Un año en pandemia: el 3 de marzo de 2020 se detectaba el primer caso de coronavirus en el país

Un hombre de 43 años proveniente de Europa, quien se transformó en el primer caso de Covid-19 en la Argentina. Claudio Pazzi lleva un año donando sangre para ensayos médicos sobre el coronavirus.

ClaudioPazzi, el paciente cero de Argentina

Claudio Pazzi, el "paciente cero" de Argentina

Telam

El 3 de marzo de 2020 el servicio de virosis respiratorias del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (INEI) - ANLIS Malbrán logró identificar el SARS-CoV-2 en un hombre de 43 años proveniente de Europa, quien se transformó en el primer caso de Covid-19 en la Argentina.

Habló el "paciente cero" a un año de la confirmación del primer caso de COVID-19 en Argentina

Se trataba de Claudio Pazzi, que había estado a fines de febrero en Italia y España. Al regresar a la Argentina, el 1° de marzo, realizó una consulta médica porque tenía fiebre, tos y dolor de garganta. Dos días después se convirtió oficialmente en el “paciente cero” de coronavirus en el país.

El caso fue notificado por un establecimiento de salud privado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 2 de marzo. Los análisis fueron llevados a cabo por la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos Malbrán” y en menos de 24 horas, se obtuvieron los resultados confirmatorios.

“En el viaje de regreso a Buenos Aires dormí cerca de doce horas y como al aterrizar me sentía un poco afiebrado y tenía una leve tos decidí ir a que me revisaran en Swiss Medical de manera preventiva, porque tenía todo arreglado para un viaje laboral a Brasil la semana siguiente", recordó Pazzi en declaraciones a la agencia Telam.

Una vez que se confirmó que se trataba de coronavirus, el Ministerio de Salud puso en marcha el procedimiento para detectar a quienes pudieron haber estado en contacto estrecho con Pazzi, sobre todo en el vuelo que lo trajo al país y en sus posteriores traslados.

En ese momento, la Argentina aún permanecía en la etapa de contención del virus, buscando lograr la detección precoz, el estudio, el aislamiento de los eventuales casos y el seguimiento estricto de sus contactos.

“Yo no me sentía mal para nada, era apenas un poco de tos y de fiebre, síntomas que capaz que con una siesta se me iban, pero ni bien llegué ese 1° de marzo y les expliqué de dónde venía me hicieron el hisopado para el test PCR y me derivaron al hospital Agote”, rememoró Pazzi.

Y resaltó que tanto los médicos como el personal del hospital Agote le explicaban “todo con claridad desde el principio”. “Me dijeron que, por la respuesta que había tenido mi sistema inmunológico, no iba a tener secuelas graves, pero como la enfermedad era nueva, esos primeros días se hicieron difíciles porque tuve que explicarle a la familia y a los amigos que no estaba mal y no me iba a morir”, cuenta.

Tras dos semanas en el hospital, Pazzi fue dado de alta y pasó otras dos semanas más aislado en su casa. Y el 9 de abril donó por primera vez una muestra de sangre al BioBanco de Enfermedades Infecciosas (BBEI), una unidad funcional del INBIRS (Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida) dentro de la Facultad de Medicina de la UBA, donde investigadores del Conicet trabajan para procesar y almacenar los productos derivados de esa sangre, como suero y células.

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