10 de noviembre 2024 - 19:00

Era millonario pero lo perdió todo y se fue a vivir a una isla desierta: quién es David Glasheen

Fue empresario y logró obtener su riqueza a través un negocio desconocido, aunque una crisis lo dejó en ruinas.

David Glasheen, el australiano que ganó todo en Papúa Nueva Guinea, perdió todo con la crisis del 87´y se fue a vivir a una isla.

David Glasheen, el australiano que ganó todo en Papúa Nueva Guinea, perdió todo con la crisis del 87´y se fue a vivir a una isla.

David Glasheen nació en Sydney, Australia. Su padre era abogado y su madre una dietista. En su juventud, luego de graduarse, trabajó en una industria tabacalera y lanzó su propia marca de helados.

Pero todo cambió cuando uno de sus amigos le dio una recomendación. Llegó a alcanzar una fortuna de 10 millones de dólares y todo era prometedor, hasta que una importante crisis lo sumergió en la pobreza.

Cómo hizo su fortuna David Glasheen

Cuando un amigo le contó de que Papúa Nueva Guinea era el lugar ideal para extraer oro, Glasheen no lo dudó. No obstante, recaudó 2 millones de dólares para realizar la exploración, y lo logró en el año 1980. A partir de allí su empresa minera comenzó a crecer y llegó a cotizar en bolsa a 1,4 dólares por acción.

Por qué David Glasheen perdió toda su fortuna

Durante el Crash del año 1987, la crisis financiera de Estados Unidos se trasladó un día después a Australia, él decidió no vender sus acciones para no aumentar el pánico en los inversores, pero al terminar la jornada se desplomaron a 0,02 centavos de dólar.

Desde ese momento su vida se vino a pique. Su esposa lo dejó, se deprimió, se volvió adicto al alcohol y no paraba de pedir préstamos para subsistir. Finalmente, tomó una decisión drástica.

La vida de David Glasheen en una isla

En el Parque Nacional Ma’alpiku, ubicado en el estado de Queensland, a 3.200 kilómetros de Sydney y situada a pocos kilómetros de Papúa Nueva Guinea, se encontraba la deshabitada Isla de la Restauración, lugar que eligió Glasheen para vivir. El acceso es complicado, sólo en avión, luego 50 kilómetros por rutas peligrosas y por último un viaje en bote de 15 minutos.

"Tenía tres camisas, dos pares de pantalones cortos y nadadores, una antorcha decente, un par de libros, un frasco de chile en polvo, mi cepillo de dientes y un poco de pasta para lavarlos", contó en su momento. En 1997 se mudó y nunca más regresó.

Construyó una cabaña, le agregó paneles solares para poder generar energía y conectarse a Internet, cultiva frutas y verduras y hasta elabora su propia cerveza. La comida tampoco es un problema; una red para pescar, unas piedras para encender fuego y un cuchillo son suficientes para subsistir en el día a día.

David Glasheen

De todas formas, no es tarea sencilla sobrevivir la soledad de la isla. A pesar de que cada tanto recibe turistas, Glasheen compró dos maniquíes femeninos a los que bautizó Miranda y Phyllis. Además, lo acompaña su perro, Zeddi. Por otra parte, cuenta con una buena colección de libros e incluso busca pareja por páginas de citas online, aunque nadie parece cumplir el requisito de viajar a una isla remota.

"La vida aquí es pacífica, segura y satisfactoria", aseguró el australiano en su momento. Se podría decir que es la forma más lujosa en la que podría vivir.

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