5 de enero 2022 - 10:29

Inflación, tarifas y cuánto debería subir el dólar (oficial y blue)

La Argentina necesita ajustar el tipo de cambio, subir las tarifas y aumentar la tasa de interés. La externalidad de estos cambios será un escenario de mayor inflación que afectaría el poder adquisitivo de los salarios.

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La inflación del primer trimestre no sería menor al 15%, el dólar oficial tiene que recuperar lo perdido en el año 2021 y el dólar blue debería acotar la brecha si hay acuerdo con el FMI. Desanclar los precios internos, es como en enero evitar el verano.

La Argentina necesita ajustar el tipo de cambio, subir las tarifas y aumentar la tasa de interés. La externalidad de estos cambios será un escenario de mayor inflación que afectaría el poder adquisitivo de los salarios.

El tipo de cambio oficial en el año 2021 aumentó el 22,1% versus una inflación que se ubicaría en el 50,4% anual (tomando a diciembre con una inflación en el 3,5%). Esto implica que los exportadores vieron aumentar sus ingresos el 22,1%, mientras que sus gastos de estructura crecieron el 50,4% anual. De cara al año 2022 deberíamos ver una recuperación del tipo de cambio por encima de la inflación.

Para el mes de enero de 2022, si queremos mantener un aumento del tipo de cambio del 22,1% anual, el tipo de cambio debería aumentar lo mismo que en enero de 2021 cuando subió el 3,7%.

En el primer trimestre del año 2021 la inflación fue del 13,0% y la suba del tipo de cambio del 9,1%. Para este año, consideramos que la inflación y el tipo de cambio podrían aumentar por encima de los niveles observados en el año 2021, y sería deseable que el dólar oficial le gane a la inflación. En este contexto y si se logra un acuerdo con el FMI, el dólar blue debería acotar la brecha actual del 100%.

Las empresas que participan en la audiencia pública para aumentar las tarifas del gas, ya están mostrando que el impacto en la boleta del consumidor sería entre un 25% y 30%, esto para comenzar con la serie de aumentos que observaremos este año.

Las materias primas a escala mundial están alcanzando precios muy elevados, por ejemplo, nadie ve al petróleo y el gas bajando, el mundo está en una crisis energética, el barril de petróleo está en los U$S 80 y el gas en Europa cotiza a U$S 15 el millón de BTU. En Argentina el barril criollo cotiza a U$S 55 y el gas residencial en torno de los U$S 2,0 el millón de BTU.

Las materias primas agrícolas muestran un cambio de escala en sus precios, el maíz, que durante años valió entre U$S 120 y U$S 140, hoy no baja de U$S 200 y U$S 220 la tonelada. Un mix de situaciones extremas, como la sequía y el cambio en los precios de los insumos, podría generar un cambio sostenido en la oferta del producto. El maíz es un insumo básico para la proteína cárnica, por ende, no queda otro camino que precios a la suba para la carne. El gobierno busca limitar exportaciones de carne para desanclar el precio local del internacional, es como tratar de evitar el verano y que enero sea otoño.

La soja está mostrando muy buenos precios internacionales, lástima que este año Argentina podría llegar a producir menos de 40 millones de toneladas, producto de la gran sequía que vive el campo argentino. En la campaña 2014/15 llegamos a cosechar 60 millones de toneladas, y en la sequía de la campaña 2017/18 unos 38 millones de toneladas. Este escenario es muy similar a la campaña 2018.

Todo este escenario se ve agravado con una baja muy importante en el río Paraná que hace que buena parte del maíz y trigo salga por los puertos de aguas profundas de Necochea y Bahía Blanca. La soja procesada, como aceite y harina, sale de los puertos de Rosario, con buques con menos cargas y un mayor peso en el costo de flete. Esto hace que el productor reciba menos dinero que el esperado.

Como podemos apreciar no hay forma de detener en el año 2022 un proceso inflacionario en la economía, producto de mayores precios en las tarifas y en los alimentos de la canasta básica.

La inflación en Argentina es un fenómeno estructural, cuyo punto de partida es monetario, tenemos déficit fiscal y es financiado por la emisión monetaria. Un balance de los gastos a noviembre de 2021 y contemplando los últimos 12 meses, los subsidios económicos representan el 3,0% del PBI. Si elimináramos los subsidios, tendríamos equilibrio fiscal primario, pero nada es lineal, la ecuación económica quedaría muy desarticulada. Los precios de la luz y el gas serían impagables para el nivel de salarios que tiene la media de los argentinos. No tenemos plan económico.

Conclusiones

  • Argentina, en el primer trimestre del año, va a tener que convivir con una inflación superior al 15% y probablemente una devaluación del dólar oficial superior a dicha marca.
  • Los precios de las tarifas podrían duplicar la inflación del primer trimestre del año. En alimentos la suba podría potenciarse si el escenario de sequía recrudece.
  • Es imposible desanclar los precios locales de los internacionales. Hay que adaptarse al mundo, es imposible adaptar al mundo a nuestros precios.
  • Es altamente necesario que Argentina piense más en atraer inversiones que en distribuir riqueza que no hay. Cuanto más suben impuestos menos inversiones se realizan, hay menos trabajo y el PBI per cápita es más bajo. A mayor distribución de riqueza más pobreza porque el que tiene dinero lo emigra al exterior.
  • Argentina necesita en el primer trimestre del año un acuerdo con el FMI para ordenar los vencimientos de deuda, es una condición necesaria pero no suficiente para asegurar un año de crecimiento. Si logra este acuerdo podría reducirse la brecha entre el dólar blue y el oficial, más por la suba del dólar oficial que por la baja del dólar blue.
  • En el año 2022 vamos a extrañar al año 2021, el campo nos devuelve sequía, Brasil está en recesión y enfrenta un año electoral, el poder adquisitivo del argentino es muy bajo, no podremos desanclar los precios internos de los internacionales.
  • La política está lejos de los problemas económicos, el mundo no vive un cambio de época, vivimos una época de cambios permanentes, y la sensación es que la clase política argentina está en el pasado, no entiende el presente y no se adapta a los cambios.

Analista financiero

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