este fin de semana no solo en casi todo el mercado latinoamericano sino también en Italia, Alemania, India, Oman, Kuwait, Arabia Saudita, Eslovenia, Hungría, Turquía y, por supuesto, España (se habrán inquietado los españoles, ver esto inmediatamente después del extenso y todavía inexplicado apagón del lunes).
En Francia y otros países quedó segunda, detrás de “The Four Seasons”, y cuarta en EEUU y Canadá. La destacaron verdaderos conocedores como Alex de la Iglesia e Hideo Kojima, junto a una multitud de youtubers y críticos influyentes como Mike Hale, de “The New York Times”, y Michael Valentin, que en “Le Parisien” hizo la mejor comparación a favor de la serie argentina: “no tiene nada que envidiar a todas las historias postapocalípticas anglosajonas, escandinavas o surcoreanas que han llegado hasta nosotros”.
La apreciación es relevante, porque esto es mano de obra nacional. Entre técnicos, intérpretes, asistentes y figurantes hubo más de 2.900 personas, muchas de las cuales empezaron a trabajar en firme ya en 2020, con el primer escaneo de lugares públicos para ir preparando los efectos especiales. Solo el rodaje a lo largo de 2023 llevó 148 días (y Darín, con sus 68 años, estuvo en 113). Después vendrían la posproducción, bien extensa, y el lanzamiento. Un esfuerzo enorme, y una demostración de talentos locales.
Vale la pena transcribir los comentarios de Francisco Ramos, vicepresidente de contenido de Netflix Lat Am, a la revista norteamericana “Variety” del pasado 30 de abril (para quien todavía no lo sepa, “Variety” es el vademécum cotidiano de toda la gente del negocio audiovisual internacional): "Los argentinos son extremadamente talentosos. Cuando tienen la oportunidad y los recursos, su talento surge, crece y florece. Los de Netflix terminamos siendo más un vehículo que otra cosa, somos un vehículo para que los narradores traigan proyectos únicos y especiales a nuestros miembros".
Y agregó: “En marzo de 2018 lanzamos nuestra primera serie en Argentina. Siete años después, estamos en este nivel de volumen, diversidad y ambición que es muy bueno. Sobre todo, significa que hay talento en Argentina. Pero por mucha intención que tuviéramos, por muchas ganas y compromiso de invertir dinero, si no hubiera directores, guionistas, productores, actores, actrices y técnicos de todas las áreas realizando las producciones con nuestro dinero, poco se podría hacer. Quiero dejar en claro que vamos a seguir apostando por Argentina".
Esas palabras repercuten como un aliciente para los técnicos y artistas locales, una invitación a financistas y productores de otros países, y un llamado de atención para quienes desdeñan prejuiciosamente a la pequeña industria audiovisual argentina, la difaman y le niegan la asistencia que por ley corresponde.
Al respecto, casi todos esos talentos estudiaron en la UBA (particularmente Diseño de Imagen y Sonido, como Gastón Girod, director de fotografía, y María Battaglia, directora de arte), la Enerc, que es la escuela de cine del INCAA (hoy menoscabada por la gestión interventora), la Metro de Córdoba, la Universidad del Cine, como los editores Brodersohn y Parysow, y el Cievyc, o hicieron seminarios en SICA, el sindicato de técnicos. Federico Jusid, hoy trabajando en Madrid, Los Angeles y Buenos Aires, se formó en el Conservatorio Superior de Música de Buenos Aires.
Y el director Bruno Stagnaro aprendió primero de su padre, el director Juan Bautista Stagnaro, pasó por algunas aulas y se largó a trabajar. Es el talento máximo de esta patriada, junto al joven pero ya veterano productor Matías Mosteirin, director de K&S Films. Fue Mosteirin quien le propuso hacer la serie “El eternauta” y contactó a Netflix. El resultado está en la pantalla de 200 países.
Lo que vendrá
Lo visto hasta ahora es solo la primera temporada de la serie. La segunda y última recién está en grado de preproducción, exige efectos aún mayores y tiene un mayor trasfondo social y filosófico. Algunos exigirán también mayor trasfondo político. Pero la serie se inspira en la historieta que Héctor Oesterheld y el dibujante Solano López publicaron entre 1957 y 1959 en la revista semanal “Hora Cero”, cuando el autor todavía se mantenía ajeno a la política, y disfrutaba escribiendo las aventuras de “Sargento Kirk”, “Bull Rockett”, “Ernie Pike” y otros personajes para las revistas que él mismo había fundado y que tenían tiradas de hasta 200.000 ejemplares por semana.
Disfrutaba de su familia, su chalecito en Beccar. Lo que vino después ya es otra historia, y es terrible. Vale la pena rescatar el documental “H.G.O.”, de Victor Baylo y Daniel Stefanello, 1999 (la sigla, por Héctor Germán Oesterheld) y el más reciente “La mujer del eternauta”, de Adán Aliaga, 2024, España, biografía de Elsa Sánchez, que a manos de la dictadura perdió en pocos días a sus cuatro hijas, sus yernos, dos nietos, y el marido. Un nieto rescatado, Martín, es hoy custodio de la obra de su abuelo y asesor de la serie.
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