Con motivo del Día del Rey, fecha emblemática para la monarquía y para los ciudadanos del Reino de Bélgica en todo el mundo, conversamos con el Embajador Hubert Cooreman, quien asumió recientemente su misión en Buenos Aires. En esta entrevista, comparte su visión sobre los vínculos entre Bélgica y Argentina, la comunidad belga en Argentina, Paraguay y Uruguay, su trayectoria diplomática y sus primeras impresiones sobre el país que lo recibe.
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Embajador de Bélgica en Argentina: "Buenos Aires es una ciudad que respira cultura"
Con motivo del Día del Rey de Bélgica, conversamos con Hubert Cooreman, quien asumió recientemente su misión en Buenos Aires.

Periodista: Señor Embajador, ¿qué significa para usted el Día del Rey y cómo se celebra en el exterior?
Hubert Cooreman: El Día del Rey es una fecha profundamente simbólica para Bélgica. Celebramos no solo a nuestro monarca, sino también los valores que representa: constitucionalidad, unidad, estabilidad, consenso y respeto por la diversidad. En el exterior, esta jornada adquiere una dimensión especial. Es una oportunidad para reunir a la comunidad belga, fortalecer los lazos con nuestros socios locales y reafirmar nuestra identidad nacional. En Buenos Aires, lo celebraremos con una recepción en la residencia, donde estarán presentes representantes de las autoridades argentinas, del cuerpo diplomático, empresarios, académicos y miembros de la comunidad belga.
P.: ¿Cómo describiría las relaciones bilaterales entre Bélgica y Argentina?
H.C.: Son relaciones ricas y multifacéticas. Desde el siglo XIX, Bélgica ha tenido presencia en Argentina, con migrantes que contribuyeron al desarrollo agrícola, industrial y cultural del país. Hoy, nuestras relaciones se expresan en el comercio, la cooperación científica, la cultura y el diálogo político. Hay empresas belgas activas en sectores estratégicos como la energía renovable, la logística marítima y portuaria, la tecnología médica y la agroindustria. Además, tenemos una larga tradición de valores comunes en materia de derechos humanos, multilateralismo y sostenibilidad.
Hubert Cooreman.
P.: ¿Qué nos puede contar sobre la comunidad belga en Argentina, Paraguay y Uruguay?
H.C.: En Argentina, la comunidad belga es discreta pero muy comprometida. Hay descendientes de belgas en Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Entre Rios y otras provincias, muchos de ellos vinculados a actividades empresariales, culturales o académicas. En Paraguay y Uruguay también hay presencia belga, con historias de migración que se remontan a varias generaciones. Nuestra embajada mantiene contacto regular con estas comunidades, y buscamos integrarlas en nuestras actividades diplomáticas y culturales. Son un puente vivo entre Bélgica y América del Sur.
P.: ¿Podría compartirnos algo sobre su carrera antes de llegar a Buenos Aires?
H.C.: He tenido el privilegio de servir a Bélgica en diversas funciones diplomáticas, tanto en Europa como en otras regiones del mundo por más de tres décadas. He tenido destinos muy variados en Asia (Vietnam), África (Angola) y Medio Oriente (Egipto y Líbano), esta diversidad de culturas hace esta profesión tan enriquecedora y desafiante. Mi carrera ha estado marcada por el diálogo intercultural, la promoción de los derechos humanos y la cooperación internacional. Llegar a Buenos Aires representa para mí un nuevo desafío, en un país con una historia fascinante y una sociedad vibrante. Me interesa especialmente el papel de Argentina en el contexto regional y global, y estoy comprometido en fortalecer aún más nuestras relaciones bilaterales.
P.: ¿Cómo ha sido su experiencia personal desde su llegada?
H.C.: Muy positiva. Buenos Aires es una ciudad que respira cultura. Me apasiona la lectura, y he comenzado a explorar la literatura e historia argentina. La lectura es una forma de comprender el alma de un país. Además, estoy descubriendo la diversidad geográfica de Argentina: desde la Patagonia hasta el Norte, cada región tiene su riqueza única. Espero poder viajar en los próximos meses y conocer de cerca las distintas realidades del país.
P.: ¿Qué importancia tienen Paraguay y Uruguay en su agenda diplomática?
H.C.: Son efectivamente países que llamamos concurrentes y que cubrimos desde Buenos Aires, lo que representa todo un desafío. En Paraguay, Bélgica coopera en diversas áreas y mantenemos una histórica presencia. En Uruguay, nuestras relaciones comerciales y culturales son muy activas. Hay empresas belgas operando allí con inversiones importantes en el sector marítimo y en el sector logístico, y también una comunidad belga que mantiene vivos los vínculos con su país de origen. Como embajador concurrente, me esfuerzo por estar presente en ambos países y fortalecer los lazos bilaterales.
P.: ¿Qué mensaje desea transmitir en esta ocasión especial?
H.C.: Que el Día del Rey es una celebración de lo que somos como país: diversa, democrática, abierta al mundo. Invito a todos los amigos de Bélgica en Argentina, Paraguay y Uruguay a compartir este momento con nosotros. Es una oportunidad para mirar hacia el futuro con esperanza, reforzar nuestros vínculos y seguir construyendo puentes entre nuestras sociedades.
¡Que viva el Rey! ¡Que viva Bélgica!



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