Las escenas más divertidas de «Manejado por el sexo» no son los enredos eróticos de los adolescentes protagónicos sino las que transcurren en una comunidad amish, que lamentablemente no duran demasiado.
Aunque parezca absurdo tratándose de una comedia de guarradas adolescentes, lo único rescatable de «Manejado por el sexo» son los chistes sobre la comunidad amish. El estilo de comedia picaresca adolescente tipo «Porky's» mejoró en la última década con la saga de «American Pie», que tenía gags mucho más inteligentes y sorprendentemente también algo de corrección política en medio de tanto alusión sexual. Dado el éxito de taquilla de las «American Pie», la aparición de subproductos no se hizo esperar.
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Entendiendo que «Manejado por el sexo» es sólo uno de estos subproductos, la verdad es que podría haber sido un poco más entretenida. La trama también le pide algo prestado al «Ultimo americano virgen», ya que tiene que ver con un grandulón que a pesar de andar por los 20 años, aún no ha tenido experiencias con el sexo opuesto, lo que preocupa especialmente a su homofóbico hermano. El problema del protagonista es que no puede acercarse románticamente a la chica que le gusta debido a que ella se encuentra en la categoría «mejor amiga». Como tal juramento de amistad aparentemente no se puede romper, el antihéroe de la película desarrolla un affaire por internet que lamentablemente parte de una pequeña falacia: la foto que le mostró a su enamorada virtual es la de su hermano mayor al lado de su Pontiac modelo 1969.
Luego de una serie de vueltas no muy atractivas, el chico virgen, su mejor amigo y su gran amiga terminan conduciendo el auto robado al hermano mayor para atravesar varios estados y llegar a concretar la noche de pasión.
En el medio de una bate-ría de gags moderadamente inspirados, los chicos se encuentran con un amish (Seth Green), que luego de burlarse de ellos asegurando no conocer qué es inter-net ni nada del mundo moderno, termina demostrando su don para la mecánica de autos introduciéndolos en algunas costumbres non sanctas de los suyos. Por ejemplo, una celebración de mayoría de edad que permite a jovenes amish (chicos y chicas) salir de juerga y hacer lo que quieran durante seis meses. Toda esta parte amish de la película es divertida y original, pero no tiene mucho que ver con la trama básica del viaje para perder la virginidad. Así que pronto la película desciende al nivel mediano de antes con previsibles vueltas argumentales y chistes sólo destinados a alguna tarde de lluvia en el cable.
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