Problemas, deseos y ansiedades en el proyecto de salir del cómodo ámbito familiar para tener la libertad de encarar la propia vida cuenta un adolescente, anotando deseos y confrontando con pares de su generación en “Por qué te vas” (Alfaguara), primera novela de Iván Hochman, escritor y actor, protagonista de la exitosa serie “El amor después del amor”. Dialogamos con él.
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La generación Z, vista por uno de sus protagonistas
Diálogo con Iván Hochman sobre “Por qué te vas”. El debut literario del actor que encarnó a Fito Páez.
Periodista: ¿Fue ser Fito Páez en la biopic “El amor después del amor” lo que hizo que su novela “Por qué te vas” saltara de una pequeña editorial a una internacional?
Iván Hochman: Si bien uno va construyendo su figura artística, el camino del libro fue otro, llegó a Alfaguara a través de una profesora que tuve en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), que le acercó “Años luz que no brillamos”, otra novela, que empecé escribiendo en la carrera Artes de la escritura. Pero en Alfaguara decidieron comenzar publicando “Por qué te vas” mi primera novela. Por otro lado, a partir de la serie, a Penguin me llamaron para hacer la campaña de moda de la ropa de Penguin Originals.
P.: En la historia de Milo, que quiere irse a vivir solo, incluye entrevistas a miembros, como él, de la Generación Z, ¿cómo surgen esos retratos de los Centennials?
I.H.: Cuando escribía me di cuenta que tenía que incorporar otras voces que hablaran de la épica y los problemas de irse a vivir solo, y que de ese modo se construía una polifonía generacional, y que de ese modo no fuera uno solo el que habla en nombre de una generación. Hice entrevistas a gente de más o menos mi edad, los elegía porque me interesaba su forma de hablar, de pensar, sus experiencias. No es una foto ni una descripción, sino que es por lo que dicen que los constituye como personajes. Después reconstruí esas voces, las llevé a una página y media, las ficcionalicé y las incluí. Las grabé en 2017. En 2023, cuando presenté “Por qué te vas” invité a esos entrevistados para que leyeran a público sus textos. Después que terminó el acto me comentaron que en lo que había escrito se veían plenamente representados: cómo pensamos, cómo sentimos, incluso ahora que han pasado seis años.
P.: Uno de los entrevistados justifica el irse en “salir de la familia para evolucionar y poder volver”, como en el tango, cansado a la casita de los viejos, porque esa libertad soñada cuesta cara y no es lo que se soñaba.
I.H.: Es la idea del salgo y vuelvo, una idea que gira en la cabeza de todos esos centennials. Aunque ese volver es fundamentalmente estar bien con lo que se ha dejado atrás y no necesariamente regresar a la casa de los padres. Al salir a todos les pasa algo. A Milo se le deforma el lenguaje, la forma de pensar, de ver el mundo. Eso le ocurre por pasar un par de semanas viviendo en la casa de un amigo. La experiencia de esa supuesta libertad les hace a todos confesar: sí, okey, tienen razón, no es fácil.
P.: Un impacto para Milo es que su hermana menor le confiesa que ella también se va de la casa, pero no a vivir sola. ¿La diferencia es que su proyecto no es la mera libertad sino construir algo?
I.H.: El impacto es que Milo está todo el tiempo queriéndose ir, luchando por irse, preguntando por todos lados ¿eso cómo es?, peleándose con todo el mundo, y de pronto la hermana se sienta al piano, toca un acorde, lo mira a Milo y le dice: me voy. No se sabe qué camino estuvo haciendo para llegar a esa decisión. Milo siente que lo pone fuera de su intimidad. En su casa aparecen papelitos con la pregunta “por qué te vas”. Y él se va para vivir fuera de la casa de los padres, no para estar solo.
P.: El retrato de Milo lo diferencia. Es un muchacho judío, de clase media alta, interesado por el arte y la cultura, y frente a la mayoría de millenials y centenials no está atrapado por las redes.
I.H.: El libro está escrito muy desde mí. Hasta 2021 no tenía Whatsapp ni Instagram ni nada. Y lo que quise reproducir en la novela. Milo hace listas, en una pone: no tengo que perder el tiempo, y mi libro es una puerta a otros consumos culturales y experiencias artísticas, por eso está plagado de referencias a libros, películas, discos. Buscaba que el lector, más que decir está en Instagram como yo, encontrara alternativas artísticas para conocer e investigar.
P.: Milo recuerda como haciendo en el colegio una obra de teatro suya logra un éxito inesperado, y así el teatro se le vuelve una elección futura…
I.H.: Son pistas de lo autobiográfico, que a la vez revelan mejor el mundo de Milo, sus intereses. Se muestra el vínculo fuerte con la madre. El abrazo emocionado de la madre después de su actuación es una confirmación. En él hay algo que está diciendo no solo soy actor por lo que pude hacer, sino por lo que pasa en mi familia, también.
P.: ¿Su próximo libro trata también de experiencias generacionales?
I.H.: No, “Años luz que no brillamos” es una novela de ciencia ficción. Trata de un viaje intergaláctico de más de cien años a un planeta habitable porque ya no se puede vivir más en la Tierra, y el lenguaje es un lenguaje roto, desarmado, opaco, extraño. Hay temas que se repiten, preguntas sobre la utilidad de la familia, sobre la maternidad, sobre la paternidad. Se plantea un mundo esencialmente utilitario porque en la nave hay que hacer lo imposible para sobrevivir y hay un control fuerte, opresor, sobre esa sociedad, los nacimientos y las muertes. Me interesaba contar de un mundo destrozado, distópico. Quería que el lenguaje ofreciera una experiencia no solo en el contenido sino también en la forma.
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