Juan Manuel Barrero aterriza en Miami en 2021, con 37, impulsado por la energía propia de quien viene con viento de cola: emprendedor que aprendió de su padre, sus negocios familiares le permitieron liderar proyectos empresariales y también de corte social o comunitario. Su ciudad natal, Trenque Lauquen, lo ve crecer y despegar.
Innovar sin perder la identidad: en Miami, Parrilla con Amigos
La propuesta del encuentro alrededor de las brasas llegó a "la capital de América Latina" de la mano de Juan Manuel Barrero. Cómo es la experiencia de Parrilla con Amigos
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Lazo se llama la compañía que lo lleva a poner un pie en la Ciudad Mágica, a la que sus habitantes denominan "la capital de América Latina".
La clave es que, apenas llega, sus atributos naturales lo llevan a gestionar por sí mismo las relaciones públicas de su startup, una plataforma Software As A Service que asesora a otras startups en materia financiera, contable y de expansión en el mercado de Estados Unidos.
Miami suma Parrilla con Amigos, la experiencia completa alrededor de las brasas
Así, Juan Manuel empieza por crear un primer ciclo de eventos al que bautiza Fernet Fridays. Ya desde el nombre de los encuentros, al tendido de puentes en la comunidad tech latina Barrero le coloca un sello argentino indeleble, signado por el amor que siente por su tierra.
Mientras la cantidad y calidad de tecnología producida por talento latinoamericano en Estados Unidos no para de crecer, y su peso relativo en Miami sorprende a propios y extraños, a principios de este 2023 un trenquelauquense se junta con otro, que viene del palo de las brasas: Guillermo Eleicegui es un chef que tiene bien ganado su lugar en la escena culinaria de América Latina, y apuesta por la gastronomía argentina en Miami al abrir Ossobuco, su restaurante en el que se destaca el asador.
De este encuentro de viejos compañeros de hazañas nace Parrilla con Amigos, el ciclo de comidas que entrelazan lo culinario y la tecnología de una sola y única forma posible: con ingenio argentino.
Barrero lo explica así: “El hecho mismo de que se presentaran a un grupo de determinadas personas dos pibes del mismo pueblo de Argentina, uniendo pasiones alrededor nuestra identidad, y más allá de la tecnología en sí, ya sonaba a experiencia diferente (…) Guillermo es un excelente chef, y cuando nos pusimos de acuerdo sobre la idea fuimos a buscar a CIC para que nos acompañara”.
Claro, porque la historia se completa con el aporte de Alejandra Winter, cuya creatividad se asienta del otro lado de la cordillera: hace 8 años que dejó su Chile natal para trabajar con startups latinas en este nexo entre Américas que es Miami.
Alejandra es Directora del programa Internacional de soft landing del Cambridge Innovation Center – el CIC que menciona Juan Manuel- una empresa que también se dedica a acelerar startups, brindarles apoyo con su desembarco en Estados Unidos, y asesorarlas en relación con los capitales de inversión (VC’s).
“CIC estaba buscando, en Miami, generar más vínculo humano dentro del ecosistema tech latino. Entonces la propuesta de Juan Manuel nos cayó muy bien (…) los cinco encuentros tuvieron características diferentes porque las personas son distintas y llegan a la mesa sin saber con quién se van a encontrar. Además, les pedimos que no hablen de trabajo” explica Winter.
Y es que en el modelo estándar, los eventos tecnológicos son ni más ni menos que cócteles en los que hay música, tragos y algo para comer, pero suelen resultar poco sustanciales. Traducido: cada quién sabe qué está buscando (un inversor, un programador, una startup en la que invertir, un responsable para algún área, o incluso un socio estratégico) y entonces encara las conversaciones con la idea en la frente.
Pues bien, Parrilla con Amigos es un concepto trabajado para evitar esa cacería, y humanizar la dinámica social de los encuentros alrededor de la tecnología.
De hecho, Winter recuerda “en una de las cenas hubo bastante llanto, y en otra nos tentamos de risa varias veces. Porque al ser espacios de pocas personas y en los que el foco es conocerse personalmente, las experiencias se exponen y puede ocurrir que aparezcan emociones que de otra forma permanecerían ocultas”.
El encargado de la narrativa culinaria es, desde luego, Eleicegui, quien prepara los platos y los sirve, explicando el origen de cada corte de carne, algo de la cultura parrillera argentina, y su toque personal.
“Lo que nos llena de alegría es comprobar que logramos la experiencia que buscábamos -completa Barrero- porque al haber una sola conversación en la mesa y no hablar de trabajo, se genera un vínculo distinto. No buscamos nada inmediato, sino que desde Lazo pensamos estas cenas como pilares del capital social de la compañía”.
Este año fueron cinco los encuentros. Planean algunos más para 2024. La idea argentina de comunidad, por estas playas, está lejos de toda grieta. Tiene que ver con el buen comer, las charlas de larga sobremesa, y la calidez que abre puertas.
Es un aporte valioso para el crecimiento del ecosistema tech en la Ciudad Mágica, liderado por latinos pero en el que quienes provienen de países australes no son mayoría.
A lo mejor, en este rubro, es cuestión de calidad más que de número.
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