Históricamente el dólar atraviesa momentos complejos cuando la Argentina ingresa en clima electoral. Si bien es cierto que las elecciones provinciales son en septiembre y las nacionales en octubre, julio culmina el período de cosecha gruesa, lo que mantuvo a raya el impacto del déficit de cuenta corriente. Personas físicas compraron entorno a u$s3.000 millones, desde el levantamiento del cepo, aunque no en su mayoría como atesoramiento sino para pagos de tarjetas por gastos en el exterior.
El dólar en tiempo electoral: el Gobierno necesitará utilizar algún as bajo la manga para calmar a los mercados
El clima preelectoral también supone relajaciones cambiarias adicionales al régimen actual posterior a los comicios de octubre. La escalada actual del tipo de cambio podría estar marcando un equilibrio nuevo.
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Resulta lógico que la Argentina vaya hacia un esquema de tipo de cambio más apreciado.
Pero volvamos por un momento al tema agro, en las DJVE (declaraciones juradas de ventas al exterior), el sector agrícola informó ventas por u$s8.150 millones, de las cuales solo liquidó u$s3.600 millones, dejando u$s4.550 millones para las primeras tres semanas de julio, aunque acorde a fuentes privadas el monto podría ser incluso mayor. Si en julio se liquidara este monto, para lo cual posee los incentivos de las alícuotas reducidas de retenciones, se transformaría, el mes corriente, en el mas alto de la historia luego de septiembre 2022. Recordemos que fue el mes en que asume Massa como ministro de economía y lanza el dólar soja generando liquidación récord de u$s8.000 millones en un solo mes.
Pese a lo mencionado, el tipo de cambio acelera tanto en el spot (precio actual) como en los futuros donde diciembre, aunque el Gobierno proyectó un tipo de cambio de $1.220, ROFEX diciembre ya cotiza en la zona de los $1.450. El informe del J.P. Morgan el fallo de YPF, y la falta de reservas ponen en jaque el plan económico, donde el Gobierno necesitará utilizar algún as bajo la manga para calmar a los mercados. La emisión de títulos en pesos con suscripciones en dólares, trajo malos recuerdo de las corridas del 2018–2019, cuando los compradores quisieron salir, al mismo tiempo que el BOPREAL serie 4 no está “aspirando” la cantidad de pesos que se esperaba en primera instancia. Aquí surge una primera pregunta, tomando una TIR del 9,5% para los bonos en cuestión, el tipo de cambio implícito era de $1.460, ¿eso quiere decir que el mercado lo ve caro, o que no hay suficiente demanda de dividendos? Creo que la respuesta está en que no es ni una ni la otra, sino que el clima pre electoral también supone relajaciones cambiarias adicionales al régimen actual posterior a los comicios de octubre. Esto sugiere presiones adicionales al tipo producto de mayor movilidad de capitales.
¿Un nuevo equilibrio del tipo de cambio?
De todas formas, poniendo en contexto, al inicio del año el tipo de cambio contado con liquidación cotizaba en $1.186,93, lo que marca un alza, tomando el precio al momento de esta redacción de $1.270, una suba del 7%, mientras que el oficial (tomando el mayorista) del 20,16%. El problema no es tanto la suba en sí, sino la expectativa que el Gobierno tiene con quebrar la banda inferior que ya es de $970, mientras que la superior escala a $1.442,42, es decir una brecha del 48,66%. Otro punto clave es el cobro de intereses y amortizaciones que se efectuará el 09/07, por un monto de u$s4.243 millones, de los cuales aproximadamente cobrarán cuentas locales de argentinos unos u$s2.000 millones. Por lo que esta escalada del tipo de cambio podría estar marcando un equilibrio nuevo, donde los comercios toman aire licuando deuda en pesos y mejorando los precios en dólares. Por último, el pago de aguinaldos, sugiere la venta de dólares por parte de empresas para hacerse de los pesos que cubren dichas erogaciones, lo que podría generar una baja adicional, aunque se compensa cuando las personas en relación de dependencia deciden comprar la divisa.
Si tomamos en cuenta las proyecciones del Gobierno de un 22,7% de inflación para el 2025, deberíamos tener en el segundo semestre un IPC acumulado de 13,57%. Si tomamos el tipo de cambio al cierre de junio, el CCL a $1.210, ajustado por inflación arroja un cotización de $1.374 para fin de año, aunque el Gobierno proyecta $1.220. Lo que se pone en juego en uno y otro precio es la oferta de dólares que pueda volcarse a la economía generando crédito en moneda extranjera, pero no solo para compra de autos e inmuebles sino también para consumos como electrodomésticos. Es decir, es lógico que la Argentina vaya hacia un esquema de tipo de cambio más apreciado, dado el cambio en la matriz productiva local liderada por el sector energético, pero aún falta que factores como la “dólarización endógena” tomen fuerza, lo que también permitirá una reducción de las tasas en pesos al competir con las tasas en dólares.
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